-Me gusto tu amiga, solo no la entendí nada - desayunando, dice mamá a Klarrisa.
-A mí también - sonriendo contesta Klarrisa. - Te halago el hotel, dijo que le encanta todo lo que hiciste con el.
-Ay, qué niña más linda - encantada, dice Sandra.
-¿De quién hablan? - pregunta Reynaldo.
-De una amiga de Klarrisa que conocí ayer en el spa. ¿Por cierto como se llama?
-Ingrid - tranquila contesta.
Al escuchar ese nombre, Reynaldo se paraliza mientras por un momento Sandra queda pensativa. Óscar no puede no reír, consciente que su madre no se dio cuenta del engaño.
-¿Hasta cuando se queda? Podrías invitarla... - preguntó Sandra.
-Sí, podrías invitarla a mí también me interesa conocerla - con una sonrisa traviesa decidió aprovechar para provocarla.
Después de que le propinó un golpe con los dientes apretados, Klarrisa contesta a mamá:
-No lo sé, no le pregunte.
-Bueno, si quieres a mí me dará gusto tenerla de invitada, nada más espero que habla inglés, si no no sé cómo nos comunicaremos - comenta.
-¿Cómo y qué idioma hablaba? - pregunta fingiendo sorpresa mientras sonríe a Klarrisa para provocarla.
Klarrisa se levanta de la mesa.
-Me tengo que ir. Me espera trabajo - dice cerca de su cara para devolverle que la quiso embarrar, sabiendo el deseo de papá de que comienza venir a trabajar. -, que no terminé ayer por tomarme medio día libre.
-¿Por qué te rehúsas ir a trabajar en el hotel? - lo pregunta mamá por el trabajo.
-Es que tengo que hacer algo - responde. - Entonces iré - agrega saliendo de la cocina.
Cocina esta vez es también toda en blanco, de muebles a los aparatos.
-Voy por scooter - la informa de su salida.
-Hola, buenos días - dice, entrando en el taller. - Vine por el scooter.
-Por supuesto, lo terminamos. No era un trabajo difícil, lo limpiamos del polvo que se acumuló por los años de no uso y le pusimos gasolina, que era vacío.
-Lo suponía, nadie lo utilizo en mucho tiempo - le da la razón. - ¿Cuánto le debo?
-Vaya ahí - con el dedo le apuntó mecánico. -, ellos le darán todos los papeles y las llaves, en el mismo tiempo pagará.
Saliendo del taller hace un paseo en el scooter, su primer parada es el cine deseoso de verla. Sin suerte viendo que en la caja es un jovencito y que el quad no está. Por lo que decide ir al hotel y saludar a su amigo.
-Es tan raro estar de nuevo en el - comenta.
-A si, cuando te acostumbraste estar en un carro.
-Hasta sentí que me caigo - dice, riendo.
-¿Y dónde está ese Óscar que estaba loco cuando lo obtuvo? - pregunta Flavio.
Suspirando le contesta:
-Creció - concluye.
-Señor... - nombra Chanall.
Asintiendo a su secretaria que lo recordó de la reunión, Flavio dice a Óscar:
-Tengo que regresar al trabajo.
-Está bien, voy a ver a Klarrisa. Nos vemos - dice, yéndose.
-Hola, mi abejita trabajadora - la saluda con deseos de molestar.
Klarrisa levanta la cabeza de lo que estaba haciendo para mirarlo y rueda los ojos.
-¿Qué quieres, meterme en más problemas?
-Bueno, perdón. Debes admitir era divertidísimo.
-Sí, muy, desconsiderado - su sarcasmo es obvio en su cara y tono de voz.
-Saque el scooter si quieres te llevo a casa - cambiando el tema, le propone.
-Acepto, nada más me necesitas esperar para que termine esto.
-Te espero.
Apoyando en la mesa de Klarrisa, Óscar toma la bola y juega con ella pasándola de mano en mano. Suspira de aburrimiento lo que llamado la atención de Klarrisa que entonces le dice:
-Sí, quieres, puedes esperarme fuera - poco ausente.
-Flavio está en una reunión, no tengo a donde - le explica.
-Dame unos minutos y nos podemos ir.
Poco después la oye decirle:
-Um, puedes irte. Cambio de planes, Baldo me invitó a acompañarlo a hacer unas compras.
-¿Tú en un super? - con la sorpresa pregunta.
-Si, ¿Qué tiene de malo? - pregunta Klarrisa con cara inquisitiva.
-Nada, es que no me lo imaginaba.
-¿Quién a ti te estaba haciendo las compras? - pregunta con las manos en jarras, refiriéndose al tiempo que pasó viviendo fuera.
-Estúpida pregunta, claro que yo. Por algo se llama libertad.
-¿Entonces?
-Pensé que has mantenido tu papel de princesa - confiesa.
-Ya ves que no - poco enojada de la escucha.
-Oye, no te enojes, es que mamá y papá... - lo intenta explicar batallando para no regarla de nuevo.
-Sí, entiendo. Únicamente no lo vuelves a hacer, no vuelves a subestimarme.
-Prometo, ¿Voy con ustedes? No tengo que hacer.
La ve encoger los hombros mientras va por el pasillo.
En el supermercado, Óscar sigue Klarrisa y a Baldo al rededor. Los escucha hablar y escoger las cosas, lo que aumenta su aburrimiento, el que supuso que sería nos estando con ellos.
Mientras mira por el supermercado la ve a ella, la chica del cine, caminar hacia otros estantes de los cual están ellos. Olvidándose de su hermana y su novio, decide seguirla. La ve escoger unas cosas y ponerlas en la canasta, en cambio, de ellos ella se mueve con propósito, va exclusivamente entre los estantes que necesita.
Desde el pasillo la mira ponerse de cuclillas escoger uno de los chocolates para pasteles para después volver con su recorrida en los estantes por harina, cereales, mermelada, Nutella, entre otras cosas.
La sigue hasta que no la vio entrar en fila para pagar, perdiéndola de la vista, se recordó de que abandonó a su hermana y a Baldo. Comenzando a dar las vueltas a su rededor por si al caso los vea, decide dar la vuelta por supermercado para encontrarlos.