ADRIEN
-Eh... ¿Ustedes se conocen? -ojos azul cielo nos miran expectante.
La morena se percata de lo muy cerca que estamos por lo que pone algo de distancia entre los dos, sus mejillas se sonrojan sacándome una sonrisa, después de todo, no es tan inmune a mis encantos.
-No, no, ¡no! Ni Dios lo quiera -me taladra con la mirada y mueve su mano derecha haciendo una especie de cruz en el aire.
¿De verdad, eso era necesario?
La rubia nos ve como diciendo ¿y entonce por que tan juntos?
-Lo que pasa es que tropezamos, nada más. Y por eso le estaba pidiendo disculpas a su amiga -agrego para salir del paso.
La chica a mi lado abre la boca para insultarme y desmentirme, estoy seguro, sin embargo se limita a darme una mirada crítica.
-Idiota -masculla sin más mirándome.
-¡Saramy! -se exalta la otra.
-OK, discúlpame por eso... Yo no debí hacerlo.
-¡Ja! ¿que te disculpe por qué exactamente? -pregunta con sorna, veo muy claramente lo que quiere, sospecho que ya notó mi interés en su amiga.
-Solo fue un simple roce, no creo que sea para tanto -respondo con una sonrisa jovial.
-¿Un simple roce? Juegas conmigo ¿verdad? Ve quitando esa sonrisa de puerco si no quieres que se te caiga el juego -me encara acortando un poco nuestra distancia.
Mi sonrisa se esfuma, efectivamente. Maldita sea la hora que vine a besar a esta loca.
-Creo que podemos arreglar esto de una manera civilizada -mis parabras son frías y monótonas, me aventuro a dar un paso hacia adelante, nuestro rostros quedan cara a cara mientras nos desafíamos con la mirada.
-Cof, cof -carraspea alguien, giro mi cuello y me encuentro con la mirada de unos lindos ojos azules, en un dos por tres me alejo de la morena - ¿Samy? -le da una mirada interrogativa a su amiga.
-Me voy -suelta de repente la morena.
-Pero yo...
-Se que quieres que despeje la mente pero no puedo -se acerca a su amiga y la mira a los ojos con una expresión triste. De repente me siento fuera de lugar -, es difícil... -deja escapar un suspiro -Disfrútalo ¿si?, se lo mucho que querías venir.
Da media vuelta y se va.
-Es mi culpa... -dice la rubia en un susurro casi inaudible.
-Ah, aquí está -dos tipos, parte de la producción o eso es los que dice el logotipo en su camisas, se acercan -. Ya esta por reanudarse el programa -anuncia el más bajo.
Asiento y camino en silencio al lado de la rubia, por primera vez en mi vida me siento incómodo al lado de una mujer.
-Adrien -Marcos aparece a mi lado -¿de qué me perdí? -alza las cejas en un gesto jocoso en dirección a la chica rubia.
-Digamos que me metí en un trio -bajo el tono de mi voz -. Después te cuento los detalles -agrego al ver la confusión escrita en su cara.
El programa continua sin ninguna interrupción, varias mujeres pasan al escenario para demostrar sus "dotes y talentos" pero no les presto demasiada atención, en mi cabeza hay un nombre atascado... Quizás dos.
Las presentaciones acabaron y llega la hora de anunciar a la ganadora, una chica llamada Amelia Rivas la cual obtuvo muchos votos en las redes sociales, es muy atractiva por cierto. Nos tomaron fotos, más unas breves preguntas... Y por fin todo se dio por terminado.
Me encamino hacia la salida del edificio, a los segundos llega Raúl con el auto.
-Cancele todos los compromisos de la tarde como pidió. La chica ya ha sido informada con su petición, un auto pasará por ella y se verán en el lugar acordado -se hace a un lado para que entre al vehículo.
-Raúl... ¿pasó algo? -me asomo por la ventana.
-En lo absoluto, señor -lo miro perplejo, el nunca es tan serio, siempre se la pasa dándome regaños, el sabrá.
Me despido y acelero el auto, por el retrovisor lateral veo al idiota de mi asistente observandome con una cara de perro.
Tengo que acordarme de buscar a una linda chica para ese trabajo.
Reviso rápidamente el teléfono mientras espero que el semáforo cambié, tengo 9 llamadas perdidas de mi tía Bianca, esa vieja no se cansa de fastidiar. Apago el teléfono y lo a aviento en el asiento trasero, esa arpía no va a dañar mi día.
Fijo la vista al frente y la veo a ella cruzando el rayado peatonal, ¿está llorando? Camina con lentitud, como si estuviera cargando un gran peso, ¿qué le...? No importa, ese no es mi problema.
El semáforo cambia a verde y avanzo hacia mi destino. Siento una punzada de culpabilidad, me porte como todo un patan ¿debería disculparme?
Giro en la siguiente intersección y regreso a donde ví a la chica. Sin mucha demora la veo caminando frente a una heladería, detengo el auto unos metros por delante de ella y salgo.
-Oye... ¿estás bien? -deja de restregarse los ojos con las manos dándome una mirada roja y llena de lágrimas.
-¿Qué haces aquí? -pregunta en tono frío.
-Yo... quiero pedirte disculpas por haberme propasado contigo, estuvo mal y... ¿lo siento?
-¿Lo sientes? ¿cómo voy a saberlo? -se burla -¡Ay! -se queja de pronto y vuelve a restregarse los ojos en lo que empieza a lagrimear.
-Oye... -me acerco con cautela, está niña tiene la mano bien pesada, la verdad, y no me pienso arriesgar -¿Qué tienes?
-Me... me cayó algo en los ojos pero no...
-Déjame ver -frunce el ceño cuando me quedo a escasos centímetros de su cuerpo -no voy a intentar nada, lo juro -levanto la mano para enfatizar mis palabras y sonríe por escasos segundos lo que me hace creer que aquello fue un simple espejismo.
-Bueno...
-Vamos a ver... -reviso sus ojos -Si, tienes algo aquí -soplo con cuidado para que salga la pequeña cosita oscura que tiene ahí dentro a lo que ella parpadea haciendo revolotear sus largas pestañas oscuras.
-Mejor yo lo hago -intenta apartarse.
-Quédate quieta -sostengo su cara con ambas manos -¿bien?
-Pero...
-Chsss -la hago callar y soplo su ojo otra vez -ya casi sale -le hago saber y en eso cierra los ojos -¡No cierres los ojos!