Capítulo Dos
Stéfano García
En cuanto entro a la clase no pude articular palabra, a pesar de ser como todas las chicas latinas senti algo diferente con ella, como si su belleza fuera otra. No queria que pensara nada malo de mi pero al ver que Daniela ya se había juntado con ella supe que ya le habria advertido de nosotros.
Nos somos bullies, solo cuidamos nuestro puesto a pesar de que no es mucho problema ¿Quién se atreveria a desafiar a los hijos de los hombres más importantes del mundo? La respuesta tenia nombre y apellido: Renata Ramírez.
Cuando me dijo eso después de que le mostre todo el colegio senti la necesidad de molestarla, lo del comedor ya fue otra cosa pero a diferencia de muchas personas (Que ya hubiera ideado un plan para que me detesten el resto de su vida y se arrepientan de haberme conocido) queria que solo pensara en mi como el enemigo.
Hay un dicho que dice "Es mejor tener a tus enemigos cerca y vigilados a lejos y sin control" Esa chica me consideraba su enemigo y aunque mi cara y todo yo le demostrara que pienso lo mismo no era cierto: Me gusta y mucho.
Me quede más que sorprendido en el comedor pero aunque me gusto mucho que me retara, no iba a demostrarselo ni mucho menos a mis amigos.
- Que insolente- dijo mi mejor amiga desde que tengo memoria: Valeria.
- Ridícula- dijo Liam, Renata se giro a vernos y si las miradas mataran: Ya la hubiera metido 50 metros bajo tierra.
- Me las pagarás, Renata Ramírez- dije yo furioso aunque no lo estaba pero si sorprendido por como nos trato, parecia que mis amigos no lo habían escuchado y senti que sólo lo escucho ella.
- Lo siento, yo- dijo Daniela pero le interrumpi.
- No nos vuelvas a hacer perder el tiempo- dije simplemente, me di media vuelta y pronto senti a Valeria y a Liam a mi lado.
- Sin importar que tan tercermundista sea este país y este lugar- dijo Liam- No deberian aceptar a esas mocosas aqui- comento y yo asentí.
- Y se hacen llamar escuela de prestigio- termino Valeria- mejor vamos por algo de comer, espero y tengan Sushi- dijo y se fue a la fila, yo mire a Liam quien ya se había sentado.
- ¿Te compro algo?- pregunte.
- Solo si hay sushi o spaguetti del bueno- dijo entregandome un dos billetes, uno de 10 y uno de 20, frunci el ceño.
- Guardaste para hoy tarde ¿No?- pregunte y él asintio.
- Si- dijo simplemente y me reuni con Valeria en la fila.
- Así que- dijo ella mirando a la ventana- Ya le echaste un ojo a la nueva becada ¿No?- dijo y me tensé.
- Valeria, amiga ¿Tienes fiebre?- le pregunte tocandole la frente.
- No pero te conozco desde que tengo memoria: Se cuando alguien te atrae o cuando odias a alguien- dijo simplemente y yo miré al suelo.
- Se supone que iba a ser mi secreto- dije fulminandola con la mirada pero ella me dio una sonrisa de seguridad.
- No puedes guardarme un secreto, Stéfano García- me dijo y se acerco a mi oido- Ni yo puedo guardarme un secreto de ti- dijo y asenti- Somos casi hermanos y no como los molestos así que no podemos ocultarnos nada mutuamente- dijo con una sonrisa que se la devolvi.
- Tienes mucha razón Valeria Sánchez- dije- Tienes toda la razón.
***
Las clases siguieron normales, con unas cuantas miradas de "odio" (por mi parte) entre Renata y yo hasta que finalmente salimos, estabamos viendo si ir al Paseo San Francisco o al Play Zone que quedaba a unas 2 cuadras del colegio pero cuando vi la limusina supe que mis planes se habían arruinado.
- Ahg- me quejé- Parece que no tengo escapatoria- dije mirando por un segundo al frente, Liam y Valeria lo vieron y mi mejor amiga se pudo a hacer berrinche.
- No es justo ¡Por que hoy!- dijo haciendo berrinche como de costumbre- Ya habíamos quedado- dijo Valeria mirandome furiosa, solo me encogí de hombros.
- ¿Qué culpa tengo?- dije- Desenme suerte- dije y nos despedimos, me acerque a la Limusina y efectivamente era Wilson: El conductor privado de mi padre.
- Joven García, su padre me solicitó venir a verlo ya que tenian que hablar- dijo muy educadamente, solo vire los ojos.
- Y que estamos esperando- dije abriendo yo mismo la puerta de la limusina- No hagamos esperar al Magnate Samuel García- dije irónicamente, tirando mi maleta a cualquier parte, mis hermanastros notaron mi mal humor de inmediato.
- ¿Estás bien? ¿Cómo fue tu día?- me pregunto timidamente mi hermanastro mayor Max, mi vista fue a la ventana.
- Si, si, como de costumbre: Simple y aburrido- dije mirando con rabia a la ventana, pronto partimos de ahí y nos dirigimos a la parte más lujosa de Ecuador.
Entramos a una urbanización y fuimos por ahi subiendo y girando hasta que llegamos a la cuesta que dirigia a la residencia García.
Nunca entendi aquello de que Debemos aprender a vivir en un país tercermundista para ser solidario ¡Por favor! Ni que fueramos solidarios al vivir en una mansión de unos 7 pisos y con todo el lujo del mundo.
- ¿Contraseña?- dijo ¿Mi padre?
- 17/03/1675- contesté yo y entramos, el auto recorrio las diferentes fuentes y un camino de rosas hasta llegar a la entrada de la residencia García.
- Que tengan una buena tarde- dijo Wilson, asentí con la cabeza y entramos, en la sala de estár y con un montón de revistas, dibujos y fotografias estaba Pamela López o mejor dicho Pamela García: La esposa de mi padre y la madre de mis hermanastros, ella nos vios y nos sonrio, se sacudio el polvo del vestido y algunas fotos y se acercó.
- Hola chicos ¿Cómo les fue en la escuela?- Pregunto muy amablemente.
- Bien- dijo Max con una sonrisa.
- Muy emocionante- contesto Lisa, mi hermanastra menor.
- ...