Este tipo de cosas son las que marcan un antes y un después en nuestra vida, puesto que incluso sin darnos cuenta en el momento, hacemos cosas que ya damos por hecho que son naturales, pero que al fin de cuentas también pueden ser denominadas como decisiones. De ahí, puedo aseverar que, cada paso que damos, está regido por una voluntad, la cual a veces es contradictoria debido a nuestras circunstancias, no obstante, no siempre esto escapa de nuestro control.
Como seres pensantes que somos, debemos tomar responsabilidades a medida que vamos avanzando en nuestro camino hacia la adultez, en donde vemos que aquellas tareas que pasaron de ser sencillas, se empiezan a transformar en algo más significativo, hasta el punto, de llegar a hacernos cargo de una vida.
En algunas ocasiones, tendemos a pasar la responsabilidad de lo que provocamos a ciertas cosas o personas, no obstante, hay situaciones, en las que no podemos hacernos los desentendidos, especialmente cuando se tratan de temas personales con otras personas.
Mientras sostenemos relaciones, hacemos cosas que sabemos que están mal, pero aun así lo hacemos, y eso no nos hace menos culpables, especialmente si hablamos de la vida adulta.
Ahora, estando en la posición que me encuentro, sé de sobra que algunas cosas no podemos controlarlas cuando somos pequeños, especialmente porque carecemos del conocimiento suficiente como para realizar un acto de real revolución, aunque eso no significa que no tengamos cierto nivel de sabiduría, es por eso que aquí es cuando entran los adultos para darnos la mano y así ayudar a nuestro desarrollo. Sin embargo, en algunos campos, los padres no pueden abarcar gratamente este espacio, por lo que terminan generando traumas que luego este individuo en desarrollo deberá tratar por propia voluntad en la adultez.
Como dije, llegamos a cierta edad en donde debemos tomar responsabilidad de nosotros mismos, y aunque eso cause mucho miedo, es necesario traspasar esa barrera para llegar a la libertad que deseamos, por lo que una forma al respecto, es a través del trabajo. No sólo el hecho de tener libertad económica hace la diferencia, porque algunas personas te atan con palabras, así que hay que también tener el valor suficiente como para no caer en la cuenta demasiado tarde.
Aquellos que realmente desean los cambios, van a hacer algo al respecto, y hablando desde otra esquina, otros que son abrumados por el miedo, se quedarán atravesando las mismas torturas que, tal vez, sus allegados les han implantado, pero no estoy diciendo que a todos nos falte capacidad, no, mas bien, nos falta valentía, ya que como dije en reiteradas ocasiones, todos podemos hacer grandes cosas, no obstante, seamos conscientes, que para inmensos cambios, a veces necesitamos simplemente, levantarnos de la silla en la que nos encontramos.
Todo llega a su tiempo, pero no hay que olvidar que, para eso, antes, tuvimos que tomar una decisión, lo que nos hace entender que, así son de importantes.