trozos de Cristal [libro 2 - Saga Cristal]

Capitulo 2

2


Sentía pena al mirar a Seth, ya no podía hacerlo.

Habiendo analizado la situación repetidas veces, se dio cuenta de que su guardaespaldas estaba perfectamente consciente de que la caída fue producida por él.

Aún un día después, y de haber llegado de regreso a Washington, Boneka seguía intentando no tener contacto visual con él, estaba comenzando a doler cada vez más tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos.

Había anhelado tanto aunque fuese un apretón de manos, extrañaba sus abrazos, extrañaba que la calmase o que simplemente le cantase una canción, pero nada ocurría.

Dolía tanto pensar en que todo aquello lo había causado ella misma cuando se encerró en su depresión meses atrás y cuando aún después de haber salido de ella, había tomado la mala decisión de mantenerse alejada.

Ella misma lo había alejado de esa manera.

Todo era tan irónico, Seth era su guardaespaldas, debía cuidarla día y noche manteniéndose como mínimo a cinco metros de ella, seguirla así fuese a la cocina por un poco de agua. El único lugar al que no tenía necesidad de pasar era a su habitación. Todo debido a que su padre se había vuelto aún más sobreprotector.

Él debía estar cerca y eso no le molestaba en lo absoluto, solo había comenzado a traerle tristeza porque no podía negarlo: Cada día lo quería más.

Pensó que el sentimiento desaparecería pero sucedió lo contrario, solo había crecido.

Pudo haber hablado con él pero tenía miedo de que este ya no sintiese nada hacia ella. Quizás se había dado cuenta que era solo una niña, después de todo, Seth le llevaba ocho años.

Estaba casi segura que él no le correspondía. Cuando estaban en una misma habitación, él parecía más concentrado en cualquier objeto que en ella o en cualquier otra persona.

Nunca chocaban miradas, de hecho, rara vez ocurría, he allí lo afectada que se encontró el día que estaba probándose vestidos para el cumpleaños de su padre.

Ahora se sentía completamente triste.

—¿Boo? —preguntó su hermano tocando la puerta— ¿Aún te bañas?

Al oír la voz de Lucas una imagen apareció inmediata e inevitablemente en su mente: Paris.

Se sintió culpable en ese momento.

Lucas amaba a Paris y lo sabía, ella lo amaba a él, estaban irremediablemente locos el uno por el otro. Los recordaba riéndose felices en su casa, en una simple cena o en una elaborada fiesta, siempre satisfechos de que se tenían sin importar lo cruel de la situación que los rodeaba a todos.

Se sintió entonces peor por el hecho de que ella lloraba por un amor que solo era inalcanzable pero estaba vivo y de pie en algún lugar a unos pocos metros de distancia. Pero Lucas... él había perdido el suyo, ya no podría abrazarla de nuevo, ya no podrían casarse como habían planeado luego de que ambos saliesen de la universidad, no tendrían un hijo llamado Lucas si era niño o Laris si era niña.

No podrían estar juntos nunca más y no porque no quisieran sino porque la muerte los había separado incluso antes de prometerse que estarían juntos hasta que esta lo hiciera.

Si tanto dolía para ella, ¿cuánto más dolía para Lucas, cuya relación había durado más de cuatro años?

Y ella extrañaba a Paris, ¿cómo no hacerlo? La quería también y más nunca volvería a verla, recordaba todos esos momentos que compartieron y cómo es que se habían vuelto como hermanas....

—¡Boo! ¡No me hagas derribar la puerta! ¡Responde! ¿Estás viva?

La voz de su hermano la hizo salir de ese trance, tomó aire empujando el nudo que se hallaba en su garganta.

—No —bromeó—, no lo estoy, llegaste tarde.

Se colocó de pie en la ducha, aún con el agua cayendo por todo su rostro.

—¡Muy graciosa! Tessa te está esperando afuera, así que apúrate.

—Cinco minutos y estaré con ella —respondió quitando el cabello de su cara.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba llorando. Estaba perdida en sus pensamientos y las lágrimas se habían confundido con las gotas de agua que caían en su cabeza.

Otra vez estaba llorando, pero no por el pasado. No, era por amor.

Era por Seth y era por Lucas y Paris.

Mecánicamente se movilizó hasta quedar completamente vestida y estar desenredando su cabello.

Se miró al espejo por última vez y la hinchazón no había bajado. Se sintió culpable ante la idea de haber acabado con el amor tan grande de Paris y Lucas, pero algo le decía que no era su culpa. Tomó la biblia que le había regalado Tessa un mes atrás y abrió la puerta.

Tenía que ser.

Seth estaba de pie justo frente a ella. Sus miradas se encontraron por fracciones de segundos hasta que Boneka miró hacia el suelo.

—Venía a decirle que Tessa estaba aquí —explicó—. ¿Está bien, Señorita Boneka?

Odiaba que le llamase de esa forma tan distante.

—De maravilla, Guardaespaldas —espetó pasando de él.

Caminó unos cuantos metros hasta llegar a la pequeña sala de estar, cerca de su habitación.

Efectivamente, allí estaba ella.

—Lamento la demora —dijo sentándose frente a Tessa—, es que decidí lavarme el cabello a ultima hora y por eso he tardado más.

Boneka intentaba mantener su cabeza gacha para que no notase lo que su rostro delataba.

—¿Y realmente piensas que voy a creer eso? —Preguntó ella sentándose a su lado— A ver esa carita.

Tessa tomó el rostro de Boneka entre sus manos. En un intento por reprimir las lágrimas aún amenazantes, cerró sus ojos con fuerza mientras mordía sus labios.

—¡Oh, no, mi chiquita! —exclamó abrazándola.

Aquello solo detonó su llanto de nuevo.

—¿Por qué? Hace mucho tiempo que no lloras, ¿qué sucede?

No respondió nada, solo se limitó a aferrarse a ella con fuerza, pretendiendo encontrar consuelo.



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En el texto hay: psicopata

Editado: 22.09.2020

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