Un amor en la maravilla.

Capítulo I : Un reencuentro inesperado.

Unas nubes comenzaron a aparecer, una chica estaba cayendo apresuradamente desde el cielo, sin paracaídas, sin rescate, sin nada. 

Lo extraño es que estaba completamente tranquila, dejándose caer libremente, sintiendo el fuerte aire que lograba llegar con fuerza a su rostro; cosas comenzaban a aparecer a sus lados: Tulipanes, unas portadas de libros, una esmeralda, varias personas, pero las que más destacaban eran dos; un chico que estaba atrás y otro que estaba adelante, enfrente de la joven. 

Aquella persona que estaba adelante, se acercó hacía la chica, tomando su mano y sonriendole suavemente. 

— ¿Qué pasa? — Preguntó la joven, confundida ante ello. 

El chico se acercó lentamente hacia sus labios, plantandole un beso en aquellos; ahí fue cuando la joven se levantó. 

— ¡Wow! — La chica sobre saltó en su asiento, tocando su cabeza; sentada en una silla, arrecostada sobre su mesa. — Me quedé dormida anoche, apenas pude terminar la tesis. — Soltó un suave suspiro, estirándose de brazos y espalda. 

— Cloe. — Una mujer adulta ingresó a la habitación. — Baja a desayunar, tenemos una gran noticia. — Sonrió con emoción, saliendo hacia la cocina. — ¡Y arregla ese cuarto antes de desayunar! — Alzó suavemente la voz para que le escuchen. 

— Claro, mamá. — La joven se quedó extrañada al escuchar lo que dijo su madre, rascando suavemente su cabeza en el proceso. — Pero bueno, es mejor hacerle caso. — Se levantó, dejando su laptop a un lado en la mesa. — Quedarme dormida sobre la laptop, que gran idea, Cloe. — Comentó de una forma sarcástica, tocando suavemente su cabeza. 

La chica comenzó a limpiar su habitación, arreglandola por completo; dándose un rápido baño como acto seguido, se cambió, y se acercó hacía un espejo. 

— Creo que así me veo bien. — Cloe hizo una leve pose femenina enfrente de un espejo de cuerpo completo. 

Cloe era una mujer de 22 años de edad, una chica de 1.70 de alto, ojos verde esmeralda cubiertos por sus lentes que le ayudaban a mejorar la visión, un cabello castaño levemente ondulado y una belleza natural. 

— Nice. — Usó su dedo índice y el pulgar para formar un círculo, sonriendo con el auto estima alta. — Será mejor que vaya a ver que desea mamá y desayunar algo después de eso. — Dijo, caminando hacia la cocina, en dónde creía que estaba su madre . 

Caminó con tranquilidad hasta el primer piso, donde vió que en la sala de estar había muchos globos y decoraciones, hasta un cartel que decía "Felicidades."

Ella quedó totalmente confundida, rascando su cabeza mientras fruncía el ceño. — ¿Qué es esto? — Le preguntó a su madre y tres hermanos que estaban ahí esperándola, acomodando suavemente sus lentes en el proceso. 

— ¡Felicidades! — Gritaron los cuatro cuando se dieron cuenta de que su familiar estaba ahí. 

— ¿Felicidades por qué? — Preguntó, quedando aún más confundida que antes. — Sé que acabe el semestre y pronto me darán mi título como arquitecta, inclusive tengo la tesis enviada ya, pero no es motivo para celebrar antes de eso. — Mencionó, manteniéndose aún en duda. 

— No es por eso, tonta. — Dijo la hermana mayor de Cloe, Rossana.

— ¿No recuerdas algo que hiciste hace exactamente cuatro meses? — Preguntó su hermano menor, Rodrigo. 

— ¡Se refieren al concurso! — Gritó una pequeña niña, Rosa. 

— Sigo sin entender. — Cloe seguía igual de confundida que antes, no recordaba nada de lo que decían.

— Hace como cuatro meses, ingresaste a un concurso de internet donde te regalaban un viaje a Machu Picchu, hiciste los requisitos pero estabas tan ocupada con tus estudios que olvidaste el concurso. — Dijo la madre de Cloe, cruzada de brazos. — Hoy me enviaron un correo electrónico, me dijeron que ganaste y tienes 24 horas para confirmar que recogerás el premio o si no, se lo darán a alguien más. —

— ¿¡Qué!? — Gritó con asombro la castaña, se abrió completamente su boca con la impresión. 

— Te notificaron hace seis días desde tu correo personal, pero como eres tan despistada, puedo deducir que ni te diste cuenta. — Dijo Rossana, soltando un suspiro. 

