Un amor a la antigua

Capitulo 27

¿Aliados o enemigos?

Blake

Feddei tomo la mano del desconocido y la apretó tanto que hizo que se formara una mueca en el rostro del hombre, estaban en una batallada de miradas cuando el otro sujeto giro su vista para centrarse en mi.

— Я тебя не знаю, ты кто? — el hombre se dirigió a mi, sabia lo que había dicho, pero lo ignore y me centre en ver a Feddei a la espera de una indicación.

A ti no te conozco, ¿Quién eres? > 

— Выделите достаточно времени для представлений. — Feddei le respondió, pero el hombre no tardo en llevarle la contraria a Feddei.

Abra tiempo de sobra para las presentaciones.> 

— Если я его не знаю, он не сможет войти 

<Si no lo conozco no puede entrar.

— Единственное, что для вас должно иметь значение, это то, что он Васильев. — Feddei quito al hombre del paso para comenzar a caminar al salón. 

Lo único que debe importarte es que es un Vasíliev. >

Sabia que al venir a Rusia de cierta forma estaba desprotegido, si sabia pelear y estaba en condición pero nada de eso serbia y tampoco podía pedir ayuda, ya que venir directo a las manos de una de las mafias más sangrientas conllevaba cierto valor, pero también sabia que mi única arma era mi apellido, mi apellido pesaba y sabia que si se metía conmigo se metía con toda la gente que tenían mis padres al mando, lo vi cuando el ladrón se metió a mi casa en New York y lo he venido comprobando en el aeropuerto, y con la mujer que casi mata a golpes a Karina. 

 — ¡Feddei amigo! — un hombre nos intercepto quedando frente a nosotros evitando que siguiéramos caminando. — Pensé que no vendrías, los rumores dicen que has sido sustituido... — se callo al pasar su vista en mi, la mayoría de aquí media casi dos metros y de cierta forma se veía un poco mi diferencia de altura con mis 1.80. — Vaya vaya, a quien tenemos aquí, ¿eres el heredero Vasíliev no? — me desconcerté un poco que me reconociera al solo verme una vez. — ¡Pero claro que lo eres!, bienvenido jefe. — hizo un gesto con la cabeza a modo de indicar respeto.

— El no es tu jefe, yo soy tu jefe. — Feddei intervino.

— Estas equivocado al presentarse uno de los herederos el poder pasa a ser de ellos, veo que has venido para conocer a la gente, ven te presentare con algunos colegas. — el hombre intento llevarme con el pero Feddei lo detuvo.

— Te dije que yo soy tu jefe, ahora déjanos solos. — el hombre ni si quiera se movió, pero dos de los hombres que venían con nosotros se pusieron a su espalda — vete. — el apretó los puños y se fue sin despedirse.

— Lo ves, todos saben que yo soy quien mando. — me acomode el saco.

— Tu no eres jefe de nadie niño, y te dije que te callaras. 

Seguimos caminando por todo el salón, Feddei se paraba a saludar a algunos hombres y mujeres pero evitaba a toda costa que ellos intentaran iniciar una conversación conmigo, o si quiera que ellos preguntaran que hacia yo aquí, pude escuchar algunas de sus conversaciones, al parecer cerraban tratos de venta de drogas, una que otra vez mencionaron unas pelas, carreras, casinos, bares al verdad es que me estaba aburriendo ya que no podía moverme del lado de Feddei, pero tampoco podía beber, ni comer nada de lo que ofrecían los meseros. 

— No te veo muy animado heredero. — la voz de una mujer me distrajo de mi aburrimiento, era alta, rubia, traía puesto un vestido rojo que hacia contraste con su piel, lucia muy elegante. — ¿qué no hablas, tan rápido te cortaron la lengua? — ella le dio un sorbo a su copa de vino clavando su mirada en mi, tenia unos ojos azules tan claros como el mar. — Oh no ya se, ese mafioso te amenazo con que no hablaras, ¿cierto? — asentí levemente, me quede perdido en el azul de sus ojos por un momento me quede viéndolos fijamente, desee que esos ojos no fueran azules si no cafés, suspire al recordar a mi castaña. — Bien hablare yo, soy Alisa hija de ese mafioso. — trague saliva al escuchar lo ultimo, ella era hija de Feddei, pero si no se parecían en nada. — difícil de creer si, lo se me lo dicen a diario. 

— Alisa, ¿qué haces aquí? — Feddei se unió a nuestra conversación, se escuchaba molesto.

— Recuerdas que mi prometido es uno de los principales proveedores de armas entre las mafias, ¿no? — ¿prometido?, pero si se veía de mi edad.

— ¿Ese idiota te trajo a esta reunión? 

— Mira yo solo viene a cumplir con el papel que me toca, si quieres ir a reclamarle algo ve con el, esta hablando con un japonés insoportable. — se empino de nuevo su bebida para darle un trago.

— Deja ya de tomar. — Feddei intento quitarle la bebida pero ella lo esquivo.

— Hace cinco meses que dejaste de tener control de mi y de mi vida, Padre. 

Y se fue dejándonos de nuevo solos, se podía sentir en el aire el enojo de Feddei, ignoro lo que había pasado hace un momento y siguió saludando a más gente, hasta que el tipo de la entrada estaba acompañado del tipo que intento llevarme con el y más hombres evitándole el paso.

— Ya que has cumplido con tus saludos necesitamos hablar. — señalaron las escaleras, Feddei intento moverse pero los guardaespaldas de aquellos hombres se lo impidieron, de echo duplicaban a los hombres de Feddei. — vamos arriba, ahí tendremos más privacidad.

Subimos las escaleras y nos metimos en una de las grandes puertas de madera dándole paso a una biblioteca enorme, cinco hombres de cada cabecilla entraron con ellos y los demás se quedaron afuera, lo mismo paso con los hombres de Feddei, adentro ya estaban dos hombres más, Alisa estaba colgada del brazo de un hombre alto de pelo rubio, más alto que ella, se veía mucho más grande que ella, y a lado de ellos estaba un japonés, me supongo era el de hace un momento.

— Ya que todos estamos reunidos, nuestro querido Feddei nos debe una presentación. — pude sentir como el se tensaba al ver a todos ahí esperando que me presentara.




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