Capítulo 9: Alguien más

El día estaba soleado, en Madrid había un clima cálido, era un hermoso día, mi madre y yo decidimos salir a dar un paseo después de que Judith se fuera a su casa, ambas teníamos un día planeado, iríamos al spa y salón de belleza, iríamos de compras, iríamos a comer y luego a un parque de diversiones, solo ella y yo, estaba muy emocionada, desde hace tiempo, mi madre había cambiado por completo, ahora pasaba más tiempo conmigo y sus otros hijos, cocinaba para nosotros, cosa que se le daba muy bien, había empezado a ser una mejor madre, y me lo demostraba diario, pues ahora era ella quien cuidaba de nosotros y no la nana, aunque seguía trabajando en la casa, ya no tenía el mismo papel de antes, ahora era la supervisora de que todo lo que se hacía en casa se hiciera bien.

-¿Estás lista hija?- preguntó mi mamá al tiempo que entrabamos al auto

-Si mamá, lista- Ella encendió el auto y nos dirigmos al primer destino, el centro comercial, dónde haríamos nuestras compras, estuvimos mucho tiempo entrando y saliendo de tiendas de ropa y calzado, fue muy agotador pero me divertí con mi madre, en el spa, nos trataron como reinas, mi madre, dejó que me cortaran el cabello, ella se hizo un tinte nuevo que la hacía ver más bonita, después de eso fuimos a comer a un restaurant cerca del parque de diversiones.

-Buenas tardes señoritas, ¿Qué desean ordenar?- dijo una chica bastante simpática

-Para mí, puede trarme paella y de beber limonada, por favor- dije mientras veía como la chica escribía en una pequeña libreta que llevaba consigo

-Para mí merluza en salsa verde y jugo de naranja

-En seguida les traigo su pedido- la chica se fue y en menos de 5 minutos ya estaba de vuelta con una rosa roja que tenía una tarjeta- Señorita, lamento molestarla pero le envian esto

-¿Quién lo envia?

-El chico de tres mesas a a derecha con camisa negra- lo busqué con la mirada y caí en cuenta de quien era, era un chico muy guapo, su cabello era castaño, su piel un poco morena, se podría decir que era un adonis, leí la tarjeta:

"Anda, que guapa, acepta esta rosa y aquí mi número si quieres salir algún día"

-¿Me prestas una hoja y tú pluma?- la chica me pasó la libreta y le escribí una nota de respuesta- "Ya sabía lo guapa que soy y no, creo que no estoy interesada en salir con un guapito como tú"- ¿Podrías llevarselo por favor?

La chica tomó el papel y se lo entregó al chico

-¿No crees que es guapo?- dijo mi madre un tanto divertida- se vé que le gustaste

-Es guapo madre, pero estoy segura que es un patán como cualquier otro chico guapo

-Tal vez, voy al tocador ahora vengo- mi madre se fue corriendo y no entendí por qué hasta que el tipo que minutos antes me había enviado una rosa tomó asiento frente a mí

-Hola guapa

-Hola- intenté sonar lo más fría posible

-Qué te he pillado en un mal momento- dijo acomodandose en el asiento que ocupaba

-Ya le dije que no me intresa salir con usted ni ahora ni nunca, haga el favor de retirarse

-Ya hombre, no te enojes, que yo solo he venido con la intención de hacer amigos ¿Es tuyo?- dijo señalando mi celular

-Si ¿Porqué? ¿piensas robarlo?

-No, pienso hacer otra cosa- tomó mi celular y marcó su número, no sé cuando se me ocurrió la grandiosa idea de dejar mi celular sin contraseña- ya tengo tu número, despúes te envio un mensaje, chao linda

No lo conocía pero ya me había caído muy mal, era un atrevido. Mamá volvió del tocador y comimos juntas para luego ir a caminar un poco e ir al parque de diversiones.

                                                                ____________________________

Habían pasado algunos días y en todos ellos el chico del restaurant me había enviado mensajes y me había llamado varias veces, era un fastidioso total, y hoy no era la excepción

-¿Qué nececita?- dije mientras descolgaba la llamada

-¿Cómo va todo?

-Vaya al grano ¿Qué necesita?- dije fastidiada

-Quiero invitarte a salir, solo eso, desde el día del restaurant he estado bucandote pero no respondías

-No voy a salir con usted, no lo conozco y no me atrevería salir sola con usted

-Por eso no hay problema, dile a tu madre que puede acompañarnos

-Deje de molestar idiota- Ya estaba cansada de ese tipo así que corté la llamada

Hoy iríamos a una reunión de negocios con Abraham, hoy había sido por gusto de ir, no porque me obligaran, había hecho el mejor esfuerzo para verme bien, al llegar al lugar dónde sería la reunión mi atención calló en un chico que ahí se encontraba, sentí que lo conocía de algún lado y oh sorpresa, cuando el chico volteo en nuestra direción, era el mismo que días antes me había enviado la rosa, que había estado molestando toda la semana, después de que todos nos saludamos, tomamos asiento y cenamos, después de un rato me levanté de la mesa, me sentía incómoda por la presencia del chico, salí a la terraza a tomar aire y minutos después el chico estaba a mi lado

-¿Qué haces aquí?- dije sin siquiera mirarlo

-Lo mismo que tú, tomar aire, la verdad es que esas reuniones no me gustan para nada- no dije nada, no me apetecía hablar con él- por cierto me llamo Sebastian

-Yo Sofía- al momento de voltear el tenía su mano extendida hacia mí- mucho gusto

-¿Ya se te ha pasado el coraje que te hice pasar aquel día del restaurant?

-No, aun no pero me tengo que resignar, creo que debo acostumbrarme a verte y tratarte muy seguido ahora que Abraham y tu padre serán socios

-Si tal vez ¿Entramos?

-Claro

Después de esa noche Sebastian y yo nos hicimos muy cercanos, cada que podíamos saliamos a dar la vuelta, había alguien más en mi vida y me sentía muy bien a su lado, era muy divertido, atento, caballeroso, era todo lo que una chica podría pedir, después de varios meses, hoy tendría una salida con él a la plaza mayor y estaba lista para ir hacía allá.