— Pero por suerte, pusiste el correo electrónico de mamá cómo respaldo por si no te acordabas del tuyo o no podías contestar, así que por eso le notificaron hoy que te quedaba un día o otra persona se ganaría tu increíble premio. — Comentó Rodrigo, sonriendole a su hermana. 

— Hermanita. — La pequeña se acercó hacia su hermana, sonriendole con conveniencia. — ¿Me llevas? — Le sonrió de una forma más tierna, mirándole con dulzura. 

— Te llevaría Rosa. — Cloe le acarició suavemente la cabeza a su hermana. — Pero es un viaje para uno. — 

La mirada de ternura de la pequeña se transformó en una más triste, viendo a su hermana con los ojos "llorosos"

— ¡Pero quiero ir! — Gritó la niña en un tono insoportable, haciendo un berrinche. 

Cloe solo suspiró suavemente, agachándose para ver a su hermana fijamente a los ojos con una sonrisa totalmente amable. — Hablaré con los jefes de la compañía, para ver si me dan otro boleto para llevarte. ¿Si? —

La mirada y aspecto "triste" de Rosa cambiaron a uno lleno de esperanza y felicidad en tan solo unos segundos. — ¡Si, hermanita! — Gritó con emoción. 

— Oye, aquí la hermanita eres tú. — Dijo Cloe con una sonrisa más retadora, levantándose y revolviendo los cabellos de su pequeña hermana, percatándose que su madre se había acercado más a ella. 

— Aquí está el mensaje, léelo. — La madre de Cloe le entregó el teléfono para que viera el mensaje. 

— Veamos. — La castaña comenzó a leer con tranquilidad. 

Buenos días, tardes o noches, señorita Cloe Esmerald, somos de la organización de Tour nacional Kinzoku, tras este cordial saludo, le informamos que por cumplir con todos los requisitos y ser seleccionada en el sorteo como uno de los finalistas, usted ha resultado ser ganadora. Le recomendamos ir hacia la oficina más cercana de Kinzoku para recibir su glorioso premio, se le dará máximo siete días para reclamar su premio, en caso contrario, se le dará la oportunidad a otro concursante, muchas gracias por su atención. 

Luego de aquel correo electrónico, se veían las direcciones de las oficinas más cercanas. 

— Veamos, las oficinas más cercanas están en... — La de ojos verdes comenzó a investigar. — ¿¡Sullana!? — Preguntó, levemente alarmada. 

— Vaya, así que irás a visitar a la familia. — Dijo Rodrigo, viendo a su hermana. 

— Estamos en Piura, tampoco está tan lejos de Sullana. ¿Sabes?, No debes porque alarmarte. — Comentó Rossana, viendo la reacción sobre exagerada de su hermana. 

— Sé que no estamos tan lejos pero no he estado allá desde que empecé la universidad, esa fue la razón por la cuál nos mudamos aquí en primer lugar, cinco años sin haber ido a esa ciudad, wow. — Dijo, analizando la situación. — Dejé a todos mis amigos allá, supongo que será agradable verlos si es que tengo la oportunidad. —

— Pero bueno. ¿Qué esperas?, Debes agarrar tus cosas e ir rápido hacia Sullana, tienes muy poco para reclamar tu tiempo. — Mencionó la madre de la joven. 

— Pero antes desayuna, hermanita. — Anticipó Rosa.

— Rosita tiene razón, vayamos a desayunar todos y luego arreglo mis cosas para ir hacia sullana. — Comentó Cloe, yendo hacia la cocina; sus hermanos le siguieron así como su madre. 


Después de desayunar todos como una familia unida, Cloe decidió alistar algunas cosas en una mochila y partir hacia su aventura. 

— Tomaré el primer bus que vea e iré hacia Sullana. ¿Si? — Dijo Cloe, estando a un lado de la puerta. 

— Si puedes, saluda a la familia. ¿Si, hermana? — Propuso Rossana con una suave sonrisa.

— ¡Saludas al primo Raúl! — Dijo Rosa con una gran sonrisa. 

— Entiendo que quieras ir sola, nunca te agrada que alguien te acompañe, eres demasiado independiente. — Comentó Rodrigo, suspirando levemente. — Pero porfavor, ten mucho cuidado. — Abrazó a su hermana con fuerza, siendo precavido con la situación. 

