La navidad es mi época favorita del año, las luces de navidad, el árbol, los villancicos, los regalos y lo más importante de todo mi familia, siempre he recordado las fiestas de navidad con cariño y felicidad.
Mi madre se ha esmerado en la fiesta de este año, mi padre sonríe junto a mi hermano Lucas quien está con su novia Sally, el es un adolescente quien presenta a su primera novia en una fiesta familiar, la mira de una manera única y se que está enamorado, mis primos y tíos están en la mesa riendo de algún chiste que cuenta el abuelo Sam y la abuela solo sonríe y mira al abuelo negando con la cabeza, todos en esta fiesta se están divirtiendo, pero por primera vez me siento fuera de lugar es como si fuera un espectador quien mira esta escena fuera de cuadro en su propia película, y es que por primera vez no me siento parte de nada de esto.
Falta cinco minutos para la medianoche siento acercase a Paul mi mejor amigo desde que tengo memoria me ha acompañado en cada paso desde que tenemos cinco años, desde preescolar hasta ahora cuando ambos pensamos que era hora de sentar cabeza. El con su novia Lisa y yo con Víctor pensé que por fin podría tener la vida que siempre quise ya saben cuándo encuentras al indicado y todo parece correcto, incluso sería yo quien le propondría compartir nuestra vida juntos este día pero el no pensaba igual que yo, creo que me cegue a ver lo mal que iba nuestra relación pero pensé que era normal en las parejas ya saben es inevitable caer en la rutina de verdad creia que superariamos esto, que equivocada estaba.
— Hey Maggie no te martirices, no por ese idiota.
—Lo se, solo que me es inevitable.
—No fue tu culpa, no es culpa de ninguno de los dos, me prometiste que no hablaríamos de ello.
—Lo se, solo son las fiestas, y no es un buen día.
— Si lo sé.
Paul se ve afligido y parte de mi también se culpa de no ser por mi el no tendría un corazón roto.
Es media noche y no sé si es por todo el ponche que he tomado desde las diez de la mañana y no me había dado cuenta de que ya estoy ebria pero no sé qué me impulsa a acercarme a Paul, tomar su rostro en mis manos se siente bien, se ve sorprendido pero no hace nada para detenerme, miro sus labios que siempre me han atraído de algún modo y sin darme cuenta lo estoy besando, cuando llega un poco de conciencia a mi ebrio cerebro trato de alejarme pero el profundiza aún más el beso tomando con sus manos mi cintura y acercándome más a su cuerpo, puedo sentir los latidos de su pecho y mi corazón late desbocado, cuando ya el aire se hace insuficiente abro mis ojos y lo veo, me mira como esa vez cuando teníamos dieciseis, como en esa navidad que dejamos en el olvido. Entonces mis ojos ven hacia arriba y veo el muérdago colgando del árbol de navidad y instantáneamente sonreímos.
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Editado: 22.12.2020