Tu eres mi arte

Capitulo 7

Las semanas han pasado luego de mi pequeña recaída donde por arte de magia no termine con mi vida, la universidad cada vez se pone más pesada y mis problemas mentales parecen incrementar al igual que los trabajos escolares.

La única razón por la que lucho para seguir a flote es mi madre además de que Liam diariamente está conmigo a las horas en las que parece que voy a tratar de atentar contra mi vida.

- Elleonor tenemos que irnos - sonrió al saber de quién se trata.

Ayer por la tarde luego de mi última recaída Liam quedó en llevarme al doctor, un nuevo doctor donde podamos tratar mis problemas y yo no tengo conflicto con eso, estoy cansada de ser la misma chica con problemas emocionales y psicólogicos que no vale nada.

- Ya salgo, espérame abajo.

Termino de colocarme mis converse de blancas y me miró al espejo, mi cara poco a poco está dejando de ser tan delgada como lo era el primer día que llegue aquí, mis caderas comienzan a tomar forma pero aún siento asco al ver mi aspecto, me limito a solo ver si la ropa que elegí está bien y estoy en todo lo cierto, aquel vestido viejo que arregle hace unos días quedó aún mejor de lo que estaba y se me ve demasiado bien.

En cuestión de minutos estoy subiendo me a la camioneta de Liam, pensando en todas las posibilidades que tengo que curarme, de acabar con todos mis problemas pero siempre que me lo pregunto la respuesta es negativa y esta vez no es la excepción.

- ¿A dónde iremos? - pregunto.

- Es un psiquiatra familiar, creo que te puede ayudar con tus problemas. - dice sin mirarme.

Me contengo de contestar y protestar sobre un psicólogo y lo logro, toda mi infancia vi a los mejores psicólogos del mundo pero ninguno me pudo ayudar, solo me preguntaban cosas estúpidas y parecían comprenderme pero jamás lo hicieron, mi madre dejo de llevarme con ellos la vez que uno logró propasarse conmigo.

- ¿Por qué lloras?.

Toco mi cara poco a poco, una vez que siento el liquido transparente debajo de mis ojos, no me puedo contener, las lágrimas salen tan naturales que pareciera que llorar es algo normal en mi y técnicamente si lo es.

Flashbacks de aquella vez atormentan mi mente, causando un tsunami de emociones, creí haber olvidado esa experiencia pero parece que jamás la olvidaré, pareciera que sus sucias manos están tatuadas en mi piel al igual que sus asquerosos besos. Recordar ese suceso de mi vida me deja un mal sabor de boca, tenía doce años cuando eso ocurrió, ni siquiera me había llegado el periodo y el abuso de mi sin importarle lo que yo sintiera, lo que eso podía causarme.

- ¿Estás ahí? - me interroga Liam.

No puedo hablar, ese suceso se volvió a desbloquear de mis recuerdos y es difícil que vuelva a ser bloqueado, tal vez poco a poco todos se irán desbloqueando y eso va a terminar conmigo.

Por obra de dios reaccionó y veo donde estamos, el patio de la casa está ligeramente podado tanto así que pareciera que es sintético, miro a Liam en busca de una respuesta y el parece entender mi mirada.

- Es casa de una de mis tías, el psicólogo que venimos a ver es mi tía aunque ya está retirada pues se canso del abuso que su jefe le daba al trabajar horas de más sin paga así que cada que tiene un cliente lo atiende en casa.

Miro la “casa” detenidamente, podría decir que es aún más grande que la mansión en Beverly Hill's de mi madre, me gusta la arquitectura al igual que como está pintada por fuera.

Entro a la casa siguiendo a Liam, mis nervios parecen galopar cada vez más rápido, en cuestión de segundos estamos en uno de los cuartos de la casa.

- Hola tía. - saluda Liam.

- Oh cariño, pensé que la cita era para ti pero ya veo que no.

¿Liam en un psicólogo?.

- Ella lo necesita más que yo - le dice - Regreso más tarde, dile a mi tía que me marque cuando tenga que recogerte, ya que tú jamás usas tu teléfono - me dice.

Una vez que Liam se marcha su tía me hace recostarme en uno de los sillones  que tiene para relajarse, las preguntas comienzan y yo las respondo tratando de ser lo más sincera aunque no lo logro, aún no puedo entrar en confianza tan rápido y ella parece notarlo luego de un rato.

- Si no me cuentas todo no podré ayudarte cielo, se que es muy pronto para que me digas todo lo que te ha pasado pero reconcideralo, tal vez es hora de sacar tus demonios y dejar que alguien te ayude, yo más que nadie se que es difícil contarle a alguien sobre tu vida y lo que te hace mal, pero es por tu bien. - concluye y yo suspiro.

Tal vez ella tenga razón, tal vez si saco todo esto puedo dejarlo atrás, aunque si bien lo se no es nada profesional que le cuente todos mis problemas en un día, hay algo en ella que me ayuda a confiar y quiere hacerlo.

- Muy bien, comenzaré desde que nací .

- Adelante, tenemos todo el día.

- mi infancia no fue como la de las otras chicas, mi padre nos abandono a mi corta edad de cuatro años, todos los días veía a mi madre llorar por no ser suficiente para mi padre, mi padre por otro lado era una persona que jamás me dijo alguna palabra bonita y aunque tenía poca edad recuerdo eso como un suceso que jamás se irá de mi mente. Con forme fue creciendo los problemas se fueron incrementando, me la pasaba vomitando y sintiéndome gorda en todo momento así que mi mamá decidió llevarme a algunos psicólogos, dos de ellos marcaron mi vida, el primero quiso propasarse pero no lo logro y el segundo si lo consiguió - mis lágrimas caen otra vez y la voz se me corta, no puedo continúar.

- Cuando tu quieras seguir cielo.

- Hace un rato mientras venía en el auto recordé el suceso de como ese hombre me violó y logro salvarse se la cárcel, pero eso no fue todo, cuando mi madre se dio cuenta dejo de llevarme con psicólogos pero yo no estaba bien así que me mandó a un centro de rehabilitación donde estuve aislada y ahí lo único que hacía era pensar en lo desgraciada que era la vida, creo que desde ese momento me di cuenta que estaba desgraciada de por vida pues fue cuando los problemas alimenticios comenzaron, anorexia y bulimia, se volvieron mis nuevas amigas.




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