UN REENCUENTRO NOSTALGICO
Habían transcurrido varias horas después de aquella feroz batalla, tras un giro inesperado, la situación de aquellos ángeles que se encontraban en desventaja logro tornarse a favor de ellos.
Aunque las bajas fueron demasiadas, mas de lo habitual, la victoria compensaba aquella triste escena donde amigos, camaradas, colegas, compañeros no volverían a ver la luz. Es penoso y caótico, pero estas son las amargas recompensas que deja una victoria sufrida.
-A pesar de que llegamos a tiempo, no logramos salvar a muchos – con una cara fría e inerte, moviendo su cabeza alrededor, observando los cadáveres en el suelo, no parecía sentir pena ni dolor al decir estas crudas palabras.
-No pareces muy conmovido Azarías, será… -
- ¡Cállate! – su tono de voz era pesada, parecía que aquella queja no le agradaba demasiado.
-Bueno, lo importante es que recuperamos la línea delantera, ¿acaso hay algo que hayamos hecho mal? – con tono suave, pero prepotente limpiaba su espada con un manto que arranco de aquellos miserables que yacían en el suelo inertes.
-Deberías tener más respetos por los muertos Galael – le reclamaba una voz al notar la manera en como limpiaba su espada con las ropas de los caídos.
-Los muertos, son muertos y nada podemos decir al respecto, ¿verdad? – mientras exclamaba estas palabras sostenía en su mano a un rehén, había logrado capturar con éxito a uno de los causantes de aquella batalla.
-Vaya, vaya, Zalathras… siempre logras conseguir lo mejor – una expresión de envidia se notaba en la cara de aquel que siempre desea obtener la gloria de las batallas.
-Cálmate Zamara, quita esa cara tan patética de envidia que tienes – su mano estaba colocada en el hombro de aquel y lo movía con la intención de relajarlo, algo infantil de aquella situación.
Mientras estos personajes estaban en lo que se podría decir una conversación, los pocos que todavía seguían vivos, miraban con asombro y no comprendían la situación, en la cual siete ángeles fueron capaces de terminar aquella batalla en un abrir y cerrar de ojos, recuperando la línea delantera.
-Jamás pensé que algo así ocurriría, creía que estábamos perdidos, pero ¿Quiénes son estos tipos tan fuertes? – la mente de uno de ellos, buscaba respuestas, aunque fueran las mas locas que se podrían imaginar.
- ¡Señor! ¡Señor!, acabamos de tener reportes de la retaguardia, parece que solamente hay dos sobrevivientes – con una cara triste, su vista agachada y sosteniendo las ganas de llorar, dio esta desagradable noticia, cerrando sus puños en señal de impotencia.
- ¿Que? No puede ser… ¿Cómo fue que ocurrió esto? – poniendo las manos en los hombros de aquel que traía las malas noticias, sacudía de manera violenta, quería una respuesta inmediata.
-Parece que los demonios lograron rodearnos, mientras nos encontrábamos protegiendo la línea delantera, su plan era tomar la retaguardia y emboscarnos… pero su plan fallo – a pesar de aquellas malas noticias, una pequeña luz brillaba en el fondo de aquella oscuridad tan caótica y cruel.
-Un ángel del escuadrón del Arcángel Zanemi llego a defender la retaguardia, aunque las ordenes eran la línea delantera, omitió esto y desvió su destino hacia ese lugar… Gracias a Dios y a él, se pudo rescatar una vida. – sus lagrimas comenzaron a caer, no podía soportarlo más, eran de dolor, eran de felicidad, dependía de la situación -el único sobreviviente es mi hermano, creía que no volvería a verlo – estas eran las palabras de un egoísta o eran las palabras de alguien agradecido, al final de cuentas, estos son los resultados de estos encuentros que cada vez se tornaban mas violentos.
Cuando aquellos siete personajes escucharon de aquel que defendió la retaguardia, abrieron sus alas y dieron marcha hacia aquel lugar para conversar con este desobediente compañero, aunque ya sabían que este, no era alguien con el cual podrían conversar.
Mientras tanto, en un sitio algo alejado de aquella sombría situación, bajo la sombra de un árbol de manzanas en un huerto muy bello, alguien dormía cómodamente y todos aquellos que estaban cerca de este lugar tenían miedo al ver que este no era alguien común y corriente. Mientras tanto una joven caminaba por los alrededores, después de un largo tiempo fuera de aquel precioso lugar.
-Señorita Ölüm, tenemos problemas, graves, pero muy graves problemas – los gritos que este hacía, más la desesperación de salir corriendo al encuentro de esta bella joven para avisarle sobre la situación, casi no le permitía respirar y claro, la joven se apresuro para platicar con aquel que parecía su sirviente.
-Balta, ¿Qué sucede? ¿Por qué tantos gritos? – ajena a la situación, preguntaba de manera tierna, mientras sostenía la cara de su siervo que este postrado en el suelo le explicaba con detalles lo que estaba sucediendo.
Una vez, ella escucho todo, aquella joven de piel blanca y delicada, con unas pecas que se podían observar en su rostro y que al correr su cabello largo y de color negro parecía volar, prontamente llego al lugar donde aquel personaje misterioso seguía durmiendo tan tranquilo.
-Balta, diles que retrocedan, ¿No sé qué hace un Angel Elite en este lugar? – su rostro denotaba algo de preocupación, aunque en su mirada se podía notar que no era alguien débil.