Capítulo 9 - AGUADO

AGUADO

—María tengo que decirte algo —me dice acariciando mi mejilla.

—Dime —le respondo—, antes me habías asustado —digo preocupada  cuando lo relaciono con lo de antes.

—Sé que no me vas a creer —me dice—, pero me pediste que me olvidara de ti —me recuerda la conversación que tuvimos—. No puedo, la verdad es que no puedo hacerlo, no puedo olvidarme de ti —me dice mirándome a los ojos siendo sincero.

—¿Por qué no puedes? —le pregunto algo confusa—. No entiendo nada Blas —le digo sincera.

—La verdad María es que yo… —comienza a decirme.

Voy a hacerlo, voy a confesárselo, voy a decirla que la quiero pero unos brazos me agarran por la espalda haciéndome levantar de la arena y, por ende, de encima de María. Me giro para ver quién es la persona que me ha interrumpido de manera brusca y me encuentro con la mirada asesina de Ane. Otra vez ella, otra vez me ha interrumpido en mi confesión.

Sé que Blas va a decirme algo importante, lo sé por la forma en que me mira, por la forma en la que se pone nervioso pero de repente desaparece de mi campo de visión. Blas ya no está sobre mí mirándome a los ojos. Alguien lo ha agarrado y apartado de mí. Me incorporo sobre mis codos y veo a Ane, cómo no, tenía que ser ella.

—¿Qué coño estás haciendo Blas? —pregunta Ane histéricamente— ¿Qué hacías sobre ella? —vuelve a incriminarle y me echa una mirada furiosa.

—Lo que le da la gana —respondo harta de su comportamiento—. No eres nadie para decirle lo que debe hacer o no —sigo hablando mientras me levanto de la toalla.

—Sí que lo soy —me encara—. Soy su novia —me hace hincapié restregándomelo por la cara—. Además nadie te ha pedido tu opinión niñata —me suelta dándome un empujón con su mano.

—¡Ehhh! —salta Blas y se coloca en medio de las dos—. No le hables así —recrimina a Ane—. Ella no te ha hecho nada –dice la verdad.

—¿La defiendes a ella? —le responde Ane incrédula—. Te recuerdo que yo soy tu novia, no ella —me señala furiosa con el dedo—. Es a mí a quien tienes que defender —sigue diciéndole intentándose acercar a mí para agredirme.

—¡Ane! —casi grita Blas cogiéndola de la cintura para que no se acercara a mí—. Vamos a hablar, ahora —dice bastante serio y enfadado mientras comienza a arrastrar a Ane lejos de mí.

Veo como se alejan y Blas se gira para darme para pedirme perdón por lo que ha pasado con la mirada. Hago un gesto negativo con la cabeza haciéndole entender que no le doy importancia y que no pasa nada. Me devuelve una sonrisa débil y los dos se alejan para hablar. Mientras me vuelvo a sentar en la arena y los observo.

¿Por qué me meteré en estos líos? Si no me hubiera enamorado de Blas nada de esto habría pasado. Soy una completa idiota por amarle después de todo, aun sabiendo que no puedo estar con él porque quiere a otra.

No suelto el agarre del brazo de Ane y sigo caminando hasta que estamos lo bastante lejos como para que nadie nos oiga. Me paro y hago que ella lo haga también.

—¿Qué narices se te ha pasado por la cabeza para hablarle así a María? —pregunto furioso—. Ella no te ha hecho nada —le digo sin entender su comportamiento.

—¿Qué no me ha hecho nada? —me dice incrédula y enfadada también—. Me está intentando apartar de ti y que ella se quede contigo, ¿o es que no lo ves? —me pregunta mientras me acaricia el brazo.

—¡Pero qué estupidez acabas de decir! —contraataco sin entender lo que me quiere decir—. Ella no me está intentando apartar de ti, es mi amiga nada más —respondo sincero con lo primero ya que ella lo único que está haciendo es alejarse de mí.

—Sí, sí que lo hace —me dice segura—. Y estoy harta —me dice aguantando la ira que tiene.

—No te entiendo —respondo cuando me doy cuenta de que hay algo que quiere decirme pero aún no lo ha hecho.

—Que vas a tener que elegir entre ella o yo —me dice mirándome a los ojos totalmente seria.

—¿¡QUÉ!? —grito confuso hasta que me doy cuenta de que lo dice de verdad.