ANTHONY
Durante el funeral no pude evitar de pensar que a quien deberían estar velando en esos momentos era a mí debido a que el blanco era yo, no Alice.
Cerré mis ojos mientras su ataud iba descendiendo al pozo. La última vez que hablé con ella iba a subir al carruaje de los Archer, pero ella me lo impidió alegando que no me correspondía disfrutar de nada de los Archer debido a mi decisión de amar a Gabriel, hijo de Fausto, y no a Mefis, sobrino de Orfen.
Ella había aparecido de repente y sin previo aviso comenzó a defenestrarme públicamente. Se notaba que se avergonzaba de ser mi hermana.
Ella misma subió al carruaje de los Archer que momentos luego explotó en mil pedazos.
Abrí otra vez los ojos contemplando cómo iban arrojando la tierra sobre su ataúd. No lo podía creer aún. Y para colmo de males mi padre estaba al borde de la locura.
Cuando Mefis quiso entrar sentí una furia intensa en mi ser y me avalancé contra suyo echandolo del funeral de mi hermana.
Él me miró de forma burlista y altanera antes de irse murmurando que él era dueño de hacer lo que le plazca.
— Deberías guardar esos ímpetus para la cama Anthony, nuestra cama — me dijo el muy maldito y se fue riendo como loco.
Gabriel me sujetó ya que mi intensión era arañar a ese monstruo de la furia. Pero mi amado supo devolverme a la calma una vez más.
Alice, hermana. Debiste confiar en mí. Era yo quien debía morir no tú. Esa bomba iba dirigida a mí. Lo siento hermana, te prometo que buscaré a quien te asesinó y vengaré tu muerte.
Gabriel me abrazó y me desplomé en sus brazos, sentía dolor, miedo e impotencia por lo sucedido.
— Gabriel, ese ataque iba dirigido a mí — dije como pude
— ¿De qué estás hablando Anthony?
— El carruaje de los Archer era el mío. Alice fue a Recreación en el carruaje de los Vo Fisher.
—¿Estás seguro? — Gabriel me miraba asombrado ya que no se esperaba aquello.
—Si Gabriel. Yo iba a subir cuando mi hermana apareció y tras insultarme frente de todos por elegirte a tí y dejar a Mefis, se subió al carruaje.
—¿Por qué hizo eso si tenía el otro?
— Para hacerme notar que ya no tenía derecho alguno al elegirte a tí. ¿Te das cuenta? Debí ser yo y no ella.
Él me abrazó en silencio intentando calmarme y asimilar lo que le había dicho. Instantes luego me miró a los ojos con determinación.
— No tienes de qué preocuparte mi Anthony. Yo te protegeré y descubriré al responsable de la muerte de Alice.
Como única respuesta lo volví a abrazar con intensidad. Sabía que no era momento de contarle nada a mi padre ni a Orfen. Suficiente tenían ya con la muerte de Alice.
Al salir del funeral regresamos a mi casa, donde estuvimos el resto del día solos y juntos. Gabriel envió un telegrama a su padre pero desconozco qué le decía en el mismo.
Sabía que él debía regresar a su casa a la noche antes de la cena y a mi no me apetecía acompañarlo. Por lo tanto decidimos despedirnos hasta el día siguiente.
Esa noche, después de la cena que me obligué a comer, decidí empezar a leer el diario de mi padre desde el inicio. En verdad quería conocerlo tal como Orfen me recomendó.
Ví que había añadido varias notas escritas en hojas diversas al final del diario, pero no era la letra de mi padre sino de Orfen. Por lo que parecían ser la continuación de la historia.
Perfecto, así podré saber todo lo que sucedió desde sus inicios hasta ahora. No sé en qué momento me quedé dormido, pero mi mayordomo me despertó para que me fuese a dormir a mi habitación.
Así lo hice, teniendo en mi mente las múltiples imágenes de la historia de mi padre hasta donde había llegado a leer. En verdad su vida fue dura e injusta según iba avanzando en la lectura.