Un amor eterno

Capitulo 4*******

Al día siguiente, la rutina fue tranquila hasta la tarde. Luis, nuestro chofer, llevó a mi hermana Perla a la escuela. Ella había salido más temprano de su colegio, y aprovechó para conocer a Aria y Adán.

—¡Hola! —dijo Aria con una sonrisa—. Tú debes ser la hermana de Ángel.

—¡Sí! Me llamo Perla. Ángel me ha hablado de ti —respondió Perla, y me dio un leve nerviosismo, sin saber qué podría contarle.

Adán intervino para evitar cualquier comentario incómodo de Perla, y noté que ella miraba a Adán con interés. Aunque siempre había sido una niña social, me parecía natural.

—Tú te pareces a un príncipe —dijo Perla, y yo sonreí. Adán, con amabilidad, respondió que ella era una princesa. Decidimos ir a un parque cercano para que Perla pudiera jugar.

Mientras disfrutábamos del parque, le expliqué a Aria y Adán que Perla tenía asma, así que Adán se ofreció a cargarla en partes para evitar que se cansara demasiado.

—Gracias, Adán. Eres muy amable —dijo Perla con una sonrisa.

Mientras caminábamos, me quedé atrás con Aria, observando cómo el viento movía su cabello. Aunque estaba un poco desordenado, para mí ella se veía hermosa. Me preguntaba si solo yo la veía así.

—¿Cuál es tu color favorito? —preguntó Perla a Aria.

—El azul. Me encanta. ¿Y el tuyo?

—¡El rosa! Y mi animal favorito es la mariposa.

—¡Qué bonito! —respondió Aria con dulzura.

Pasamos un rato agradable y al final del día llevé a Aria y Adán a su casa. Me sentí inquieto, como si no quisiera que el día terminara.

De regreso a casa, Perla comentó:

—Aria y Adán son muy divertidos. ¿Podemos verlos otra vez?

—Claro, Perlita. Cuando quieras —respondí, aliviado de que le gustaran.

Al llegar a casa, nos encontramos con papá, que había regresado de su viaje. Perla corrió hacia él y lo abrazó.

—¡Papá! ¡Te extrañé! —dijo mientras él la abrazaba.

Yo me acerqué y lo saludé formalmente.

—Hola, papá. ¿Cómo estuvo tu viaje?

—Bien, gracias, Ángel —respondió con una expresión serena.

Cenamos en tranquilidad, mientras Perla contaba emocionada lo que había pasado en el parque. Yo seguía pensando en Aria y en cómo me sentía cada vez que estaba cerca de ella. Esa incertidumbre me llenaba de dudas, pero también de una extraña emoción.

......................dos semanas después.........................

Han pasado dos semanas desde que Aria llegó a mi clase, y puedo decir que han sido las mejores de cuarto año. Ahora tengo su número y seguimos en contacto por redes sociales. Salimos a almorzar juntos, y ella es una mezcla de amabilidad, ternura, belleza e inteligencia. Ha sabido respetar mis silencios, que confieso, hasta yo mismo me hubiera mandado al carajo. La fecha de la obra se acerca, y es posible que ella participe para ganar puntos. Me encantaría verla actuar, y también se acerca nuestra defensa con la profesora sobre el filósofo o poeta... ya ni me acuerdo. Solo sé que mañana iremos a la biblioteca.

—Oye, hermano, ¿y hoy no me contarás nada de tu enamorada?

—Más bien creo que el enamorado soy yo, Minion. —No creían que no le contaría nada a mi hermana sobre Aria, ¿verdad?

—Mmmm, pues creo que a ella también le gustas.

—¿Y tú desde cuándo sabes tanto? Tienes diez, no diecisiete.

—Bueno, si me contaras cuán bonita se ve, lo linda e inteligente que es, seguro sabría menos. —Acepto que me emocioné contándole a Perla sobre Aria.

—Es que ella ilumina todo por más nublado que esté. Siempre me saca una sonrisa y me vuelve loco con la suya. Sus ojos son estrellas brillantes, y cuando te mira, te hace sentir como si fueras la persona más importante del mundo. Su risa es contagiosa, y su voz es suave y dulce. Es increíblemente hermosa, por dentro y por fuera. Cada vez que estoy con ella, me siento feliz. Es la clase de persona que solo puedes encontrar una vez en la vida, y...

—Creo que me estoy enamorando —terminó Perla—. Me lo dices siempre que puedes. ¡Ya cásense!

—Sabes que no te volveré a contar nada, ahora duérmete —dije mientras le alborotaba el cabello.

—Ángel, ¿ya le pediste que sea tu novia?

—No.

—¿Y qué esperas? —preguntó como si hubiera cometido un gran error.

—Pues no lo sé.

—Pues dile que sea tu novia y ya. Así la miraremos más y ella será mi cunada.

—Cuñada.

—Eso, cuñada.

—Mejor duérmete. Mañana hablamos.

—Buenas noches, Angelito... Te quiero mucho —dijo dándome un abrazo antes de envolverse en sus sábanas. Sus palabras me llegaban al corazón.

—Buenas noches —dije mientras salía.

Salí de la habitación y me dirigí a la mía. No estaba seguro si papá ya había llegado, pero estaba molesto y decepcionado. No pretendía verificar si estaba allí o no.

Había un mensaje de Aria recordándome que mañana íbamos a la biblioteca. Le respondí, me duché y me preparé para ir a la cama. Acostumbro a dormir con poca ropa; generalmente solo con un buzo en los días fríos o sin nada en los días calurosos. Ahora, a soñar. Tenía el presentimiento de que mañana sería un gran día.

.............................. Aria (⁠ʘ⁠ᴗ⁠ʘ⁠✿⁠).....................................

Ya ha pasado un tiempo desde que entré al instituto y todo ha sido relativamente normal, aunque las clases han estado bastante pesadas. Hoy tengo que reunirme con Ángel para estudiar en la biblioteca. Justo cuando salgo de mi cuarto, me encuentro con Adán, que no puede evitar hacerme una broma sobre mi apariencia un poco maquillada.

—Hermanita, dime, ¿a qué se debe el honor de que te hayas bañado hoy? —dijo con tono burlón.

—Que tú no te bañes no significa que yo no lo haga. Además, voy a estudiar a la biblioteca con Ángel.

—Mmmmm, y ahí está mi respuesta.

—¿Cuál respuesta?

—Que te bañaste por Ángel, es simple y sencillo.

—Adán, cállate y ve a hacer otra cosa.




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