TOBIAS
Era un hecho que mi padre se casaría muy pronto con Sarah Genco. Es extraño pensar que esa muchacha que conocía desde que era un niño seria ahora mi madrasta; más de una vez la he visto ir a hurtadillas por la hacienda hacia el dormitorio de mi padre.
“Tal vez hasta tengo un hermano en camino de tantas visitas nocturnas que le hace esa mujer a mi padre”.
Por otro lado estaba Maisie: la inteligente y trabajara Maisie a la cual me muero por besar pero cada vez que se presenta la oportunidad ella se aleja. Me había desentendido de mis antiguos hábitos, en una noche como esta en vez de coquetear con mozas, beber e ir de juerga estaba leyendo todos los libros de botánica que mi padre tenía en su biblioteca pensando en encontrar algo que pudiera interesarle a Maisie. Tan absorto estaba en la lectura que no escuché a mi padre entrar hasta que carraspeo llamando mi atención.
—Ahora te la pasas los días leyendo e investigando. —dijo él mientras miraba los libros que estaban encima del escritorio.
—Trato de ser un joven más productivo.
—Sí y el motivo debe tener por nombre: Maisie Genco.
—No te burles padre.
—No lo hago —dijo con una sonrisa —Te dejo para que sigas con tus estudios.
El salió del estudio y ahí estuve por varias horas, leyendo todos esos libros; algo que hace unos meses hubiera considerado tan aburrido como tortuoso…
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Ya era costumbre cabalgar hasta la casita de Maisie. Al llegar ella se encontraba sentada bajo el umbral de la puerta, después desmontar y amarrar mi caballo, la castaña se levantó del suelo para recibirme y vi que tenía entre sus manos un pequeño pajarito amarillo.
—¿Y ese animal? —pregunté.
—Lo encontré herido entre mis flores cuando llegué. Tal vez se golpeó contra las ventanas, muy fuerte o no sé pero su ala se lastimó. —el parajito era muy bonito y Maisie lo sostenía con mucha delicadeza entre sus pequeñas manos. —Hice lo mejor que pude para volver poner el ala en su lugar, tocará esperar que sane.
—Lo hará si tú lo cuidas y estará volando lejos muy pronto —ella me sonrió, gesto que se me hizo de lo más tierno.
Pasamos a la casa, la vi dejar al pequeñito en una cajita. Me acerque y en el momento que Maisie se volteó choco contra mi pecho y mis manos fueron a su estrecha cintura. Acaricié su pálida mejilla, en sus ojos verdes que mientras más te acercabas podía distinguir el motas ámbar entre el verde. Maisie es tan bonita, no podía apartar la mirada de esos labios delgados que moría por besar.
—Maisie… —estaba a centímetros de su boca y ella se apartó. “¡Ya me tenía harto no poder besarla!”. —Maisie me canse, ¡¿por qué me rehúyes?!
—¡Yo no te rehúyo! —respondió nerviosa.
—¡Déjate de sandeces y dímelo Maisie!
—Todo…. cuando Alejandro nos vio juntos y luego vino todo lo que se hizo para anunciar el compromiso. Me asusté, también sentí como si te estuviera obligando a un compromiso…
—Así que sientes que me obligas a comprometerme contigo. —tuve ganas de reírme y de hecho lo hice.
— ¡No te rías Toby! —exclamó sonrojada. Ahí deje de contenerme, agarrándola de la nuca y apoderándome de su boca.
A mi cuerpo lo recorrió una sensación tan volátil, sublime. El aroma floral de Maisie era provocador y me encantaba. No quería separarme de su boca, la besé con tanta ferocidad haciéndola gemir, la besé hasta que el aire me faltó y tuvimos que separar nuestros labios juntando nuestras frentes, ambos teníamos la respiración acelerada.
—Por favor, es ridículo Maisie. Créeme que si en realidad no me imaginara un futuro contigo me habría negado desde el primer momento.
—¿E-e-en serio piensas en un futuro conmigo?
—Si Maisie.
—¿Y si aparece otra más hermosa…? —la callé con otro beso pero esta vez mas fervoroso.
—Maisie eres fascinante, sutil, pura, bonita. ¿Qué importa si aparece otra mujer hermosa? ¿Por qué me fijaría otra teniéndote a ti? Si te soy sincero toda mujer que no seas tú me parece ordinaria. —ella sonrió, nunca había visto una sonrisa tan bella como la de Maisie.
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Editado: 02.04.2022