Andrea había conocido hace bastante tiempo a Luis, específicamente cuándo él intentó robarle un beso. No tenía idea de su nombre hasta que descubrió que era el primo de Ignacio, su entonces pololo (con el que terminó un mes después). No lo volvió a ver sino hasta el cumpleaños más reciente de su ex, del cual se hizo bastante amiga y por ende decidió organizarle una fiesta sorpresa con la mejor amiga de él. Luis no recordaba que solo unos años antes había intentado besar a Andrea, por lo que solo se acercó a hablarle y ella se dio cuenta de que en realidad era bastante agradable. Conversaron durante casi toda la fiesta y se volvieron bastante cercanos, pero no tuvieron contacto después, así que cualquier cosa que pudo haber pasado, ya había desaparecido, aunque no todo estaba perdido: durante un par de meses él estuvo trabajando en el supermercado al que Andrea solía ir, topándose varias veces y teniendo conversaciones muy acotadas pero espontáneas. Justo en enero él volvió a trabajar en el supermercado, por lo que ella lo volvió a ver. Para su mala suerte, cada vez que iba a hablarle, sus pasos erraban y terminaba desviándose, evitando el contacto con él.
Cuando faltaban seis días para el catorce de febrero, se quedó observando el stand de San Valentín en medio del supermercado, justo al lado del pasillo con útiles escolares y cientos de cuadernos, haciéndole recordar que pronto debía empezar las clases en la universidad. Por un lado estaba feliz por haber acabado el colegio, pero por otro sabía gracias a su hermana que la universidad era peor.
—¿Deprimida por el día de los enamorados o por la vuelta a clases? —la sorprendió Luis.
—No sé qué es más penoso —contestó riendo nerviosamente.
—Imagina yo que tengo que trabajar ese día. Me va a tocar ver como el resto compra apurados algo pa' su pareja porque a los weones se les olvidó.
—¿En serio?
—¡Sí! Cuando empaquetaba el año pasado, resultó que escuché a un weon hablando con su mujer por celular y le decía cosas así tipo “amor, ¿cómo se te ocurre que olvidé nuestro aniversario? Ya, por eso nos casamos en esta fecha... ¡amor, te juro que no lo olvidé!" —lo imitó riendo.
—¡Ay, pero que ridículo!
—Demasiado... y bueno, ¿qué viniste a comprar?
—No lo sé muy bien... quería comer algo pero no se me ha ocurrido qué puede ser.
—Mi turno termina en quince minutos, ¿qué tal si te invito un helado cuando salga? Solo espérame...
—¡Claro! —contestó sonriendo.
Andrea aprovechó de ver un par de cosas que estaban en oferta y luego salió junto a Luis. Pasaron a una heladería y se quedaron conversando un rato, pero nada en plan romántico. Ella había pensado al principio que sí tenían cierta química, pero se dio cuenta rápidamente que no se sentía realmente bien con él, como si fuera solo un amigo más. Cuando regresó a su casa, sus padres todavía no regresaban del trabajo, por lo que no tuvo que dar explicaciones. Tampoco su hermana estaba ahí, así que todo fue más fácil.
Siguió yendo, pero nunca se toparon, hasta que le llegó un mensaje de un número desconocido. Se trataba de Luis, quien le explicó que su primo (el ex de Andrea) le había pasado su número. Era imposible que salieran en San Valentín ya que él tenía doble turno, sin ninguna posibilidad de verse. Andrea comprendió que eso no podía ser una coincidencia: él no quería salir con ella o simplemente había algo que quería decirle que él no era para ella.
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Editado: 19.04.2018