SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO
«La amistad es una semilla peculiar. Cuando se planta en un alma que nutre, siempre dará frutos».
Clairel Estevez
La mañana trascurre un poco agitada en el consultorio de Noelia. Ningún paciente canceló la cita y ella tuvo que atenderlos a todos. De alguna forma, eso la ayuda a mantener la mente ocupada y no pensar en lo que le espera con la familia de Lucas.
Xandro estuvo llamando con insistencia, pero Sindy desviaba todas sus llamadas. Incluso se presentó en el consultorio, sin embargo, Sindy aprovechó que Noelia estaba archivando unos documentos en un piso diferente y le hizo creer que ella estaba en una conferencia y que no regresaría hasta mañana.
Por la tarde, ya un poco más desocupada, Noelia organiza todo de tal manera que pueda remitir sus pacientes a otro terapista, en cuanto sea llevaba a prisión.
—Buscaremos los mejores abogados. Alguien que te defienda y te libre lo mejor posible de todo esto.
—Está bien —asiente tranquila—. Espero que la pena no sea tan dura.
Ambas guardan silencio.
—Quiero acompañarte, Noe —pide Sindy una vez más, angustiada y nerviosa—. No quiero que te enfrentes a esa familia sola.
—Nada me va a pasar —intenta tranquilizar a su amiga—. Además, no quiero involucrarte a ti también en esto.
—Sé todo desde el principio, por lo tanto, soy tu cómplice.
Noelia lanza una sonrisa divertida.
—Si las dos vamos a prisión, ¿quién se encargará de contactar a los abogados?, dime. Te necesito afuera, no conmigo encerrada, puedes ayudarme aquí con las remisiones de los pacientes y en todo lo demás.
—Maldita sea, Noelia. ¿En qué momento nos metimos en todo esto?
—Lo importante es que buscaré la mejor manera de salir. Te lo prometo
—No olvides que pase lo que pase, yo siempre estaré contigo.
—Lo sé —ambas amigas se miran con los ojos humedecidos—. Lo sé.
Una vez terminado todo lo que tenía pendiente, Noelia le da un fuerte abrazo a Sindy y conduce hacia la mansión. Los nervios en algún momento quieren superarla, pero su fuerte voluntad se impone y logra controlarlos.
Se dice así misma que eso es lo mejor. Además, si ella confiesa y se entrega, tal vez logre una buena rebaja de pena y algunos beneficios procesales.
Concentrada en ese pensamiento, llega a la casa y parquea el auto en el lugar destinado para ella. Las empleadas, al verla, la saludan con gestos efusivos y sonrisas llenas de emoción.
Ella no entiende nada, pero igual, ya nada importa. Esa será su última visita a la mansión Kontos y con un título que no le corresponde. En unos minutos, ya nadie la mirará de la misma manera, ni siquiera la respetarán. La idea le hace retorcer el estómago.
Al entrar en la estancia, se encuentra con Giavanna que viene corriendo hacia ella cuando la ve llegar.
—¡Noelia! —grita emocionada y la abraza con exultante alegría—. Por fin llegas. Te estábamos esperando —le regala una enorme sonrisa que contagia a Noelia.
—¿Qué ha pasado? —pregunta intrigada.
—Ven —la toma de la mano y la lleva consigo, caminando con rapidez.
Suben las elegantes escaleras que conducen al segundo piso y se detienen a pocos pasos de la habitación de Lucas.
—Te tenemos una sorpresa —dice emocionada—. Todo el día estuvieron arreglando los equipos, máquinas y todas esas cosas, ya sabes, adecuando la alcoba con todo lo necesario —ríe agitada—. Hace un rato terminaron de acomodarlo todo, los médicos dieron el visto bueno y acaban de traerlo.
—¿Traerlo? —pregunta nerviosa.
—¡Siiiii! —corre con ella hasta la puerta y la abre con cuidado—. Ven.
Entra con ella y Noelia se encuentra de frente con Andreas que la mira, como siempre, con palpable recelo.
—Ya era hora de que la esposa de Lucas se dignara a aparecer —lanza el comentario desdeñoso.
—Noelia, querida —se le acerca Delilah—. ¿Dónde has estado?
—Estaba…
—Eso ya no importa —la interrumpe con su acostumbrada hilaridad—. Él ya está aquí con nosotros —el corazón a Noelia le retumba.
—¿Él? —pregunta en un susurro.
—Mira —le señala la cama—. Ya tenemos a Lucas de regreso en nuestro hogar.
Editado: 19.08.2024