Tercera estación: El amor era la puerta

El tren se alejó de aquella escena hasta hacer otra parada. Las personas que estaban dentro del tren desaparecieron y sólo quedaron Derek y el otro pasajero que lo acompañaba. Esta ocasión vio tras la ventana escenas que nunca había vivido.

—        No las reconoces porque nunca ocurrieron, es lo que habría sucedido si te hubieras casado con Fanny— comentó el pasajero.

Las escenas mostraban que él y Fanny formaron una familia, tuvieron una niña y un niño; era formidable, se le mostraron diversos momentos que compartió en familia, cuando acompañó a Fanny durante cada embarazo, la primera vez que vio a sus hijos, cuando estuvo ahí para enseñarles a caminar, escuchar sus primeras palabras, darles consejos para que se convirtieran en las buenas personas del mañana, vio cuando los recogía de la escuela, los llevaba al cine, charlaba con ellos, les compartía sus experiencias, celebraba sus cumpleaños, cada abrazo, cada sincero “te amo” por parte de sus hijos y esposa,  observó lo feliz que era junto a Fanny, una dicha que lejos de ella nunca pudo conocer, se asombró al descubrir que en todo aquello que en su juventud le parecía monótono, estresante, mediocre e inútil, había hallado la grandeza que nunca obtuvo en su vida de soltero emprendedor, pero no por ello su sueño de convertirse en un gran empresario había quedado en el olvido, sino todo lo contrario.

Fanny era una mujer inteligente, audaz, prudente, sensata y eficiente, ambos compartieron la misma meta y juntos logaron alcanzarla, pues eran el complemento perfecto, su comunicación era tan buena que lograban mostrar esa sincronía no sólo en el ámbito familiar sino también en el laboral, empezaron poniendo juntos un pequeño y modesto negocio que se encargaron de hacer crecer a través de los años, hacían un buen equipo, se daban apoyo mutuo, lo que hacía más ameno trabajar y más rápido el poder progresar, los resultados se reflejaban en el bienestar de la familia, incluyendo en la madre de Derek que contenta convivía con sus nietos y era testigo de que su hijo se convertía en el jefe que ella siempre quiso tener (justo, honorable, respetuoso), los empleados estaban contentos de laborar en su empresa, se dignificaban y eso los motivaba a contribuir significativa y positivamente en ella, lográndose convertir en una grande y exitosa empresa reconocida en el mundo, esta era la única competencia que tenía la empresa de Watson, la cual también había crecido exponencialmente y era liderada por su hijo, el cual durante la crisis económica quiso aprovecharse de la desgracia de otras empresas para poder crear su monopolio con el cual pudiera acrecentar su poder, pero la empresa de Fanny y de Derek se lo impidieron al intervenir por medio de negociaciones justas con los empresarios ayudando a salvar a las empresas de la bancarrota y que estas no sucumbieran ante la crisis económica.  

— Puedes ver que, en esta versión de tu vida, no sólo te iba mejor a ti, sino también a muchos más, en lugar de ser uno de tantos a los que Watson devora ante la crisis, habrías impedido el monopolio junto a Fanny, habrías conservado tu empresa y además estarías ayudando a conservar a otros la suya. Pero en cambio, la decisión que tomaste aquella Navidad te puso del otro lado en el que décadas después tienes que malbaratar lo que por tantos años trabajaste, debiendo sepultar tus sueños y en triste soledad, sin la mujer que amas— comentó el pasajero.

― Lamento cada experiencia que me perdí, la vida que dejé ir— respondió Derek consternado y con los ojos al borde de las lágrimas.

― En tu triste Navidad de la infancia pediste la oportunidad de convertirte en buen empresario y ser humano. En tu juventud se te concedió la oportunidad, no era el ofrecimiento de trabajo, como viste, lo que tu creías que te llevaría a alcanzar tu meta te alejó más de ella. La oportunidad era Fanny, virtuosa mujer, la compañía que necesitabas para cumplir el deseo que pediste cuando eras niño, el amor era la puerta.