A la mañana siguiente, en casa de Roberto, él ya se encontraba en el comedor con los niños, cuando entró Ana para desayunar, y Angie se levantó y corrió hacía su tía abrazándola.
- buenos días a todos, ¡hola hermosa! ¿Cómo amaneciste?
- muy contenta tía, porque ya estás aquí y podemos decirte muchas cosas que han pasado – Roberto la llama
- Angie, hija, ven a desayunar, deja a tu tía que se siente también – y la niña obedeció a su padre, pero se sentía impaciente por revelar la noticia.
- ¿qué está pasando aquí? Dice Ana sentándose en su lugar de costumbre – siento que me están ocultando algo ¿qué es? – Roberto le dice:
- mejor comencemos a desayunar y después hablamos, y como dice Angie, efectivamente tenemos que decirte algo, así que… - tomando el tenedor y el cuchillo comenzó a comer – disfrutemos tu primer desayuno en casa después de seis meses de ausencia. Los demás siguen su ejemplo y entre anécdotas de Ana vividas en New York y en México, todos reían, pero en un momento dado, Daniel miró el reloj que estaba en el comedor y también a su padre y luego volvió la mira al reloj. Roberto captó el afán de su hijo, porque sabía que su preciosa prometida, su linda diablilla estaba por llegar y no había preparado a su hermana sobre las novedades en la familia – bueno hermana, te tenemos una sorpresa y espero que sea de tu agrado – cuando en ese momento sonó el timbre de la puerta - ¡Dios, mi prometida se adelantó!
- ¿Quién será a esta hora de la mañana? ¿estamos esperando a alguien? Pregunta Ana con cara sorprendida.
- esa debe ser Fer - dice Angie y corre a la puerta toda contenta
- ¿Fer? Preguntó con los ojos como plato - ¿Por qué viene Lucía Fernanda a esta casa?
- Esa era la sorpresa que te teníamos – dice Roberto con una sonrisa de oreja a oreja – en eso entra Angie rodando un cochecito y en compañía de una Lucía Fernanda radiante y hermosa con un bebé en brazos, Roberto se levantó de su silla y fue al encuentro de ella, la abraza y le da un beso tierno en los labios – Hola, mi amor. Te me adelantaste, hermosa.
- Sí, es que estaba impaciente de ver a Ana – le devuelve el beso y en eso la bebé se le lanza a Roberto para que la tome en brazos.
- ¡Hola! ¿Cómo está la bebé de papá? – Antonella al ver a Roberto tomarla en sus brazos, le sonríe y acerca su boquita a la mejilla para darle un beso lleno de babas y él se carcajea fuerte al ver ese gesto.
- bueno… ¿alguien me puede explicar qué está pasando aquí? Ana se impacientó, explotando al ver que nadie decía nada y todos estaban alrededor de Fer y del bebé.
- ¡qué pena, hermana! Es que me emociono cuando veo a mi pequeña diablilla y a este pedacito de cielo – todos se voltean hacia donde esta Ana y la miran sonrientes – Ana Leonor Montemayor, te presento a hermosa prometida Lucía Fernanda Benavides y a nuestra hija Antonella – Ana los ojos y la boca abierta toda sorprendida.
- ¿prometida? ¿su hija?, pero ¿cómo? Si ustedes se detestaban a morir, ¿Qué fue lo que pasó? – lanzaba preguntas sin dejar que ellos las respondieran. Roberto le pone un brazo en sus hombros y le dice:
- vamos a la sala a sentarnos y te contamos que fue lo que pasó y por qué tenemos una hija de casi dos meses. Todos salen del comedor y se dirigen a la sala, se acomodan en los sillones y sofás, Roberto con la bebé en sus brazos y Lucía Fernanda a su lado, los gemelos se acomodan un sillón los dos y Ana en un sofá. Él comienza a contar todo lo que pasó desde que comenzó la Jornada de Salud y el origen de la bebé, la promesa que le hicieron a la madre, el adelanto de la petición de manos y el pronto compromiso que se generó, pero que a pesar de todo eso, están felices de que todo hubiera pasado de esa manera. Además, le explicaron de cómo descubrieron ambos que se amaban y de los planes que tenían antes de aparecer Antonella en sus vidas.
- ¡vaya! Sí que han pasado cosas desde que me fui – sonrió y fue a abrazar a Lucía Fernanda, que también estaba emocionada – bienvenida a la familia Fer, puedes contar conmigo para lo que se necesite, ahora que estoy aquí – dijo volviendo a su lugar - ¿y para cuándo será la boda?
- eso depende de la legalización de los documentos de Antonella con el ICBF, ya que saben de la intención de adopción, pero como somos solteros y Lucía Fernanda no ha cumplidos su mayoría de edad, ni tampoco ha terminado sus estudios, pues estamos pensando que sea después del cumpleaños de ella – le informó Roberto – todos querían que la dejásemos con los del Instituto, pero nos negamos, así que me tocó adelantar el compromiso visible ante sus familiares.
- aunque ya te habías comprometido con ella el día de su cumpleaños – concluyó Ana sonriendo y observó que Fer le blanqueó los ojos y ella soltó una carcajada – sí sabía sobre el camafeo.
- ¡claro! Y yo que pensé que era un cachivache común y corriente pero hermoso – y después de decir eso ella también se carcajeó al ver la cara de sorpresa y enojo disimulado de Roberto y de Ana - ¡perdón! Pero es un lindo cachivache y lo amo, jajajajaja.
- Más te vale, chiquilla, porque si no… - se acercó a su oído y le murmuró – te voy a castigar con torturas que ya tengo en mente – le dio un beso en la mejilla, le guiñó un ojo y le sonrió al ver cómo se había sonrojado por su comentario. Ana también vio el sonrosado rostro de su futura cuñada y sonrió.