SARAH
La llegada de mi hermano Alejandro y mi cuñada Maeve de su luna de miel ya se esperaba en la hacienda. Maeve se veía más bronceada desde su boda y su cabello parecía más dorado, casi brillante.
“Definitivamente el amor la volvía más atractiva y mi hermano tenía una mirada de enamorado”.
Nuestros padres abrazaron a su hijo mayor y recibieron a Maeve con cariño. La única que faltaba era Maisie, debía estar en la cabaña con Toby. El matrimonio le sentaba bien a Alejo y más porque estaba con la mujer que había querido desde que era un niño. Lucían felices. Una vez que nuestra madre se llevó a Maeve para que se instalara en su dormitorio; Alejandro, Hector y yo nos quedamos solos en la salita para tener una charla entre hermanos.
—Maeve te convierte en un hombre risueño hermano —dijo Hector con una sonrisa que Alejandro correspondió.
—La amo, ¿cómo esperas que no sonría cada vez que estoy cerca de ella? —todos aquí adorábamos a Maeve y estábamos contentos de considerarla una más de la familia Genco. —¿Y cómo sigue Maisie? ¿Por qué no está aquí? —preguntó mi hermano mayor con un tono preocupado.
—Ella enamoradísima de Tobías, se la pasan días enteros en la cabaña de Maisie. —respondí y eso solo lo enfureció.
—¡¿Cómo es eso?! ¿Padre lo permite?
—Alejandro, estamos hablando de la recta Maisie. Lo máximo que pueden pasar entre esos dos son unos besos.
—Hermano aunque te sorprenda, Toby se ha comportado. Hasta parece que se volvió alguien más decente por nuestra hermana —intervino Hector. —En serio quiere a Maisie, no está jugando con ella ni sus sentimientos. Lo deberías ver intentando ayudarla en todos sus experimentos y escucharla hablar de nuevas técnicas de cultivo.
—Eso me tranquiliza un poco. Al principio tuve miedo de que Tobías lastimara a Maisie, lo hubiera molido a golpes de ser.
—Pues mira la ironía —me burlé —Nuestra hermana lleva al pobre Toby arrastrándose a sus pies cual perrito faldero.
—¿Es en serio? —ahora el que sonreía divertido era Alejandro. —Necesito verlo con mis propios ojos para creerlo. Me voy a divertir ver a Tobías Carson humillándose por mi hermanita.
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MAISIE.
Pronto tendría que irme, Alejandro ya debió haber llegado a la hacienda. Solo había pasado a ver la ave que Toby y yo habíamos cuidado estos días, el pajarito pronto tendría que irse. Cada día me enamoraba más de Tobías, tanto que no lo creía posible. Me ponía más nerviosa todavía que me costaba mantener mis manos tranquilas sin temblar porque lo tenía mirándome con detenimiento a cada uno de mis movimientos
—Toby. —el miraba embelesado —¿Por qué me miras así?
Lo miré esperando que me contestara.
—Cuando nos casemos y me levante para verte cada mañana seré muy feliz. —sonreí.
—Te puedo asegurar que por la mañana soy más desastrosa.
—Para mí siempre te verás hermosa. Te quiero hacer un promesa Maisie. —enfatizó acariciando mi mejilla.
—Las promesas son peligrosas si no se cumplen Tobías Carson.
—Yo nunca te prometería nada que en vano.
—De acuerdo, ¿cuál es tu promesa? —se acercó tanto que sus labios quedaron a
centímetros de los míos.
—Juro que cuando seas mi esposa y construiré una casa sola para ti, con un laboratorio para que experimentes e investigues todo lo que te apasione.
—Aun no nos hemos ni comprometido Toby. —dije divertida.
—Te lo voy a proponer muy pronto bonita y te aseguro que será tan bello que no podrás decirme que no. —enfatizó con una sonrisa.
—Que seguro estas de mi respuesta Toby. Siendo así yo te hago otra promesa: Cuando nos casemos buscaré hacernos felices a ambos. —juré y entonces él me besó con dulzura.
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Editado: 02.04.2022