Un Amor De Chocolate

Perdoname

GABRIEL

Si me amas liberame Gabriel.

Aquellas palabras que mi amado dorado dijo me llegaron al alma misma, logrando liberar mi luz interior que yacía encapsulada por mi propia oscuridad.

Oscuridad que había empezado a tomar fuerzas cuando recibí esa carta, su carta donde rompía conmigo por el oscuro hecho de ser el hijo de Fausto.

Aquello me desbastó y el no poder llegar a Anrhony para hablar sobre lo nuestro, acabó conmigo. Me había vuelto frío y duro como mi padre, a quien enfrenté sintiendo odio intenso.

— ¡Es tu culpa! ¡Maldito enfermo! ¡Liam está traumado debido a tu maldita obseción! ¡Y ahora el único perjudicado soy yo!

— Mi pasado no es de tu incumbencia Gabriel 
—¡Si que lo es! ¡Precisamente por tu pasado es que mi presente es un infierno!

— Que Anthony no te corresponda en el amor no es culpa mía, hijo.
—¡Encima eres un hipócrita!

El adios de mi amado despertó a la bestia de la oscuridad que yace dormida en mi. Muy a mi pesar. Y no podía hacer nada para controlarla. Mi dolor había encerrado mi luz interior.

En esos momentos solo me interesaba recuperar a  Anthony sea como sea. Lo retendría a mi lado por siempre aunque sea a la fuerza.

— Ese Fausto ya no existe hijo. Murio
— Dicelo a Liam y a Orfen maldita sea. 
— Tú eres tú y yo soy yo 

— No, no lo acepto — arroje la carta a la chimenea con odio intenso — Anthony no acepto tu adios. Volverás a mí quieras o no.

— No es ese el mejor camino Gabriel — me dijo mi padre.
—Mira quien habla, el que no logró conquistar a quien tanto amaba.

— Precisamente por eso es que aseguro que esa no es la mejor opción hijo.
— Padre, cierra el pico.

El dolor era quien me guiaba, obligandome a secuestrar a quien debía proteger y mantenerlo en mi cama, desnudo y drogado. Pero su luz junto a su intenso amor pudo liberarme una vez más de las cadenas de la intensa oscuridad.

Ahora estaba ahí, ayudandolo a despertar ya que tenía que hacerlo reaccionar para poder liberarlo. Él anhelaba ir junto a su padre y yo no era quién para impedirselo.

¿Que si lo amo? Lo adoro, y su adiós me desgarra por dentro, pero el amor libera no aprisiona. Es lo que mi padre jamás logró entender con Liam. Yo debo ser diferente a él.

— Reacciona Anthony, despierta — lo había ayudado a sentarse en la cama y ahora lo sujetaba en mis brazos.

—¿Qué? ¿Dónde estamos?
— En mi casa aún, pero pronto volverás con tu padre.

— ¿Gabriel? 
— Si
— ¿Me liberarás?
— Si
— ¿En serio?
— Si

—¿Por qué?
— Porque....te amo Anthony. Y te lo voy a demostrar.
— Gabriel

Lo miré a esos hermosos ojos win poder dejar de llorar.

— Anthony, te amo tanto....por favor....perdoname, perdón por haber sido peor que Mefis y que mi padre.

— Gabriel, mi amor.
— Yo estaba desesperado, sigo desesperado. Pero esta no es la forma de...de intentar solucionar lo nuestro. Tenías razón mi vida. Toda la razón.

Lo besé y luego lo ayudr a colocarse de pie. Asi lo lleve a la tina donde le preparé un baño con sales curativas que le devolverían la energía y las fuerzas. Fuera era de noche y nevaba intensamente.

— Esta misma noche volverás a casa junto a tu padre. Se lo prometí a Orfen. 
—¿Orfen?

— Si, me habría gustado ser su hijo biológico. Todo sería distinto. Pero así son las cosas.

Lo tenia decidido. Esa misma noche, después de llevar a mi amado a su mansión volveré a mi casa y me suicidaré. Acabaré con todo de una maldita vez por todas.




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