Leonardo
—¿Por qué hiciste eso? —me reprochó Olivia mientras curaba mis heridas, yo me preguntaba exactamente lo mismo ¿por qué lo había hecho?
—Puedo defenderme yo sola —agregó.
Maldita pixie.
—Mira nomas como te dejo, deberías de dejar de oficiar como caballero andante Leonard.
—Mi nombre es Leonardo —apreté los dientes irritado.
—Lo que sea ¡no vuelvas a tratar de defenderme!
¿Qué demonios pasa con esta mujer? O mejor aún ¿qué demonios pasa conmigo? Debí dejar que se enfrentara con su ex.
—Como sea —bufe de mal humor, pero eso solo acrecentó mi dolor, aparte que la loca estaba presionando muy fuerte— ¡Con cuidado!
—¡Deja de quejarte! Ni Gwen se queja tanto.
¿Quién?
—Te das cuenta de que yo no conozco a esa tal ¿Wein?
—¡Es Gwen, idiota!
—Como se llame, yo no la conozco de nada, así que no sé porque me comparas con ella, aparte... ¿qué clase de nombre es ese? No suena para nada a español.
—Eso es porque Gwen es estadounidense, solo que sus padres se mudaron para acá cuando nació.
La vi con cara de "¿Crees que me importa?"
—¿Siempre eres así con las mujeres?
—Solo con las tías como tú.
—¿Tías como yo? —escuche su risa irónica— ¿Y cómo son las tías como yo? Leonard —Estoy seguro de que me dijo así solo para hacerme cabrear, pero no voy a caer en su juego.
—Salvajes, guarras, con unas pintas...
—No me digas que te van las "muñequitas rosas", no vayas a llenarte de brillantina el pene.
Sentí mi cara enrojecer ¿Acaso esta chica no sabe ser discreta?
Volví a escuchar su risa, era insoportable, hasta una hiena se reiría más bonito.
—Eres tan príncipe encantador Leo —¿Recordó mi nombre? —, pero no voy a llenarme la vagina de brillantina por ti...Chao.
Si aún no estaba seguro, ahora lo confirmo, esta chica está loca.
(...)
Una de las cosas que agradezco del trabajo de mis padres es la nula atención que ponen en mi hermana y en mí, la mayoría de las veces al menos.
Esta, para mi desgracia, no era una de esas ocasiones.
—¡Leonardo! ¡¿Qué demonios ha pasado contigo?! ¡Estás todo golpeado! —los gritos de mamá perforaban mis oídos ¿no podía entender que solo quería descansar?
—Solo... —quise explicarme, pero ni eso pude hacer.
—Iremos al hospital ¡ahora!
—Por Dios mamá, solo son unos golpes y una amiga ya me curo —Al ver su cara, supe que la mención de Olivia, aún de forma leve, había sido un grave error.
—¿Qué amiga? ¿Por qué te curo? Te golpearon por su culpa ¿Verdad?
A estas alturas yo estaba irritado y muy molesto, ni siquiera por el hecho de que mamá tenía razón, me había llevado una golpiza por culpa de una chica que ni quería ser defendida.
—Mamá ya déjalo ¿qué haces aquí?
Vi su cara de indignación, aunque después se comenzó a tranquilizar.
—Me llamaron de la escuela de tu hermana por un altercado.
No pude evitar poner cara de circunstancias, Valeria era un caos total, a veces pienso los problemas que yo no cause en mi adolescencia, ella los causa el doble.
—¿Qué ha pasado?
—Se fue de pinta.
¿Y lo dice así tan tranquila? ¡Deberíamos estarla buscando!
—¿Ya regreso? —pregunté en un vano intento de no perder el control, lo que menos necesitaba era una bronca con mi madre.
Aunque todo se fue al carajo cuando mi progenitora negó.
—¡¿Y qué estamos haciendo aquí?! ¡Vámonos!
—Pero cariño...no sabemos dónde está.
—¡Pues la buscaré, aunque sea debajo de las piedras!