— Apenas reclames el premio puedes volver, en caso que quieras ver a tus amigos o pasear un rato, avísame por mensaje. ¿Si?, Solo trata de no llegar tan tarde, porfavor. Dijo la madre, sonriendole con suavidad. — Mucha suerte, hija. — 

— Muchas gracias, familia. — La de ojos verdes sonrió con mucha alegría. — Los veré después. ¿Si?, Hasta luego, cuídense mucho. — Se despidió, saliendo de su casa. 

— Tú igual, Cloe. — Dijeron todos sus familiares cuál coro, abrazándo a la castaña con fuerza antes de que se fuera. 


Después de eso, Cloe se dispuso a ir hacia su aventura, tomando el primer bus que se dirigía hacia Sullana, aunque claramente comprando una bebida y algo de comer; era muy glotona. 

— En serio, los chifles piuranos son los mejores. — Dijo la castaña desde su asiento, comiendo un poco del alimento mencionado. — Y más si se compran con una chicha morada. — Mencionó, en lo que tomó la bebida antes dicha. 

Dejó a un lado sus alimentos en lo que esperaba que el bus arrancara, reposando en su asiento mientras sacaba su móvil. 

— Hace mucho que no entraba a las redes sociales, la universidad y el trabajo me habían consumido por completo, veamos que hay de nuevo. — Dijo, empezando a revisar su teléfono. 

En lo que comenzó a entrar a sus redes sociales, se dió cuenta de todo lo nuevo; mensajes, notificaciones, más que nada de los memes que rondaban por todo el internet. 

Entre suaves risas por los memes que encontraba, los compartía, comentaba, reaccionaba, aparte también reaccionaba a fotos de sus viejos compañeros de secundaria. 

— Uno por Colombia, otro por Brasil, alguno por Alemania, todos se fueron del país. — Dijo la joven, soltando un suspiro mientras veía hacia la ventana, una sonrisa se había plantando en su rostro. — Me alegro por ellos, es genial tener esa clase de oportunidades y aprovecharlas. — 

El bus comenzó a arrancar, por lo cuál la joven se puso sus audífonos, escuchando música mientras veía la ventana en todo el camino. 

— Que bueno es volver a ir en bus, volveré a ver la hermosa naturaleza del campo mientras escucho algo de la música del shon o Eli. — Dijo la joven para ella misma, al decir los cantantes que estaba escuchando. 

A lo largo del camino, Cloe hacia eso, veía la naturaleza del campo mientras escuchaba la música de sus artistas favoritos, comiendo algunos chifles y bebiendo chicha morada en el proceso, todo tan relajante, le gustaba mucho a la joven. 

Hasta que luego de una hora en bus, al fin logró llegar a su destino, bajando del bus apenas tuvo la oportunidad, comenzando a caminar hacia las afueras del paradero. 

— Todo esto... — La joven empezó a ver edificios, casas, el tránsito, todo era tan nuevo. — Es tan diferente. — Respiró hondo, cerrando sus ojos; dejó salir el aire, abriendo sus ojos y dando un suave grito. — ¡He vuelto, Sullana! — Varias personas se le quedaron mirando al alarmarse por el grito, ella se dió cuenta, comenzando a caminar con una suave vergüenza. — Creo que no fue lo más indicado. —

Todo el camino se la pasó viendo el paisaje, pasando desde la avenida Champañag hasta la José de lama, caminando tranquilamente, viendo las universidades de la zona, los super mercados y los colegios. 

— Y pensar que aquí estudiaba antes, que gran nostalgia. — Soltó un suave suspiro con sentimiento al ver su antigua institución educativa, siguiendo con su camino. — Ha cambiado demasiado por fuera, ahora es más grande y se ve mejor estructurado, que genial que hayan hecho eso para las nuevas generaciones. —

Mientras que adentro de escuchan a personas entrenando en el patio, gritando con emoción y algunos nombres extraños: ¡Earth Hand! ¡Earth Punch! 

— Supongo que están jugando fútbol como lo hacían antes, en serio, este colegio ha cambiado para bien, que alegría — Comentó, viendo a lo lejos aquella escuela, hasta allá se escuchaban los gritos de entusiasmo de los jugadores y alumnos. 

Siguió su camino por todos los locales que había en una bajada de colina, siguiendo hasta llegar a una pequeña plaza. 

— Ah...la plaza de armas, que tiempos. — Suspiro con nostalgia al llegar a ese parque, empezando a pasear por el lugar. 

Ver todos esos árboles, los niños jugando, personas en la iglesia, jóvenes, en su mayoría adolescentes paseando y comiendo helado o en distintos restaurantes, cómicos ambulantes y demás, inclusive un leve evento que había en el genial centro de convenciones. 

