Anelli
Hace un par de meses que te fuiste, sigo sintiendo tu ausencia.
Hoy inicia el nuevo semestre en la prepa...
Cierro mi libreta y la dejo sobre mi cama, está bien resguardada, mi madre respeta mi privacidad así que no revisa mis cosas por eso no tengo nada de qué preocuparme, excepto de mercurio retrógrado, está cerca, luego revisaré eso. Voy directo a checar mi horóscopo mensual, hace un par de días me lo enviaron pero lo había olvidado.
"Estás aprendiendo a vivir, amar, y dejar ir. Un giro que ya estabas esperando llegará".
Es más preciso que del mes pasado, tal vez algo bueno esté por pasar, si no es que ya pasó y no lo noté.
Lunes por la mañana, aún es las 6:00 a.m., mi cama ya está tendida, tengo mi mochila preparada, me he esforzado por ser más ordenada los últimos meses, pero yo aún sigo en pijama.
Tengo un tocador de madera cerca de la pared, estoy sentada enfrente tratando de desenredar mi cabello un poco de crema ayudará. He cubierto parte del espejo lleno de pequeñas notas con fechas que han sido importantes, aunque casi no las reviso.
Dejo el cepillo sobre el borde, mi pequeño gato negro se abalanza sobre mi regazo; lo encontré hace un par de semanas solo en la calle, estaba bastante mal cuidado, lo traje a casa y después le dije a mi mamá que me lo habían regalado.
Es muy cariñoso, apenas lo acaricio empieza a ronronear, es por eso que lo llamé Ron, también porque era fanática de Harry Potter.
Mi madre no estaba de acuerdo con que tuviera una mascota, mucho menos un gato negro, ella es bastante supersticiosa, cree que traen mala suerte y son de brujas, en lo primero se equivoca a mí me trajo mucho amor, por otra parte a mí me atrae la magia quizá en lo segundo tenga un poco de razón.
No está de acuerdo con todo eso, pero tampoco interviene, es un amor.
Levanto a mi gato y lo abrazo, le doy un beso y después lo coloco en su cama, está a un costado de la mía, esa fue la única condición, evitar que se suba a mi cama.
Es bastante flojo, no se mueve en cuanto se postra en un lugar, así que no hace desastres.
Debo cambiarme. Mi armario está en una dualidad, tengo separado mis prendas, la mitad derecha están todas las que son de tonos oscuros; negro, morado y gris. Es todo lo que yo he comprado.
La otra parte están solo un par de prendas de colores diversos. Sé que no es la mitad, pero las uso porque mi mamá me las ha obsequiado y la verdad no tiene mal gusto, pero se verían mejor en los colores que suelo usar.
Tomo unos jeans negros, una blusa semitransparente con detalles como si fuera un universo, tiene un par de lunas que cubren lo necesario; la compré hace un par de semanas en un bazar cerca de mi casa, pero no la había usado porque mi papá no le agradó, él ya se fue a trabajar así que ni lo verá. Y para finalizar me puse mis botas favoritas, todo para comenzar el semestre con la mejor energía.
Después de vestirme, volví al tocador, aún faltaba unos detalles, no me tomaré fotos porque tardaría demasiado.
Un buen delineado para complementar el look, después de practicar todo el verano por fin puedo hacerlo rápido y bonito, me la pasé viendo tutoriales y también estudiando sobre algunos temas de interés personal.
Por último abrí el cajón inferior derecho, saqué una cajita de madera con una llave que en el borde tiene una estrella pintada de azúl. Dentro tiene pequeñas divisiones, en cada una guardo mis cristales, la tengo desde hace varios años, en total son como 19.
Es mi mayor tesoro, la primera vez que compré una no sabía nada, fue un cuarzo rosa, solo me pareció linda, pero después alguien que también estaba comprando mencionó su nombre y me dediqué a investigar al respecto, también me hice amiga de esa chica y ella me ayudó con algunas dudas.
Me coloco una pulsera con un tejido en líneas y un collar con una amatista, esto será suficiente para que sea un buen día. Bajo a tomar mi mochila y aprovecho para besar a mi gato de nuevo y le paso su osito de peluche, se ve tan tierno.
Voy directo a la cocina para hacer mi desayuno. Tengo ganas de desayunar un omelet, voy al refrigerador y tomo lo necesario, mi madre hizo el super así que le pedí un par de cosas.
Después de varios intentos casi me quemo con el aceite al intentar darle vuelta.
– ¿Qué preparas? –escucho a mi mamá preguntar desde el comedor. No sabía que estaba aquí viéndome.
Es increíble como no parece recién levantada, me gustaría tener esa habilidad de despertar y estar lista hasta para una sesión de fotos. Solo se nota porque aún tiene su bata blanca que usa para dormir y sus pantuflas.
– Huevo revuelto –sonrío y giro, llevo el sartén y coloco todo sobre mi plato, lo dejo sobre mi lugar del comedor.
Ella toma el tenedor y lo prueba.
– ¿Omelet? –se burla y lo hace a un lado. Me acerco para agarrarlo y me detiene– ¡Deja eso! –se levanta y va por otro par de huevos– yo te lo preparo.
– Te amo –le mando un beso.
La veo preparar todo muy fácilmente, es raro como sé cocinar postres pero no un simple omelet.
Yo hice lo mismo, pero el resultado fue totalmente diferente. Voy por mi desayuno, y trato de apresurarme.
– A ti te queda más rico –pronuncio mientras llevo otro bocado a la boca.
Ella me da un golpe suave en la cabeza con la cuchara, por suerte estaba limpia.
– Sabes que no puedes ir así –señala la blusa–, en cuanto termines vas a tu cuarto por una sudadera, para que la pongas cuando llegues a la casa y no te vea tu papá –esboza una sonrisa.
Me deja sola, en cuanto termino hago lo que me dice, antes ya lo había mencionado.
Cojo una sudadera gris y salgo lista para la escuela.
No hubo cambio de maestros así que todo se fue exactamente igual, aún sigo sin amistades. La mayoría transmite una vibra muy pesada y no me agradan, simplemente me alejo de ellos.
La última clase fue de inglés, a mi me va bastante bien, por lo que pude salir unos minutos antes.