Los Wonderbolts volaban en formación en V rasante al suelo. Era una formación cerrada que dejaba poco espacio para maniobrar, lo que los hacía muy vulnerables a un ataque desde tierra. Sin embargo, esta formación era la más adecuada si se buscaba pasar desapercibido durante un viaje. La capitana dio una señal y el equipo de pegasos rompió la formación para elevarse rápidamente hacia el cielo, entremezclándose con las nubes.
Twilight, junto a soldados de la Guardia Real, observaba desde una colina a los Wonderbolts continuar revisando el perímetro. Les había pedido que la llevaran al lugar del ataque lo más pronto posible, pero ellos insistieron en realizar una inspección previa del lugar para asegurar la mejor ruta de escape en caso de que la situación se saliera de control. Twilight no tenía pensado huir dejando atrás a sus amigas ni a ningún poni, pero las normas de seguridad y prevención eran muy importantes en situaciones como esta, así que no tuvo más opción que aceptarlo.
"¡Peligro, peligro! ¡Qué terrible, qué terrible!" clamaban los rebaños de ovejas en pánico desde la llanura. Sus voces llegaban a los oídos de Twilight, quien las observaba con lástima mientras se alejaban en dirección opuesta a la que ella había venido.
No podía culpar a las ovejas por hacer tanto ruido, ella también tenía un poco de miedo. Frente a ella se encontraba la fuente de su temor y de la consternación entre las ovejas.
Una enorme nube oscura en forma de yunque se manifestaba en medio de esa planicie, cortando precisamente el camino del tren. No era extraño que algunos nubarrones de lluvia escaparan del Bosque Everfree y terminaran perdidos en ese lugar. No obstante, la nube en cuestión tenía una forma tan absurdamente perfecta y definida que no dejaba lugar a dudas sobre su origen antinatural. Era una nube creada con magia y sin duda era parte del plan del criminal que había tomado el control del tren de Ponyville a Canterlot.
Pero, ¿cuál era ese plan? Twilight entrecerró los ojos. No tenía sentido pensar demasiado en ello; pronto llegaría al fondo de este asunto.
Los Wonderbolts regresaron, junto con un miembro de la Guardia Real, liderados por Spitfire, dirigiéndose directamente hacia Twilight.
"Princesa, hemos revisado el perímetro y no encontramos nada sospechoso que indique la presencia de cómplices del captor. Sin embargo, nos ha sido imposible atravesar la nube que está suspendida sobre el tren. Es demasiado densa y hay un viento mágico que nos empuja fuera de ella", informó Spitfire.
"Entiendo, gracias capitana, y ¿cuál es la situación en el tren?" preguntó Twilight al miembro de la Guardia Real que había regresado con ellos.
"No ha habido cambios, Princesa. Los rehenes se encuentran bien y el captor del tren no ha modificado sus exigencias. Sin embargo, recalca su urgencia por verla de inmediato o cumplirá sus amenazas", respondió el guardia con ligera molestia. Twilight observó que los Wonderbolts y el resto de guardias que la acompañaban compartían ese sentimiento. Ella sentía lo mismo, pero no podía permitir que esos sentimientos nublaran su juicio. Necesitaba tener la mente lo más clara posible para poder tomar las decisiones correctas.
"Está bien, regresa y dile que estaré presente en un momento", ordenó Twilight al guardia, quien partió rápidamente hacia la oscura nube. Ella se volvió y dio instrucciones a los Wonderbolts para que continuaran inspeccionando el terreno. Una vez que terminó de dar sus órdenes, Twilight alzó el vuelo y se dirigió hacia la nube oscura.
//-----------------------
Bajo la ominosa nube, todo estaba sumido en una profunda oscuridad. Durante su vuelo, Twilight encendió su cuerno para poder ver mejor el camino. Siguiendo las vías del tren, llegó al tren detenido. Tal como le habían informado anteriormente, el tren se encontraba en buen estado y los pasajeros aún se mantenían en calma. El temple de los rehenes era admirable considerando que no eran los únicos presentes en ese lugar.
"Grrrr", un conjunto de gruñidos y graznidos le dieron la bienvenida al llegar al vagón donde se encontraba el captor.
Una multitud de gallo-dragones rodeaba ambos lados del vagón e incluso algunos estaban en el techo.
Twilight respiró hondo y descendió lentamente al suelo, donde se encontraba el guardia real al que previamente había enviado. Los gallo-dragones, tal vez recibiendo alguna señal desconocida, comenzaron a retroceder y alejarse del lugar. Esas criaturas también eran parte del plan del captor. La princesa alicornio comenzó a reflexionar sobre las demandas que le habían impuesto.
En primer lugar, exigían la presencia inmediata de la Princesa Twilight en el lugar donde se encontraba. En segundo lugar, solo ella podía acercarse al tren, acompañada como máximo por un guardia personal. En tercer lugar, no tolerarían ningún intento de uso de la fuerza para liberar a los rehenes, o de lo contrario, comenzarían a reducir la cantidad de pasajeros. Por último, recalcaron que, ante todo, solo deseaban conversar y que no lastimarían a nadie siempre y cuando se cumplieran sus exigencias y se tuvieran en cuenta sus amenazas.
Finalmente, Twilight tocó el suelo y observó el vagón del tren frente a ella. Era el mismo vagón donde en muchas ocasiones pasadas compartió momentos especiales con sus amigas. Ahora, en ese mismo vagón, sus amigas estaban encerradas por un misterioso secuestrador.
Tenía que admitirlo, estaba muy molesta.
"La Princesa Twilight Sparkle ha llegado. Esperamos su respuesta", anunció el guardia real.
Después de unos breves segundos, una de las puertas laterales se abrió y de ahí descendió un grupo de ponis familiares.
"¡TWILIGHT!" todas sus amigas exclamaron al unísono al bajar del tren. Pinkie Pie se adelantó a todas y le dio un afectuoso abrazo de inmediato. Pronto el resto de sus amigas se unió a ella. Al recibir esa muestra de afecto, Twilight dejó de lado sus preocupaciones y temores que la habían estado oprimiendo hasta ese momento. Se sintió tan renovada y libre que casi no le importaría comenzar a reír en ese mismo instante.