-Oh, oh...Mi niña está abriendo sus ojitos. ¡Patrick, ven!- Abro mis ojos y veo a mi madre apretando mi mano y mi padre corriendo y tomando mi otra mano -Estamos aquí mi niña, te cuidamos, tranquila ¡Oh no, no te levantes! Respira vamos- Mi padre acaricia mi cabello sin apartarme la vista.
-¡Mi pierna!- Doy un salto en la cama.
-Está bien, preciosa- Mi padre levanta la sábana blanca y puedo visualizar mi pierna vendada.
-¿Cómo llegue aquí?- Les pregunto mientras me vuelvo acomodar en la cama.
-Un hombre llamó a tu madre, desde tu móvil, solo dijo que teníamos que ir por ti, nos dio la dirección y cuando llegamos, estabas sola, con tus ojitos cerrados, tu pierna estaba un poco alzada sobre unos ladrillos y estabas vendada con un…-Mi padre calla y detiene la mirada en mi madre.
-Un trapo viejo- Responde ella.
-Perdón interrumpo- Indica el doctor- Casi no despiertas, qué bueno que estés bien.
-Gracias, amigo- Mi padre se da un fuerte apretón de manos con el doctor.
-No es nada, ya se pueden ir de aquí, este lugar es aburrido, llévenla a casa- Mi padre y el doctor intercambiar un par de risas.
Al llegar a casa mi madre me recuesta en mi cama, acaricia mi rostro, me dedica una delicada sonrisa y me da un beso en la frente – Te amo- Indica ella y sale de mi habitación cerrando la puerta, miro hacía la ventana y está se encuentra cerrada con seguro y lo peculiar es que hay una cruz pequeña de plata recostada en la base de la ventana.
-¿Lo has visto?- Le pregunto a Jane, mientras acarició mi cabello para no sonar tan alerta.
-No- Y rueda sus ojos –entremos a clase, ven te ayudo por aquí… -Jane intenta acomodarse para sujetarme de mi brazo y llevarme a clase.
-Necesito hablar con él.
-Pon atención que tenemos examen luego.
-No somos las únicas que cacha clase- Le indico mirando hacía el puesto de él.
-¡Oye nena, pero que cosa contigo! Deja de mirar o ¿Es que piensas entregar el examen en blanco?
Frunzo el ceño hacía a ella y dejó de jugar con mi bolí
-Perdió 3 horas de clase ¿Quién se cree este?
Jane me mira y suelta una carcajada, y al instante yo la sigo.
-¿Cuál es el chiste allá atrás?- Indica la maestra.
-Ninguno maestra Sellin- Me encojo en mi puesto y miro hacia el suelo.
-Buenos días, clase… Vengo a traerle esto maestra.
-Vale, vale, tome asiento por favor señor Richter-Le indica la maestra.
-Gracias- Llega hasta donde está Michael y se saludan con las manos empuñadas y se sienta junto a él.
-Ya que estamos completos, daré el nombre de las parejas que previamente he organizado- La maestra levanta su dedo índice- Sobra decir, que no quiero quejas de niñatos.
-Deja de mirarle tonta.
-Es que lo odio.
-A ver muestra tus ojos- Jane arrastra mi rostro hacía ella- ay nenita, ¿Tan segura estás que fue él?
-Muy- Respondo enojada.
“Lucía Fischer con Alessandro Richter”