Un amor de verano √

Capítulo 21 - LA MARCHA

 

LA MARCHA

 

Llegamos al aeropuerto, me bajo del coche y cojo las maletas para entrar por las puertas. Andamos hasta la terminal por la que sale mi vuelo a Madrid.

El momento ha llegado.

La terminal está abarrotada y miro a mi alrededor pero María no ha llegado aún. Solo espero que venga, necesito despedirme de ella. Si no viene me muero, no podría irme, marcharme sin despedirme, sin verla por una última vez. Estoy seguro de que si no viene me quedaré aquí porque sabré que ella no está de acuerdo con que me vaya sino que me quede con ella.

Me siento en uno de los bancos que hay y apoyo mis codos en mis piernas. Quiero que los minutos sean eternos y que la llamada para mi vuelo no llegue nunca.

 

 

El bus se detiene en la parada del aeropuerto y me bajo. Busco los carteles con las indicaciones para llegar a la terminal y al encontrarlas, las sigo hasta la puerta de entrada. Respiro hondo y entro.

Al principio estuve mucho tiempo pensando en si iba a venir a despedir a Blas o no. Por una parte no quería verle, no quería tener que mirarle a los ojos y después verle marcharse. Pero por otro lado… quería despedirme de él, verle por última vez, besarle, abrazarle… Además sé que Blas es capaz de quedarse aquí sino voy a despedirme de él, creerá que no quiero que se vaya y podría renunciar a cumplir su sueño, su vida. No podía permitir que ocurriera eso, no por mí. Así que aquí estoy.

Que sea lo que tenga que ser.

Voy hasta la terminal que me dijo Blas ayer y lo busco con la mirada. Tras un par de minutos lo encuentro sentado en un banco.

No sé si fue la intensidad de mi mirada pero se percata de mi presencia porque me mira, levanta la cabeza y me mira con una mueca que pretendía ser una sonrisa. Me acerco hasta él y cada vez que ando me doy cuenta de su cara, de la tristeza de su mirada y el dolor que reflejan.

No puedo mirarle a los ojos, se me parte el alma.

El momento está ya aquí.

 

 

Levanto la cabeza cuando noto que alguien me mira y allí está ella, tan preciosa como siempre. No puedo evitarlo y la tristeza me invade con la idea de separarme de ella. Me mira a los ojos y sé que está triste igual que yo, su expresión me lo dice.

La veo acercarse a mí lentamente y yo me levanto para ir a su encuentro. La amo con locura y lo que más deseo es estar con ella. Ojalá funcione.

Sigue caminando hasta que llega a mí y solo puedo abrir los brazos. María corre hasta mis brazos y se tira sobre mí para comenzar a llorar sobre la base de mi cuello.

—Tranquila pequeña, todo va a salir bien —digo intentando que deje de llorar separando su cara de mi cuello—. Te amo —la digo a los ojos y la limpio las lágrimas de sus mejillas—. Pronto volveremos a estar juntos, te lo prometo, ¿vale? —intento hacerla sentir mejor posando mis manos tras su espalda.

—Está bien —me responde intentando convencerse así misma de que todo irá bien.

Me mira a los ojos y se acerca a mis labios para besarme. Un beso de esos que son únicos y especiales, que se quedara guardado en la memoria de los dos. Ha sido el mejor y el peor beso que nos hemos dado. Los sentimientos estaban a flor de piel. El último y más doloroso de todos.

 

 

Al decirme esas palabras me siento algo más tranquila. Lo miro a los ojos y no puedo evitarlo, me acerco a sus labios y lo beso como nunca antes lo había hecho. El más maravilloso y doloroso de todos los besos que nos hemos dado.

Sus labios seguían rozando los míos hasta que una voz nos interrumpe.

—Pasajeros con destino a Madrid, podéis entrar por la puerta de embarque —dice una voz por megafonía.



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En el texto hay: verano, amor, auryn

Editado: 04.07.2020

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