Regresamos a casa en silencio, no estaba incómodo pero tampoco era agradable. Odiaba esto. Llegamos a casa, abro la puerta y por lo que veo sé que todavía no ha llegado Cesar.
— Bueno… Meg me voy tengo que regresar — Dice mi padre y se acerca a mi y me da un abrazo y un beso en la frente; yo le correspondo.
— Adios. — Fue lo único que pudo salir de mi. Me entrega la correa de Axel y lo veo subirse a su auto e irse.
Me quede un rato sentada ahí con Axel a mi derecha y el nuevo cachorro a mi izquierda. En eso veo que llegan mis vecinos de enfrente; en los meses que llevan viviendo me he dado cuenta que son muy reservados y… raros. Del auto (para nada barato; porque es si se veía y es que tenían dinero..Mucho) veo bajarse a una niña de unos 10 años con una perrita peluda, esta se le escapa y cruza la calle en nuestra dirección.
— ¡Princesa! Ven — Escucho que la llama la niña. Y para mi suerte (notese el sarcasmo) Axel sale corriendo. Agh, mierda.
— Axel, ven — Le digo a Axel y trato de agarrarlo de su correa. Pero ya había ido al encuentro de la perrita peluda. La cual al lado de Axel era muy… muy pequeña.
— Ahí, lo siento es que Princesa se escapó de mis manos. — Me dice la pequeña de cabello café oscuro y ojos verdes con una sonrisa inocente en los labios.
— Sasha, vamos. — Escucha que la llama su hermano en la otra dirección de la calle.
— Que lindo perro tienes.. ¿Cómo se llama? — Me pregunta la niña pero no la había escuchado bien ya que me había quedado viendo en dirección a su hermano que estaba al otro lado de la calle esperándola en la puerta de su casa con la vista en el teléfono.
— Oye.. — Me vuelve a llamar la niña. La miro. — ¿Cómo se llama? — Pregunta acariciando a Axel.
— Axel. Su nombre es Axel. — Le respondo con una sonrisa.
— Lindo, ¿Y tú? — Pregunta; dios que niña tan preguntona.
— Meg; mi nombre es Meghan y.. — Le digo, pero nuestra conversación es interrumpida.
— ¡Sasha! — La vuelve a llamar el hermano.
— Si ese es mi nombre. — Me dice sonriente encaminado se hacia su casa, aunque antes de cruzar la calle voltea y me dice — Mucho gusto Meghan. Adiós — Se despide. Y llega a lado de su hermano y se adentran a la casa.
Un taxi se estaciona enfrente de mi. — ¿Tienes un dola? — Me pregunta mi hermano desde adentro del vehículo.
Sonrió inconscientemente y sacó un dola de mi bolsillo del pantalón trasero y se lo entregó. — Tenga — Escuchó que le dice al chofer y me doy la vuelta para regresar donde estaba sentada y recoger la otra correa del nuevo cachorro. — ¿O no? — Escucho decir a mi hermano y me adentro a la casa. — ¿Es broma.. ? ¿verdad? — Lo escucho decir detrás de mí. Salgo a la terraza y suelto a Axel y al otro perro les pongo agua y comida. Abro la otra puerta para salir al fin al exterior y siento la hierba/césped entre mis dedos de los pies tiendo una sábana y me echo al suelo — No, no hermanito no es broma. Y no te preocupes solo es temporal… Mi padre se lo quedó...Tal vez — Lo último lo susurro. Axel sale y se echa a mi lado y el nuevo perro se pone a olfatear por ahí e investigar a sus alrededores.
— Pos bueno, mamá te matara. — Me dice.
— Si, si ya se no me lo recuerdas. — Le dije y me puse a contemplar el cielo me gustaba hacer esto cuando no sabia que sentia, es una de las mejores cosas que puedo hacer para ordenar mis pensamientos. Observar cómo se oscurece el cielo y gracias a eso podemos observar las hermosas estrellas, no se absolutamente nada de astronomía pero esto tan solo me parece hermoso, magnífico. Sonrió, le sonrió a la vida, le sonrió al cielo, le sonrió a las estrellas, le sonrió a la luna; ella que siempre ha estado conmigo en mis peores momentos, siendo testigo de mis secretos, de mis más profundos deseos, de mis anhelos, de mis luchas internas, de mis constantes batallas con el pasado...de tratar de perdonar y olvidar….
— ¿Qué piensas? ¿Todo bien? — Me pregunta mi hermano. Y echa a Axel a un lado y se acuesta él.
Suspiro pesadamente. — No sé muchas cosas. ¿Te puedo preguntar algo? — Le pregunto.
— Ya lo estas haciendo, pero si. — Me dice.
— ¿Lo perdonaste? ¿Lo has perdonado? ¿Lo volviste a… querer? — Le pregunté.
— Son muchas preguntas… — Me dice. — Pero respondiendo si, si lo he hecho. Si lo perdone. Sabes hoy vi a mi hermanastro wow como pasa el tiempo ya tiene 12. Y mi papa pues si siendo igual, sabes me pidió dinero. Siempre pensé que sería al revés, pero se lo di. Y le dije que cualquiera cosa que necesitara me tiene como su hijo que lo puedo ayudar. Lo ayudo porque es mi padre, el hombre que me dio la vida y si tal vez se equivocó pero eso no le quita el hecho de que sea mi padre. Porque como dice mamá “ Ese hombre se podrá mudar al otro lado del mundo, a otro continente a donde quiera; pero seguirá siendo su padre. Si, se equivocó. Pero dejémosle eso a Dios ya Él lo juzgara.” — Escuchó atentamente cada palabra que dice.
— Si… — Lanzó una risilla debido a que si mi vieja siempre dice eso. — Gracias hermanito. — Lo abrazo ahí acostado con la luna observándonos desde arriba.
Escuchamos las llaves desde la puerta principal y Axel tan solo sale corriendo para recibir a mi mama. Detrás de este va el pequeño cachorro. Ah, que sorpresa se llevará. Cesar y yo nos paramos y entramos a la casa. Cierro las puertas.
— Hola, Axel ¿Cómo estas? — Le pregunta mi madre. Y pensar que era ella la que no me dejaba tener perro. Que cambios de la vida. — Hola chicos ¿Cómo están? — Nos pregunta a nosotros al vernos pasar por la cocina.
— Bien — Respondemos al unísono.
Mi madre se queda pasmada viendo detrás de mí. — Eh, ¿Qué es eso? — Yo y mi hermano nos volteamos y vemos al pequeño perro sentada. Aw, que hermoso.
— Es un perro, ¿Qué más va a ser pues que esa madre? — Le digo. Mi hermano se va a la sala y veo que se sienta a ver televisión.