Un Amor en el Tiempo

9. Una coincidencia inevitable

Elena no dejó de pensar en él.

No fue solo su nombre, ni la forma en que sus ojos parecían buscar algo en los suyos. Era la sensación en su pecho, el latido acelerado sin motivo aparente. Como si el universo estuviera tratando de decirle algo, pero en un idioma que aún no comprendía del todo.

Se llevó el café a los labios, pero se había enfriado. Suspiró y sacudió la cabeza, tratando de volver a la realidad.

Sin embargo, la realidad no parecía querer dejarla ir.

—Elena.

Su corazón se detuvo un instante antes de girar.

Gabriel estaba ahí de nuevo.

—Perdón si te molesto, pero… —se rió suavemente, con una mezcla de nervios y encanto—. No sé por qué, pero sentí que si me iba sin hablarte otra vez, me arrepentiría.

Elena abrió la boca, pero no encontró palabras.

Gabriel se sentó frente a ella sin pedir permiso, como si su instinto le dijera que ese era su lugar.

—Dime que no soy el único al que le parece extraña esta coincidencia.

Elena exhaló con una sonrisa incrédula.

—No, no lo eres.

Se miraron en silencio.

Y en ese silencio, en la conexión intangible que flotaba entre ellos, algo se encendió.

Gabriel se inclinó ligeramente sobre la mesa.

—¿Te gustaría…?

Elena ya sabía lo que iba a decir. Y antes de que terminara la frase, ya tenía su respuesta.

—Sí.

No sabía qué estaba aceptando exactamente.

Solo sabía que no quería que él se alejara.

Que, de algún modo inexplicable, siempre había estado esperándolo.




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