Un Angel En La Oscuridad

CAPÍTULO III (parte tres)

UN PODER DEVASTADOR

 

- Así que ese es tu nombre – eran las palabras de Balbar quien parecía ser el primer contrincante de aquel joven arriesgado. – Este día sabrás las consecuencias de meterte con uno de nosotros – y mientras hablaba aquel cuerpo lodoso comenzaba a burbujear, al parecer este demonio estaba molesto por haber sido interrumpido al momento de comer.

- Erick, no hagas nada estúpido – decía aquella chica mientras se encontraba colgada en uno de los brazos de Valquir – estos no son simples demonios, son secuaces de uno de los siete pecados capitales – y mientras hablaba de pronto una mano fue contra su boca de manera violenta y al ser impactada esta quedo totalmente inconsciente.

- Quédate callada niña – eran las palabras de Valquir, quien era el responsable de haber puesto inconsciente a aquella joven – no te metas en pláticas de adultos – y aunque se encontraba seguro de que su compañero no seria derrotado por alguien tan miserable, un temor leve comenzó a rondar por su cabeza. – Esto es muy extraño, la presencia de esa escoria es demasiada extraña y aumenta levemente – eran los pensamientos de Valquir, quien con cabeza más analítica parecía que comprendía la situación en la que se encontraba - ¿Quién carajos es este chico? – y sin percatarse de la situación la batalla ya había comenzado a realizarse.

- Muy bien mocoso, vamos a ver de qué estás hecho – y mientras hablaba se abalanzó de manera violenta y estirando uno de sus brazos comenzó a lanzar su lodo de manera amplia, no dejando espacios fáciles para ser evitados, la intención era precisa, era golpearlo para después devorarlo.

- Tengo que moverme de manera rápida y precisa… concéntrate Erick no dudes ni un solo minuto – eran los pensamientos de aquel joven que mientras esquivaba de manera eficaz y precisa aquellos violentos ataques, buscaba la manera de dar un impacto a su oponente - ¿Cómo estoy haciendo todo esto sin dudarlo?, ¿acaso mi cuerpo se controla solo? – eran otros pensamientos que se cruzaban en el mismo instante por la cabeza de aquel joven, que parecía que tenía una batalla tanto interna con sus pensamientos, como externa con un demonio que parecía estarse divirtiendo al ver como sus ataques no daban en el blanco.

- Deja de moverte, maldita cucaracha, que no ves que quiero matarte – palabras algo pesadas y con algo de frustración ya que el tiempo pasaba y no podía dar ni un solo golpe a su objetivo.

- Demonios, solamente puedo esquivar… no puedo hacer esto todo el tiempo – y en ese momento donde su pensamiento vacilo por unos segundos, no supo donde puso su pie y de pronto comenzó a sentir como este comenzaba a calentarse de manera rápida – pero que carajos… aun estando en el suelo es peligroso – y de una manera rápida quito el calzado donde se encontraba pegado ese lodo asqueroso que, aunque no era tan fuerte, igual lastimaba.

- Parece que ya lo notaste… verdad – una sonrisa siniestra era mostrada en la cara de aquel demonio que parecía tener el control total de la situación – mientras tu estabas nada más esquivando, pude esparcir mi lodo por varios lados, así que aunque no te ataque directamente su efecto es corrosivo y también debo agregarte que su olor es igual de destructivo, solo que este es más tardío en hacer efecto – parecía que aquella batalla estaba perdida desde un comienzo – así que tienes, por así decirlo, en tiempo humano… cinco minutos antes de que caigas paralizado – una siniestra carcajada comenzó a resonar por aquel lugar y todos aquellos que se encontraban escondidos y observaban la situación comenzaban a comprender el caos que los rodeaba.

- Mi pecho comienza a doler – eran los pensamientos de Erick al ver que poco a poco su movilidad comenzaba a tornarse lenta – mi vista también se torna algo borrosa, ¿acaso ya pasaron los cinco minutos? – y mientras con una fuerza de voluntad continuaba evitando los ataques violentos y esta vez mas rápidos de Balbar, en un movimiento violento no se percato y fue impactado por lo que parecía una bala que fue directamente hacia su pecho.

- Valquir, ¿Qué carajos haces? – eran los reclamos de Balbar al ver que su presa había sido fulminada por su compañero.

- Estabas tardando mucho, no creas que no me he percatado que la alarma ha estado sonando, ellos pronto vendrán, así que es mejor no perder demasiado tiempo – eran las palabras claras de Valquir quien sabia que su tiempo tenía limite.

- No me jodas, yo mismo tenía que matarlo – las palabras de Balbar eran dadas con enojo y frustración.

- Eres un inútil, ¿acaso lograste darle, aunque sea un roce cuando lo atacabas? – Valquir comenzaba a molestarse al ver que Balbar no comprendía la situación en la que se encontraba – ese miserable logro esquivar todos sus ataques y solamente por un descuido recibió daño, pero solo porque tu asqueroso lodo se encontraba tirado en el suelo – aquella discusión comenzaba a ponerse tensa – sabes lo que hubiera pasado dentro de dos minutos más – parecía que aquel demonio tenia una debilidad algo peculiar.

- No digas nada bastardo, ya tenía controlada la situación – la realidad parecía otra, la situación no parecía ser controlada por él – mi gas toxico de igual forma iba a matarlo – ya las palabras eran golpeantes, la situación de aquellos dos demonios se había tornado tensa y parecía que una batalla se libraría entre ellos.

- No digas estupideces, acaso no lo vez, este chico supero tu límite de cinco minutos – y al momento de finalizar esta frase, solamente se pudo observar como un pedazo de escombro de gran tamaño impactaba en el cuerpo de Balbar, haciendo que este saliera lastimado. Fue un golpe directo.




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