Lie to me. 5 Seconds of Summer
03 de febrero de 2019.
He comprobado la carga de combustible con el balance del peso que lleva el avión por séptima ocasión y sigue siendo el adecuado a pesar de la distancia recorrida, así que elevo la mirada observando el escenario frente a mi con determinación cuando reconozco que el vuelo va acorde a lo previsto, sin embargo, no puedo evitar sentir la tensión que se instala sobre mis hombros al caer en cuenta de que estoy piloteando un avión con destino al lugar que había jurado no volver a poner un jodido pie.
Suena increíblemente estúpido tomando en cuenta que México es mi destino, por ahora.
—¿Señor Ibaute? —un sonido apenas perceptible me hace mirar por el rabillo del ojo y ser consciente de que alguien está llamándome.
Pero no es precisamente por el auricular como exijo que sea la comunicación conmigo al llevar el cargo principal.
—¿Sí? —espeto apretando la mandíbula sin despegar mi vista del panorama.
—Le preguntaba por si necesita algo más en la cabina—cuestiona una mujer a mis espaldas.
—Todo está bien Nisa, gracias por preguntar—mascullo sin siquiera mirarla así que ella sale del lugar en apenas unos cuantos segundos.
Cuando dejan de resonar los tacones de la aeromoza suelto un suspiro cansado mientras la risa sarcástica de mi copiloto comienza a inundar la cabina.
—¿Qué? —cuestiono hosco mirando a Salma que sigue revisando en los dispositivos las condiciones climáticas donde parece inmiscuirse a pesar de saber claramente lo que sucede.
Revisar su tableta es la forma de evadir cualquier cosa que la lleve a pilotar el avión, por lo que hacerle una jodida broma pareciese la mejor alternativa para que al fin deje sus miedos a un lado.
—Eres ridículo ¿Lo sabes verdad? —cuestiona la pelirroja chasqueando la lengua haciéndome maldecir por lo bajo por decidir traer a mi hermana menor conmigo y por haber insistido en que fuese de copiloto—. Los pasajeros son únicamente las docenas de aeromozas que contrataste—se burla recordándome que realmente solo somos dos quienes deberían estar viajando hasta el otro lado del mundo, no dieciséis.
—¿Ridículo? —cuestiono elevando las cejas mientras niego—. Ridículo sería estar sentado escuchando las vidas desafortunadas de las personas que viajan en un avión o de paso ellos escuchando la mía ¿Quieres que siga? —cuestiono mirándola con autosuficiencia.
—Claro, prosigue—me reta.
—Si somos pilotos aviadores con nuestro propio avión ¿Dime por qué demonios iría en la parte trasera? —cuestiono elevando mi tono de voz con exasperación mientras controlo un par de acciones nuevamente en la cabina.
—¿Por comodidad tal vez? —murmura Salma observando a un costado para evadirme.
—¿Quieres rotar? —cuestiono a sabiendas de su posible respuesta.
—No
Aquí vamos otra vez.
No quiero pensar en lo que había dicho mi hermano Sullivan la última vez que lo vi, pero lo hago, esa fue la última discusión que tuvimos cuando supo que Salma había decidido unirse a la Aviation Academy en Turquía.
Sullivan le había sugerido a Salma pensarse dos veces lo que querría estudiar y la pelirroja no había dudado ni un segundo en unirse a la profesión y aunque parecía decidida en un inicio a seguir todos los lineamientos que implican manejar un avión su rendimiento había ido en picada apenas un año después que entró.
Aún así sorprendentemente había aprobado graduándose en julio, pero nadie estaba dispuesto a contratarla aún.
—Si continuas accediendo a solo ser la copiloto perderás la dirección de tu propio vuelo ¿Lo entiendes? —espeto con dureza a sabiendas del impacto que podrían tener mis palabras y ella solo decide centrarse en sus tareas sin decir nada más.
Volar se había convertido en una meta fácil de conseguir, apenas salí de México aplique a una beca en Turquía misma que me llevó a no solo dejar a un lado el sucio dinero de mi familia materna los Demirci, sino que me ayudó para ampliarme profesionalmente en varias áreas como la de finanzas internacionales para construir el reconocido emporio de hoteles Ibaute a nivel mundial.
—¿Qué estamos haciendo? —interroga Salma más para sí misma cerrando los ojos, sin embargo, después de unos segundos decide encararme y tomarme desprevenido—. ¿Por qué de pronto tu interés en regresar a México?
¡De ninguna maldita manera!
Sé más que bien a lo que quiere llegar Salma y no lo hará, no tendrá más información al respecto de poner un pie nuevamente en México, además fue ella misma quien decidió viajar conmigo.
—Melek, habla Ibaute—digo ignorando a Salma para centrarme en hablar con la torre de control de Nueva York donde se supone haremos el aterrizaje—. Todo va a lo acordado ¿Puedes decirme las coordenadas del aterrizaje disponible? En cuanto antes Melek, en cuanto antes—expreso apretando los dientes cuando escucho incluso su desorganización por teléfono.
Melek es un viejo amigo que se mudo a Nueva York en cuanto terminó su carrera de aviación y es el mismo que me ha ayudado a conseguir un espacio para dejar el avión o al menos eso espero porque su falta de "planificación" en todos los ámbitos de su vida incluso lo ha llevado a tener siete hijos "sin querer" como suele defenderse.
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Editado: 16.07.2021