La noche de ayer me quede viendo el anime que Dominik me había recomendado, ja. Lo llame a las una de la madrugada para hablar del final. Y nos quedamos hasta las tres hablando. Esa es la razón por la que me estoy despertando a las dos de la tarde, pero sinceramente no me habría despertado a esta hora si no que mi madre mando a los hermanitos de Shon a despertarme.
—Vamos arriba, despierta Meg. —Escucho que dice Mateo.
—Talvez necesita un beso de amor verdadero. —Escucho que le dice Lucia y rio mentalmente por eso.
—Ew, que asco Lucia. —Le reprocha Math.
—Si, así como en la bella durmiente. —Vuelve a decir ella.
—Eso no funcionara estas tonta. —Le dice su mellizo.
—No llames tonta, a tu hermana. ¿Qué pasa Mateo? —Escucho que le reprocha su hermano mayor. —Y Lucy porque no las despiertas con un beso pues.
—Pero... —Escucho que dice dudosa. —No será mejor que lo hagas tu. —Le dice. —Aparte hoy es el día del amor, de los novios. —Vuelve a decir.
—Uh, no, pero Shon y Meghan no se pueden besar porque no son novios. Solo los novios son los que intercambian gérmenes. —Dice asqueado Math.
—Ah, mejor despiértenla jalándole el cabello. Eso es más amoroso que el beso. —Les dice Shon.
Y siento como ambos se suben a mi cama debido a que el colchón se hunde. Math se sienta a mi lado y Lucy se sienta encima mío en mi estomago; y cuando menos lo espero ambos me dan un beso en cada cachete. —Buenos días, Meg. —Escucho que dice Lucy.
—Hola, pulgosos. ¿Qué hacen en mi habitación? Estoy alucinando. —Les pregunto con la voz ronca por la falta de uso.
—Pues vinimos a visitarte porque es el día del amor. —Respondo Lucy animadamente.
—Algo tonto entre los humanos, cómo si solo tuviéramos este día para expresar el aprecio que tenemos a alguien. —Escucho que dice inteligentemente Math.
Abro los ojos y lo volteo a mirar y veo que Lucy tan bien lo está mirando. —Te tragaste a tu hermano. —Le digo.
Niega. —Nop. —Y señala la puerta. Y veo a Shon recostado en el umbral de la puerta vestido con unos pantalones color café y un suéter y zapatillas negras.
—Ya déjenla, vayan abajo a ver que hacen los perros de Meghan. —Acoto Shon para Math y Lucy que salieron corriendo de mi habitación. —No, corran. Despacio, con cuidado.
Rei por la manera en que los cuidaba. —¿De qué te ríes? No dije nada gracioso. —Me dice y se adentra en mi habitación caminando hacia mi cama y me tiende sus manos. —Venga, ya. Arriba. —Me dice y vuelve a tenderme sus manos, las agarro y me ayuda a levantarme. —¿Cómo estás? —Me pregunta amable.
—Bien. —Le respondo bostezando. El me mira con mala cara. —¿Y tú? ¿Qué onda? —Le pregunto.
—Neh, normal. —Me responde, tranquilo.
Salgo de mi habitación y lo último que veo es que se sienta a ver algo en mi laptop. Me dirijo al baño hago mis necesidades, me lavo las manos, la cara y me cepillo los dientes. Agarro la colita que me encuentro ahí, ¿De quién es? No lo sé, pero ahora es mía; y me hago un moño. Salgo del baño y me encuentro con mi hermano saliendo de su habitación. —Ya le eché comida a tus bebes, de nada. —Me dice mirando su teléfono.
—¿Gracias? —Respondo dudosa y lo veo desaparecer escaleras abajo. Mama siempre nos a reprendido por bajar las escaleras viendo el celular, diciendo "Que algún día alguno de los dos se caerá." Hasta el sol de hoy ninguno se había caído.
Entro de nuevo a mi habitación y veo a Shon con las manos en la cabeza. —¿Qué pasa? —Le pregunto y por lo visto estaba muy sumido en sus pensamientos que al escuchar mi voz se asustó.
—Lo siento, estaba muy sumido en mis pensamientos. —Me da la razón, volteando a mirarme.
—Si de eso ya me enteré, ¿pasa algo? —Le vuelvo a preguntar. Y lo veo tensarse.
—Las cosas van mal, joder. —Ok, Shon no es de decir palabrotas y si para él eso era lo peor. Asique si algo pasaba. —Tenemos deudas, la escuela de los mellizos, mi escuela y lo que se esfuerza mi madre en trabajar. —Responde mirando el techo de mi habitación.
La madre de Shon siempre se esforzaba por darle lo mejor a él y a los mellizos, pero claro está que en ocasiones las cosas se volvían pesadas y difíciles. Su madre a veces trabaja mucho y Shon tenía que preocuparse por su madre y los mellizos, pero en ocasiones se olvidaba de él. —Tengo miedo, este año tengo que ganarme una beca o por lo menos la mitad de una, sino no podre entrar a una universidad o bueno no por lo menos no en unos años.
—Ey, no te preocupes. Ya se nos ocurrirá algo. Las cosas van a mejorar. —Le respondo acercándome a él para abrazarlo.
—Si, pero con el sueldo de mi madre no será suficiente no este año. Las cosas se van a complicar, Meghan. —Dice y me duele verlo así, Shon en ocasiones se olvida de ser joven y se preocupa demás.
—Ey, mírame. —Le digo agarrando su rostro en mis manos. Veo sus ojos reflejan miedo, desesperación. —No te preocupes demás, encontraremos una solución juntos. Oíste, juntos. Ya debe a ver una solución y la encontraremos. —Le digo mirándolo fijamente a los ojos para transmitirle mi confianza. Y lo veo asentir con la cabeza.
—Si, pero... —Vuelve a decir y me observa fijamente. —Pensaba trabajar algo no sé, de cortos tiempos. Pero que me genere algún tipo de ingreso. —Susurra y habla con inseguridad.
—No creo que tu madre te deje aparte no puedes dejar la escuela. —Le digo.
—Ya hablé con ella y también se negó, pero le dijo que si no me dejaba igual lo haría a su espalda asique al final me dijo que estaba bien, pero algo tranquilo para así poder mantener mis estudios. —Habla rápidamente.
—Bueno... Te ayudare. Si es posible hasta trabajo contigo. —Le digo para apoyarlo y me siento en sus piernas y lo abrazo. —Lo prometo que te ayudare. —Le digo de manera fraternal.
Escuchamos un gritito de emoción y volteamos y vemos a Math y Lucy parados mirándonos unos con duda y otro con emoción. —OHHHHH, YO SABIA QUE USTEDES ESCONDIAN ALGO. ¡QUE VIVAN LOS NOVIOS! —Grita Lucy, feliz.