Song condujo hasta el restaurante, durante ese tiempo pude apreciar la ciudad, ya era de noche, las luces cobraban vida y daban un ambiente mágico, las personas caminaban tranquilamente bajo la tenue luz.
Dirigí la mirada hacia Song, nuestros ojos se encontraron, pude ver un destello en ellos, un destello mucho más brillante que las estrellas que nos acompañaban esa noche; el momento fue fugaz, Song me obsequió una pequeña sonrisa y enseguida volvió la mirada hacia el camino.
— Listo, llegamos —me dijo al mismo tiempo que desabrochaba su cinturón de seguridad. Vi por la ventana, era un restaurante muy elegante, pero a la vez sencillo, daba un cierto aire acogedor.
— Se ve muy agradable —le dije mientras desabrochaba mi cinturón. Song respondió con una sonrisa, después bajó del auto y se dio la vuelta.
— Permíteme —dijo abriendo la puerta del auto.
— Gracias —respondí un poco sonrojada.
La gente comenzó a gritar y a tomar fotos, Song y yo entramos al restaurante lo más rápido posible y tomamos asiento, él me miró tiernamente.
— ¿Por qué me miras así? —le pregunté nerviosa.
— ¿De qué manera? —respondió apoyándose sobre sus manos y continuó admirándome.
— Olvídalo —sonreí cubriéndome con mi mano.
Song continúo mirándome unos segundos más y después reímos.
— Es un gusto recibirlos aquí —nos dijo el gerente muy entusiasmado, después llegó un mesero y nos entregó las cartas. —Estamos a sus órdenes, cualquier cosa no duden en llamarnos, con gusto los atenderemos.
— Gracias —le respondimos y después se retiraron.
— ¿Qué te gustaría pedir? —Song me preguntó mientras observaba su carta.
— No lo sé... —respondí indecisa. —No soy muy fan de la comida asiática, nunca la había probado.
— Bien... Entonces permíteme recomendarte el gogi gui —me dijo y después me lo mostró en la carta. —Es barbacoa coreana.
Arrugué la nariz he hice un gesto de desapruebo, después sonreí.
— No me digas que eres vegetariana... —Song sonrió.
— No, no lo soy —reí. —Es solo que prefiero algo más ligero.
— Muy bien... Entonces deberías probar el bibimbap —volteó su carta y me mostró una foto del platillo.
— Se ve delicioso —le dije sonriendo.
— Muy bien —respondió devolviéndome la sonrisa. —Entonces será el bibimbap.
El mesero pidió nuestra orden y después se retiró.
— No te preocupes, si no te gusta puedes pedir otra cosa —dijo mientras se acomodaba en la silla. —Yo pagaré la cuenta.
— Eres muy amable —sonreí. —Pero no me sentiría bien si lo haces.
—Jajaja, tú no te preocupes, yo te invité a cenar, ¿recuerdas? —sonrío.
Le devolví la sonrisa y mientras esperábamos nuestra comida charlamos un rato sobre nosotros, nuestra mesa estaba junto a una gran ventana, se podía apreciar perfectamente como las personas caminaban felices por las iluminadas calles.
— Seúl es muy hermoso —dije mientras admiraba la vista.
— Si, si lo es... —me dijo admirando la vista conmigo.
— ¿Naciste aquí en Seúl? —le pregunté dirigiendo mi mirada hacia él.
— Si, he vivido aquí desde siempre —respondió aún observando afuera.
— Debe ser muy lindo —le dije.
— Si —respondió sonriendo, después me miró. —¿Y tú, dónde naciste?
— Nací en Oregón, viví ahí hasta los 13 años, después me mudé a Nueva York, y ahora vivo ahí —respondí.
— ¿Y te gusta vivir ahí? —me preguntó observándome fijamente.
— Si, eso creo —le dije agachando la cabeza un poco triste. —Extraño un poco mi antiguo hogar, y a mis padres...
Song notó mi tristeza y me miró.
— Lo siento, te estoy incomodando —dijo sintiéndose mal.
—No, no te preocupes, todo está bien —respondí y le regalé una sonrisa. —Me gusta hablar de mi familia.
— ¿Entonces no te incomoda? —preguntó.
— No, está bien —le respondí.
— Okay... —sonrió. —Y... ¿Por qué tus padres no viven contigo? —preguntó.
— No me siento cómoda viviendo con ellos —suspiré. —Es algo que desde hace varios años he sentido, no sé por qué, pero quiero mantenerme lo más lejos posible de ellos.
Song se mantuvo en silencio, analizando la situación y pensando en la siguiente pregunta.
— ¿Entonces no los visitas? —preguntó.
— Solamente los veo una vez al año —le dije. —Regreso a Oregón para el día de acción de gracias.
— Debe ser difícil —comentó con un tono comprensivo.
— Si... —respondí. —¿Y tú?, ¿vives con tus padres?.
— No, pero vivo cerca de ellos —respondió.
— Que lindo —le dije sonriendo.
—Si —me dijo devolviéndome la sonrisa.
La comida llegó, el mesero arregló la mesa y se retiró después de preguntarnos si deseábamos algo más.
— Huele delicioso —le dije admirando la comida.
— Si, así es —sonrío y después tomó los palillos. —Provecho.
Observé a Song por unos segundos y después sostuve los palillos torpemente, tenía un poco de dificultad con ellos.
— Creí que lo tenía... Practiqué mucho —murmuré mientras trataba de acomodar los palillos.
Song levantó la mirada y notó que estaba teniendo problemas.
—¿Necesitas ayuda? —me preguntó mientras limpiaba su boca con una servilleta.
— No, está bien, yo pue..., podré hacerlo —respondí nerviosa haciendo varios intentos fallidos. Song sonrió.
— Tienes que tomarlo de ésta forma —me dijo mientras tomaba mi mano.
— Gracias —le dije sonrojada.
— Habrá muchas escenas donde tengas que comer —me dijo soltando mi mano. —Descuida, yo te ayudaré a practicar.
Nos ofrecimos una última sonrisa y después comenzamos a comer, Song me miraba tiernamente.
— Sabe delicioso —le dije disfrutando la comida.
— Sabía que te gustaría —respondió riéndose.
Tomó un poco de su comida y la acercó a mí.
— ¿Quieres probar? —me preguntó sonriendo.
— Yo... —contesté nerviosa.