Un Amor Inesperado

Capítulo 1

Cassia estaba sentada, con las piernas muy juntas y rectas, apretando las correas del bolso con sus manos tensas mientras miraba fijamente los cuadro de la pared. Parecía intimidada, pero cualquiera lo estaría, siempre hacía eso en sus chequeos ginecológico. Llevaba medía hora esperando, y ella era una persona impaciente. Cassia se movió lentamente en la silla y soltó un gemido ahogado, estaba ya al borde de su paciencia. En ese instante, oye a la enfermera llamarla.


 

— Cassandra McAllister. — Cassia se pone de pie y responde.

— Sí, soy yo.

— Adelante, la atenderé de inmediato.


 

Ella ingresa al consultorio y se sienta, mientras la enfermera le indica qué hacer. Cassia se sorprende porque el médico que la atenderá no es el mismo al que ha visitado durante muchos años. A pesar de ello, no le da mucha importancia y se deja atender por el galeno.


 

— Su nombre es Cassandra McAllister, tiene 30 años y es una mujer sana según lo que se aprecia. ¿Está segura de lo que va a hacer hoy?.

— Claro que lo estoy.

— Muy bien, entonces cámbiese y la espero en la camilla — dijo el médico.


 

Cassia se dirigió al otro lado de la habitación, donde siempre se ha cambiado. Sin embargo, ese día se sentía nerviosa y algo incómoda durante la revisión del nuevo médico. A pesar de que algo no le cuadraba, decidió seguir adelante con la revisión. Cuando terminó, el médico le dijo con una sonrisa:


 

— Bueno Cassia, nos veremos de nuevo en unos dos meses.

— De acuerdo, nos vemos entonces — respondió Cassia.


 

En ese momento, una enfermera entró nerviosa y Cassia salió para no interrumpir su conversación privada. Cuando regresó a la sala de espera, donde antes había estado sentada, vio a una pareja hablando entre ellos. Les sonrió y se retiró del lugar.


 

Después de varios meses, Cassia comenzó a sentirse muy extraña. Por las mañanas, sentía náuseas y mareos. Se despertaba de mal humor y su estado de salud había cambiado notablemente. Ya no era la misma persona: su trabajo la agotaba, sentía fatiga y sueño, y a veces tenía antojos extraños. Finalmente, decidió hacerse unos nuevos exámenes para descartar cualquier virus o enfermedad que hubiera contraído.


 

— ¡Esto no puede ser verdad! — exclamó Cassia al recibir los resultados de los exámenes en el laboratorio. — Es imposible….


 

Cassia no podía creer que estuviera embarazada a los 30 años, aun siendo virgen. Nunca había tenido pareja y siempre había pensado en esperar a su príncipe azul, pero los años habían pasado y ella decidió que darse sola. Era una profesional con un trabajo estable como diseñadora de interiores. Ahora, su vida había dado un giro inesperado.


 

— Esta afirmación es falsa, no puede ser, tendré que someterme a nuevos exámenes. — dijo ella en un estado de desesperación.

— Lo lamento, pero los resultados son auténticos, usted está embarazada de ocho semanas. — aseguró el médico que había revisado los resultados.

— No puedo creerlo. — algunas lágrimas salieron de sus ojos, que secó con la parte posterior de su mano.

— Lo siento mucho, pero todo esto es verdadero. — dijo el doctor.

— No puedo tener ese bebé, esto es un error. — dijo Cassia preocupada y angustiada.


 

Salió del laboratorio con el ánimo por los suelos. ¿Cómo podía estar embarazada si nunca había tenido relaciones sexuales? ¿La habrían drogado y abusado de ella en alguna de esas fiestas salvajes con su amiga? Todas estas preguntas la atormentaban mientras caminaba por un pequeño parque cercano al laboratorio. Finalmente, se sentó en una banqueta para reflexionar.


 

— ¡Qué!. — exclamó su amiga cuando Cassia le contó lo sucedido con los resultados. — Vamos, eso no puede ser Cassandra, tú que siempre te has cuidado y sigues siendo virgen a los 30 años, eres una profesional, siempre eres la prudente aquí.

— No entiendo qué pasó, si nunca he estado con ningún hombre en mi vida, Dana. Esto no me puede estar sucediendo a mí. — respondió Cassia, nerviosa y desesperada.

— ¿Qué piensas hacer ahora, amiga? ¿Qué vas a hacer con ese embarazo? — preguntó Dana.

— No lo sé, ni siquiera sé quién es el padre. — dijo Cassia, con las manos en la cara. — Sería mejor no tenerlo. Aún hay tiempo de interrumpir el embarazo y no habrá, pasado nada.

— Por amor a Dios, Cassandra McAllister, ese bebé es una parte de ti. No puedes pensar en deshacerte de él así como así. — respondió Dana con firmeza.

— Estoy muy confundida. No sé qué hacer ahora. — dijo Cassia, apesadumbrada.


 

En ese momento, Cassia salió de la oficina, desesperada por resolver todo aquello. Se fue a su casa para descansar y pensar en qué hacer. Tenía tres opciones: interrumpir el embarazo, tener al bebé o buscar al padre, aunque no sabía quién era. Necesitaba reflexionar sobre ello. Después de tomar una ducha, se acostó en su cama para dejar que el sueño la venciera y así poder pensar con claridad al día siguiente.



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En el texto hay: humor, romace, drama

Editado: 13.06.2023

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