He divagado toda la semana por diferentes calles intentando reconocer cada parte de esta nueva vida y tratar de adaptarme, no es difícil, suelo quedarme cerca de los árboles, los pocos que encuentro, son más frescos.
Hay un parque a un par de calles, debo ir, allí quizá me sienta más cómodo, es mi ambiente, aunque supongo que también será diferente pasear.
Veo el mundo diferente. Quisiera que ella también se diera cuenta de lo que ocurre. Volveremos a reencontrarnos aunque no me reconozcas, yo tampoco lo hago. No sé quién soy.
Mi búsqueda será bastante larga, sin saber nada.
Paso evitando cualquier humano y mascota que encuentro, es raro ver a uno de mi especie acercarse. Ni siquiera sé cómo debería interactuar.
Empiezo a correr hasta estar solo, me coloco debajo de un árbol al final del parque, la sombra es buena.
Veo un par de chicos con mochila que cruzan la calle, pasan corriendo cerca de mí.
Aún no sé a dónde ir, y cada vez me desanimo más, llevo varios días recorriendo calles sin sentido, lo único bueno es que puedo salir sin perderme.
La sensación es similar a cuando estaba atado a una correa al árbol, como si no debiera moverme, es incómodo pero me quedaré un momento.
Estoy detrás evitando ser visto.
Una chica va saliendo, su presencia me hace verla fijamente, ¿Será que es ella?, no puedo equivocarme, algo me dice que sí es, aunque no se parece a la última vez que la vi.
¡Por fin la encontré!
Quisiera correr a abrazarla. El que no me reconozca es una ventaja, pero siendo un desconocido tampoco puedo acercarme, no quiero asustarla. Creo que se ha dado cuenta que la he estado viendo. Escucho su voz y confirma que es ella.
Antes de que cruce la calle debo irme.
Empiezo a correr tratando de regresar en la misma ruta, trato de ocultarme entre las personas quizá así pueda pasar desapercibido.
Giro y ella ya no me sigue, pero no me detendré hasta la casa.
Apenas llego y abro rápidamente, me encuentro con la señora enfrente de mi esperándome.
– ¿A dónde fuiste Max? –tiene los brazos cruzados, es peligro, así era cuando me regañaban.
– A recuperar mi vida –suelto tratando de recuperar aire.
Antes podía correr más tiempo y no me cansaba, por mucho que lo intento no puedo olvidar lo que fuí, aún sigue estando presente esa parte que no encaja en este cuerpo.
Ella me ve preocupada, como cada vez que he salido, le sonrío.
– Quisiera volver a la escuela –en tanto no me pregunte nada al respecto estaré calmado.
– ¿Estás seguro? –es claro que no quiere, sus manos se mueven raro, suelta un suspiro– Solo ha pasado un mes desde tu recuperación.
– Sí lo sé, pero al menos déjame intentarlo –debo convencerla–, hay una a un par de calles de aquí –voy a sentarme.
– Pero tu estudias al norte de la ciudad –toma su celular y empieza a buscar una ubicación, me la enseña y algunas imágenes de cómo es la institución o eso dice–, ¿Recuerdas?
– No, por eso sería cambiarme a una más cerca, –es buena excusa– dijiste que no tenía amistades, así que no tengo nada por lo que quisiera regresar allá –esto de ser humano no me sale tan mal.
– No sé –
– Un mes de prueba –tengo que abrazarla, no quiero pero quizá eso lo convenza. Me acerco– por favor.
– Lo revisaré con tu padre, tendremos que empezar con los trámites –le sonrío y me voy a mi habitación.
Por suerte no fue necesario el abrazo, ahora tengo que esperar. Mientras seguiré yendo a verla, espero poder esconderme para que no lo note.
......
Anelli
Toda la semana pasé manifestando una suspensión, y fue hasta el jueves que llegó, al parecer un docente tenía pendientes por resolver y lo demás estaban en junta.
Me levanté un poco tarde, mi mamá me pidió ir a comprar al centro, así que tení que pasar por el parque cerca de la escuela, mientras no hubiera clases no la quería ver, así que prefiero ir a dar vuelta a un par de calles.
Por casualidad levanto la vista y ahí está de nuevo ese chico, sabía que volvería a encontrarlo. Levanto la mano para saludarlo y me ignora, espero un momento, tal vez no me vió, vuelvo a intentarlo y se va corriendo, ¿por qué se aleja cada vez que me ve?
Han pasado varios días, no he vuelto a encontrarme con él, simplemente desapareció.
Lunes ha regresado.
He decidido llevar un collar con una obsidiana negra así evitar malas energías, últimamente tengo un presentimiento raro, la última vez que pasó eso no fue nada bueno, me preocupa demasiado pero por ahora no puedo hacer mucho.
Mi madre ha decidido llevarme, amo ir con ella porque compartimos gustos en música.
Llego temprano para poder tomar mi lugar de siempre, es la primera fila al fondo para evitar que me hagan participar y el plus es estar lejos de todos los pesados que están en el centro.
Dejo mi mochila en el suelo, saco una libreta y una pluma. Es costumbre del profesor llegar tarde la primera clase así que la mayoría aprovecha para pasarse la copia de las tareas, es la única razón por la que llegarían temprano, a mi me da igual, yo también lo haría pero no quiero hablarles.
La mayoría de los lugares están ocupados, pero los que están a mi alrededor siguen vacíos, no es necesario remarcar que a nadie le agrado. Saco mi teléfono para revisar, han enviado un par de documentos en un grupo de astrología, un par de chicos nuevos quieren aprender y están reenviando algunos archivos.
Levanto la vista esperando que entre algún docente diferente. Vaya sorpresa con la que me encuentro, en la puerta está de pie aquel chico puedo sentir su aura resaltar entre las demás. Tiene el cabello oscuro alborotado igual que la última vez que me lo encontré, una camisa manga corta en tono violeta pastel, jeans negros y tenis blancos.
Sonrío casi involuntario, pero bajo la vista para evitar que me vean, no combina con mi outfit.
Escucho a todos balbucear casi gritando sobre sus vidas sexuales, no me interesa, y después un ruido como si alguien hubiera caído. Giro para ver qué ocurre, un compañero está en el suelo y sobre el está aquel chico, murmuran un par de cosas, al parecer se ha abalanzado sobre él para derribarlo sin ningún motivo.