Un Amor En La Nieve

La verdadera admiradora

Capitulo IX

 

-Todo –Digo tajante y Leo se toca el pelo de nuevo muy ansioso.

-¿Desde hace cuanto estas aquí?... ¿Por qué estabas aquí?

-Estaba… -No había pensando en que yo sería la que te tuviera que dar explicaciones –Practicando para una exposición –Miento

-¿Cuál exposición Kayla? Estudio contigo en casi todas las clases no hay ninguna exposición

-En casi todas… -Me mira perplejo –Esta bien… yo estaba escondiéndome de alguien –Confieso sin poder mirar a la cara a Leo.

-¿De mi cierto?... Claro por eso Harrison me dijo que te vio pasando muy apurada

-¡No! De ti no… es solo que no quería estar con nadie hoy. No estoy de muy buen humor que digamos –Esta vez mi mentira tenía algo de verdad, la competencia me estaba poniendo muy nerviosa y el ver a Kate con Emy todo el tiempo no ayudaba para nada. Y me estaba dando cuenta que Leo solo quería cambiar de tema y lo estaba consiguiendo.

-Kayla no debiste escuchar la conversación de Miriam y yo

-¿Por qué? ¿Qué era lo que no debí escuchar según tu? –Empiezo a ponerme molesta – ¿No debí escuchar que vas a ayudar a Miriam a regresar con Adam? o lo que no debía escuchar es que para hacer eso tienen que separarnos a Adam y a mí

-Kayla… te voy a explicar ¿Si? –Suena el timbre en lo que acaba de terminar la frase –Vamos a vernos el sábado como teníamos planeado y hablamos con más calma y más tiempo

-Sobre eso Leo te quería decir que yo no soy la del regalo o de lo que sea que te hayan dejado en tu casillero

-Kayla se que ahora estas molesta y no quieres admitir lo de la carta que me dejaste

–Posa su mirada en el escritorio y había olvidado por completo la cajita que allí estaba -De hecho yo te estaba… buscando para… darte algo –Se acerca al escritorio pasando por un lado de mi muy cautelosamente como si tuviera miedo de que le lanzara una mesa encima.

-Oh esa cajita es tuya

-No –Se queda admirando la cajita por unos instantes como previendo que no le paso nada y pienso si será de Miriam. Ella siempre solía darle regalos caros a Adam –Es tuya –Leo abre el puño de su mano derecha que tiene una especie de pulsera y la pone en la cajita azul pequeña, al meterla en ella suena el sonido que ya había escuchado hace rato.

-¿Te gusta? –Me muestra la cajita que contiene una pulsera de color blanco, tiene unos adornos en forma redondas y seguro esos adornos producen el sonido pero lo más bello de la pulsera y el centro de atención es un copito de nieve que tiene al borde la pulsera es más grande que lo adornos y sin duda más precioso, no había tanta luz en el salón pero aun con la poca que había se iluminaba los pequeños cristales en el copito.

-Es hermosa –Balbuceo

-Pruébatela, es tuya

-Leo es preciosa pero no creo que deba acep…

-Esta pulsera me recordó mucho a ti apenas la vi -Me interrumpió –Por eso la compre, no deberías rechazarla

-Está bien, no lo hare

-Dame tu mano –Se la doy y la pone con sumo cuidado como si temiera partirme la mano con un movimiento brusco y por un momento se me olvida incluso que ya sonó el timbre… poso mi mano en frente de mi vista muy, muy cerca quería admirarla bien hasta el más pequeño detalle. Veo la expresión satisfecha en la cara de Leo.

-No creas que ya deje de estar molesta contigo –Leo cambia de inmediato su expresión a una mas avergonzada –Aunque reconozco que ayuda un poco –Leo sonríe un poco sin enseñar los dientes, y hasta parece que le brillaran un poco los ojos –Tenemos que ir a clase

-Tienes razón hace rato que sonaron el timbre –Se nota la preocupación en la voz de Leo –Puede que no nos dejen pasar

-Vamos rápido –Leo me entrega la cajita para que la guarde y vamos hacia nuestro salón, nos encontramos a Emy y a Adam buscando algo en la dirección pero vamos tan apurados que apenas los saludamos.

Entramos al salón y el profesor está ocupado hablando con un alumno así que intentamos colarnos sin que nos vea y casi funciona si no hubiera sido por nuestros compañeros de clase que empezaron a sisearnos.

-Señorita Acadia y Señor Villanueva (Apellido de Leo), se pide permiso al entrar tarde a una clase ¿se puede saber la razón de su demora? –Pregunta de mala gana

-Estábamos en la biblioteca –Miente Leo y yo muevo con la cabeza afirmando

-Eso Leo –Susurra alguien de la clase y algunos de los que escucharon se ríen.

-Lo siento pero ya la clase comenzó así que pueden salirse –“¿Entonces para que pregunto dónde estábamos? Qué gran imbécil” –Quizás con otras materias estén acostumbrados a hacer lo que quieran pero en la mía no –Muestra una sonrisa torcida –Te lo dije el primer día de clases Kayla, ahora por favor retírense

Al salir del salón inmediatamente le reclamo a Leo

-Esto definitivamente es tu culpa

-¿Mi culpa? –Se defiende -¿Quién era la quería explicaciones?



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En el texto hay: novelajuvenil, triangulo amoroso, accidente

Editado: 22.08.2018

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