¿Cuántas semanas pasaron desde aquel día en que estábamos destinados a conocernos, hasta el momento en que reuniste el valor para demostrar tus sentimientos a un extraño como yo? Ni siquiera tengo la menor idea del porqué acepté en primer lugar conocer a un desconocido como tú.
A veces me pregunto si en verdad soy capaz de enamorarme de alguien del quien dudo de su nombre. Parece que salimos a pasear las veces en las que una mujer le llega su periodo irregular y en verdad aprecio cada una de las conversaciones que pudimos tener; quizá lo aprecio por mi gran soledad.
Existen religiosos y también creyentes en el amor a primera vista como tú, sin embargo, ideologías como las anteriores no son algo que suelen contrastar con mi personalidad.
Estoy confundido.
Lavo mis manos cada vez que siento que un problema me asfixia y que las inquietudes abruman todos mis pensamientos. Tus sentimientos por mí son un problema que ni siquiera el jabón es capaz de eliminar. Perdí la cuenta de cuantas pastillas utilicé.
Pensar en que debo corresponder tu amor hace que sienta unas gruesas y pesadas cadenas que recorren todo mi cuerpo, arrastran lentamente y dolorosamente hacia ti. Siento como las espinas de un rosal perforan mis ojos para evitar fijarme en alguien más.
¿Qué pasaría si te digo que aún estoy enamorado del pasado? De aquel pasado donde ni siquiera sabíamos la existencia del otro, ¿Sería capaz de encontrar la llave y liberarme de estas cadenas? Las espinas dejarán ceguera como secuela, pero prefiero ello a tener que amar vaciamente, a tener que entregar mi cuerpo a un extraño como tú, a alguien de quien me miento a mí mismo de que amo.