Ubi sunt: ¿qué fue de quiénes vivieron antes que nosotros?

Compañeros

Los zombies no venían como una masa uniforme, si no que formaban pequeños grupos de no mas de diez no muertos, que se movían manteniendo cierta distancia entre ellos. Todos iban con remedos tapando distintas partes, las cuales antaño fueron ropas que con el paso de los años se fueron desgastando. Cuando llegaron a los muros de Craco, no pudieron escalarlas a la manera convencional, pues estaban hechas de tal manera que nada ni nadie pudiera hacerlo. En su lugar, lo que pasó fue que estos comenzaron a amontonarse, creando una rampa de carne en la que otros grupos comenzaron a subir por ellas. Así estas fueron creciendo mas y mas hasta que tocaron las vallas electrificadas, las cuales hicieron que el primero que la tocó muriese electrificado, amontonándose abajo. Y luego otro, y otro. Y luego fue el turno de otro grupo de crear su propia rampa que fue usada para intentar llegar, repitiéndose el proceso. De esta forma, llegado un punto, el voltaje que tenía que aplicar la red fue tal que sobrecargó los sistemas y colapsó, provocando un corte generalizado en toda la ciudad. Sin corriente, las masas de zombies comenzaron a trepar por encima de las cercas y entraron en la ciudad.

Dentro de los cuarteles y refugios, inmediatamente se puso en marcha el sistema de emergencia. Tras el breve apagón, conversaciones nerviosas empezaron a esparcirse por todas los soldados reunidos. Mientras, en la parte alta, el alcalde pedía explicaciones por lo que estaba pasando. El comandante en Jefe de la milicia de la ciudad, llamado Thomas Model, estaba furioso.

—¡¿Pero cómo pudimos tener tanta mala suerte?! —exclamaba mientras miraba por la ventana cómo grupos de zombies bajaban del muro.

—No fue mala suerte, fue irresponsabilidad y dejación de los encargados del sistema eléctrico —contestó el alcalde.

—¡Bola de inútiles!

Pasado un momento, dos soldados traían al jefe de los ingenieros eléctricos. Thomas se acercó a zancadas con cara de querer arrancarle la cabeza.

—¡A ver mentecato, ¿qué mierda pasó?!

—P... pues, creemos que debió haber una sobrecarga en uno de las estaciones de transformación de distribución que hay en la ciudad.

—¡¿Y sabían que esto podría pasar?!

—Era una posibilidad, porque el sistema mas reciente fue preparado sin pensar en las vallas de defensa recibiendo una horda de zombies. Nadie realmente creía que podría haber tal ataque.

El comandante se llevó la mano a la cara y respiró hondo.

—¡Ahora respóndeme si es posible arreglarlo y volver a poner la red en funcionamiento!

—Pues sí, solo hay que encontrar la estación que falló y desconectarla de la red. Aunque eso sí, habría que desactivar las vallas.

—¡Se apagarán, ya no sirven pa' un carajo pues casi todos esos muertos vivientes han de haber entrado! ¡Ahora prepara un equipo para salir a revisarlos!

—Con todo respeto señor, no creo que ninguno de nosotros quiera arriesgarse a salir a una zona infestada de zombies. 

—Perdón, creo que no escuché bien —dijo con un todo mas calmo pero amenazante—. ¿Me estás diciendo que no estás obedeciendo la orden que te están dando para salvarnos a todos el pellejo?

—Así es señor.

Thomas volvió a respirar hondo. Luego se retiró a zancadas a la salida de la gran oficina. Antes eso sí se devolvió y le hizo una advertencia al ingeniero jefe apuntándole con su dedo índice.

—Reza que entre los pioneros haya alguien que sepa de circuitos eléctricos, o de lo contrario, a punta de pistola llevaré tu culo a los transformadores.

De nuevo en el salón, cuando la luz regresó, murmullos de preocupación empezaron recorrer todo el lugar. Varios se preguntaron qué significaba tal corto. Otros esperaban que eso no haya afectado a las vallas. A la tarima subió un oficial de la policía de la ciudad y con un megáfono.

—Atención, ¿hay por aquí alguna persona que sepa sobre ingeniería eléctrica?

Sophie inmediatamente se sintió llamada. Miró a ambos lados y vio a Desmond y a Hans, quienes le devolvían la mirada asintiendo. Se levantó y alzó la mano, agregando un "yo". Le dijeron que se acercara, pues tenían un trabajo para ella. Mientras pasaba entre los soldados, varios la miraban y comenzaron a susurrar entre ellos. Cuando llegó al lugar, la llevaron fuera, hacia los pasillos y de allí a un ascensor hacia la zona alta, a la misma oficina. Allí estaban el alcalde, el comandante Model y el jefe de ingenieros, que la reconoció inmediatamente.

—¡Sophie! ¿No me digas que te uniste a ellos? ¿Por qué?

—¡Silencio gusano! —le interrumpió  Thomas para seguidamente dirigirse a ella—. Así que la que nos ayudará es la joven superdotada Sophie Gallagher.

—¿Qué ocurre señor? —preguntó marcialmente, a lo que fue contestada con el problema que tenían, así como solucionarlo. La llevaron a la mesa de la oficina, donde extendieron un plano de la ciudad, en donde marcaron los lugares de las tres estaciones de transformación, estando casi pegadas al muro y a la misma distancia angular. 

—Uno o varios de estos están dañados. El que lo esté debes cortarlo de la corriente eléctrica —le explicaba el jefe de los ingenieros, indicándole un lugar en la base del muro —. Luego tienes que ir aquí tienes, la base del sistema de las verjas y cortarla del sistema. Con eso terminado, repondremos la corriente en las zonas críticas. 

—¿Por qué intentamos reponer el sistema ahora en lugar de esperar a despejar la ciudad y los potenciales refuerzos?

—Porque las baterías que tenemos no están hechas para aguantar los refugios con sus luces, filtradores de aire, y todo. Se agotarán muy rápido. 

El comandante emitió un gruñido.

—Entiendo —les respondió Sophie, para agregar que visitaría la subestación que está al sur, mas alejada de la zona donde entraron los zombies, para después seguir en dirección antihoraria a la siguiente. Seguidamente le explicaron los pasos a seguir para separar el transformador del sistema de distribución. No era muy difícil según ella, y para él podía confiar en sus conocimientos (aunque básicos-medio) para que no hiciera alguna tontería. Con todo entendido, llamaron a unos guardias para que la llevaran de vuelta, así como comenzar a dar instrucciones a los soldados acuartelados.




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