Un Amor De Chocolate

El Tormento De Gabriel

GABRIEL

No podía respirar paz sin mi amado Anthony, menos aún soportaba tener que mentirle así pero sentía que eso era preferible a tener que soportar su partida.

Esa mañana mi rubio amado se marchó a casa, tenía que volver al menos un momento ya que habían pasado dos meses sin que nadie pise esa mansión. Había quedado en ir a verlo luego del almuerzo.

Pero cuando él se marchó me sentí morir, un terrible vacío se adueñó de mí sintiendome extremadamente solo. Sin nada más que dolor intenso.

Mi padre estaba empecinado en ascender en esa maldita sociedad que solo oscuridad provocaba a quien se asomaba a ella. No podía entender su obseción sobre ese tema, pero era conciente de que era importante para él.

Suspiré profundo y me volví a colocar la máscara de la intensa frialdad una vez solo, no podía ser yo mismo.

Cuando me reuní con mi padre en su despacho me encontré con su amor. Era idéntico a Liam Archer, el padre de Anthony. Su gran amor.

Estaba sentado en uno de los sillones leyendo uno de sus libros favoritos. Aquel era muy culto y en extremo peligroso. Cumplía con todos los requisitos que mi padre necesitaba en una pareja.

Al verme su rostro se le iluminó con una radiante sonrisa que preferí ignorar. No es que me caiga mal, pero de momento prefería no conciderarlo parte de mi familia.

Sin embargo siempre fuí cortés con él. Sabía que estaba profundamente enamorado de mi padre, y eso era valorable.

Su buen gusto por el vestir era comparable al de mi padre. Sus dorados cabellos me recordaban a los de mi amado Anthony.

Anthony, su rostro invadió mi mente colmandome de tristeza una vez más. Respiré hondo y oculté mis sentimientos otra vez. Fausto me miraba de forma inquisitiva.

Como intentando leer mis pensamientos, hecho que me molestaba sobremanera.
— Gabriel, ha surgido....un inconveniente en lo del difunto Conde — empezó a decirme mi padre — Apareció un sobrino suyo que reclama el título nobiliario — elevé una ceja a modo de interrogación — Ocupate de ese cabo suelto ¿de acuerdo?

— Si es antes del almuerzo mejor — me dijo el novio de mi padre — De lo contrario no podrás ver a Anthony hoy.
— No te metas — dije indigmado mirándolo con dureza. 
— Es que él tiene razón Gabriel, si no te apuras pasarás todo el día en éste problema.

Fausto me entregó una carpeta donde estaba toda la información al respecto. Menudo embrollo aquello, encima el sobrino de ese degenerado frecuentaba Recreación. Por lo visto tendría que esmerarme bastante.

Miré a mi padre en silencio unos momentos. Al parecer para lo único que me necesitaba era para hacer el trabajo sucio. Pero él tenía razón, antes no me importaba aquello.

Frecuentar a Anrhony empieza a resultarme problemático. Quizás deba dejarlo, después de todo si no fuese por mi padre en éstos momentos me encontraría en las calles o quizás estaría muerto.

Respiré hondo y asentí con la cabeza. Fausto me sonrió complacido. 
— Debe desaparecer hijo 
— Dalo por hecho padre.

Luego dejé la carpeta sobre su escritorio y me coloqué la capa negra disponiendome a partir. 
— El almuerzo es en dos horas. Si surge algún contratiempo...
— No te preocupes, estaré aquí para el almuerzo — respondí abriendo la puerta del despacho.

Me fuí con la más sombría expresión, en mi mente solo había pensamiento para el asesinato. Pero antes debía encontrar a mi próxima victima.

Cada segundo que pasaba me iba convenciendo más y más de que Anthony no era para alguien como yo. Ese hermoso rubio era tan puro que no se merecía tener a su lado a alguien indigno como lo soy yo.

Anthony, tendré que decirte adiós mi gran amor.




 




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