— Todo es igual a como lo recordaba. — Mencionó, acercándose hacia un lugar donde comenzó a recordar algo: 

Aquella chica a sus 16 años, junto con otra chica de su misma edad y dos chicos más, caminado por esa misma plaza, exactamente en ese lugar donde estaba la joven. 


— Vamos, Manu, nos hacemos tarde. — Dijo un joven de cabello negro y ojos café, viendo a su compañero. 

— Ya voy Dani, espera que estoy con la bebé. — Dijo un joven de cabello negro y ojos negros, caminando junto a una pequeña bebé de un año. 

— Ten cuidado con ella. ¿Si?, No quisiera que le pase nada. — Mencionó una chica de cabello negro y ojos almendra con preocupación. 

— Calma, Lulú. Tú hija estará bien, él es algo precipitado pero sabe cuidar niños. — Dijo Cloe, riendo suavemente. 

— Uy, ya te quieren de padrastro, Manuel. — Comento Dani, riéndose suavemente. 

— No gracias, yo tengo...otra clase de intereses. — Mencionó Manuel, viendo por unos segundos a Cloe. 

— Lo sabía. ¡Eres gay! — Dijo Lulú, señalando a Manuel. — ¡Y te gusta Dani! —

Cloe comenzó a reír ante lo dicho, viendo la reacción de sorpresa de Manuel y Dani. 

— ¿Qué? — Dani se sonrojó suavemente. — Yo tengo novia, eso jamás sería posible. —

Manuel solo le entregó la bebé a Lulu, acercándose a Dani para sostenerlo de la cintura. 

— Vamos, amor ~ , sabes que soy tu amante, grr. — Alzó suavemente las cejas en un tono coqueto, a lo que Dani le empujó. 

— ¡Esto es en serio, Manuel! — Gritó Dani, sintiéndose suavemente incómodo. 

— Perdón por no poder tener un romance entre compañeros, mejor amigo. — Dijo Manuel en el suelo, levantándose de un salto. 

— Si siempre te portas así de "amistoso" con tu amante, digo, mejor amigo. — Dijo Lulú, cargando a su bebé. 

— Y que lo digas. — Comento Cloe, riendo suavemente. 

— Bueno, quitando ese hecho. He visto que hay cómicos ambulantes en el centro de convenciones. ¿Vamos? — Preguntó Dani con emoción. 

— Por mi estaría bien. — Respondió Lulú.

— Me gustaría verlos. — Comentó Manuel. 

— Vayamos. — Dijo Cloe, yendo junto con sus amigos. 


— Que recuerdos...todo era hermoso en ese entonces. — Dijo la joven de ojos verdes, soltando un suave suspiro. — Hasta que eso pasó... — Siguió caminando sin más, ahora se le veía un rostro más indiferente y serio. 

Siguió y siguió caminando por todo el parque, llegando a un lugar grande, una oficina muy extensa. 

— Oficinas Kinzoku. ¿Eh?, Fue mejor venir a Sullana que ir a Lima, son como 18 horas de diferencia. — Comentó, acercándose hacia las oficinas. 

Después de contarle la situación a la agencia, y sabiendo que ella había ganado el sorteo, le dieron toda la información que necesitaba. 

Al informarse y estar descuerdo, aceptó el premio que había ganado por sorteo, firmando un contrato después de haberlo leído detenidamente. 

— Un mes en el Cuzco...será increíble. — Dijo ella al ya estar afuera de las oficinas. 

— Un mes...será algo relajante. — Mencionó un chico que inconscientemente se había puesto al lado de la joven. 

Cloe no evitó voltear a ver a aquel joven, quedándose suavemente extrañada. 

— Podré ver la montaña de los 7 colores, una de las 7 maravillas del mundo y tal vez pueda aventurarme un poco e ir a otro lado a ver los delfines rosados. — Mencionó con esperanza, viendo al cielo con alegría. 

— ( No puede ser. ) — Pensó la castaña, viendo al chico con sorpresa, no se lo creía. 

— ¿Uh? — El joven se había percatado de la mirada directa de Cloe, volteando a verla; también se quedó muy sorprendido. 

— ¿Manuel? — Preguntó Cloe, sin muchas palabras que dirigir hacia él. 

— ¿Cloe? — Manuel se quedó aún más sorprendido, viendo a la joven. 

Ambos jóvenes quedaron clavando sus miradas entre sí, un contacto visual directo en ambos individuos, la mirada sorprendida y sin mucho que decir, sus pensamientos hablaban por ellos. 

Al parecer, este sería el reencuentro inesperado que comenzaría todo. ¿O tal vez no? 

 



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 01.09.2019

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