Últimas cinco horas

Hora 2

Todo es diferente ahora, la oscuridad ha dejado de importar y la extraña luz sobre mí me parece atractiva. Todavía tenía la esperanza de ser salvada o encontrada, pero todo eso se ha derrumbado y el nudo en mi garganta me impide poder decir mi última palabra.

A final, lo único que me reconforta es saber que no me iré sola o al menos eso espero.

Muchas veces soñé con la típica historia de amor donde la protagonista encuentra un príncipe azul que le rescate de sus demonios, bueno… ahora pienso que he rescatado a la humanidad del peor demonio jamás creado. Mi historia no tiene un final feliz, pero al menos espero que alguien si lo tenga.

Una sola llamada a la policía hubiera hecho la diferencia el primer día que su puño impacto contra mi rostro o tal vez no… Si le hubiera dicho a alguien lo que sucedía quizá y me hubiera planteado la idea de huir lejos, tan lejos que nadie en el mundo me encontraría jamás.

Últimamente no soñaba con algo grande, pero me hubiera gustado tener una casa en el campo, rodeada de árboles y animales en la cima de una montaña llena de vegetación. Mi hija y yo hubiéramos sido tan felices ahí que ella jamás hubiera conocido la maldad que hay en el mundo. Viviríamos en esa casa el resto de nuestras vidas y le enseñaría a cazar y recolectar frutos. Por algo mi padre me enseñaba todas esas cosas cuando apenas era una adolescente hormonal con sueños de grandeza, riqueza y amor verdadero.

Aparte de mi hija lo que más voy a extrañar es a ellos, mis padres. Tenían una gran granja en el campo con vacas y gallinas a las cuales ayudaba a alimentar, pero mis sueños me mantenían flotando en una nube y un día decidí que quería buscar una vida en la ciudad, empaqué y me despedí de todos y de todo, jamás me hubiera imaginado que sería la última vez que los vería.

Mamá llorará cuando le digan que encontraron el cadáver de su única hija en un departamento casi vació y lleno de basura y botellas de cerveza. En cambio, papá se enojará y no dejará que ninguna lágrima caiga de sus hermosos ojos celestes, querrá ver mi cuerpo y culpará a mamá de haberme permitido abandonarlos, pero los meses pasarán y sé que papá se arrepentirá de sus palabras y rogará el perdón de mamá, por su puesto ella lo perdonará y seguirán con su feliz matrimonio como lo han hecho los últimos veinte tres años. Olvidarán que su hija fue asesinada por un hombre al que ellos jamás conocieron y solo me recordarán a la niña que ayudaba a mamá a recolector los huevos que daban las gallinas.

Alguna vez fui feliz y quiero mantener ese recuerdo en mi mente el resto del tiempo que me quede de vida. No me gustaría que mamá tenga que ir a la morgue a reconocer mi cuerpo así que espero que papá lo haga. Ya puedo ver su rostro inexpresivo, pero sus ojos acumulando lágrimas mientras observa los rastros de lo que una vez llamó “hija”. Mamá tendrá que ser fuerte para no desmayarse en el momento en que levante el teléfono y reciba la llamada de la policía, espero que ese día papá decida contestar el teléfono en lugar de mamá.

Papá siempre fue fuerte, jamás lo vi llorar o alzar la voz, pero sabía que en su interior vivía un pequeño niño al que le gustaba jugar conmigo y a la vez amaba molestar a mamá todos los días con la intensión de hacerla enojar porque decía que mamá se veía hermosa cuando se enojaba.

No hay duda de que mi vida no fue un cuento de hadas, pero todo lo bueno lo guardo en mi corazón hasta el último segundo en el que mis pulmones dejen de funcionar y mi corazón ya no pueda bombear la poca sangre que todavía queda dentro de mi cuerpo.



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En el texto hay: mujer, muerte, relatocorto

Editado: 19.12.2021

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