Un café sin ti

Uno

El café no era para nada de mis bebidas favoritas. Toleraba ciertos estilos pero nunca había sido una gran fan de consumirlo. Sin embargo existía un lugar en el mundo donde me sentía en confort y paz, ese pequeño lugar donde encontraba la inspiración.  

Solía recurrir al café de uno de mis amigos de aquellas épocas cuando estudiaba y era una chiquilla sin preocupaciones. El lugar mantenía un ambiente cálido y hogareño. Era su escape a la realidad y a lo que le esperaba allá fuera.

Durante años creía ser una persona muy sabia y determinada, alguien que no dudaba a la hora de tomar una decisión importante, pero me encontraba en un momento en el que no sabía qué camino escoger y qué rumbo darle a mi vida como profesional. Estaba completamente segura que la alta cocina era mi destino y en lo que más se destacaba, pero no estaba segura si aventurarme por aprender más en un lugar distinto, lejos de todos, ó limitarme a lo que mi país me podría brindar. Quería ambas cosas, pero mis familiares y amigos no ayudaban presionando para que tomara una urgente decisión.

No quería apresurarme. era una joven todavía.

—¿Otra vez tu aquí? —dijo Joel, mi amigo y dueño de la cafetería tomando asiento frente a mi.

Estaba ensimismada en mi lucha interna y no vi cuando tomó asiento, no pudiendo evitar dar un pequeño salto llevando mi mano al pecho sobresaltada por el susto.

—¿Algún problema con eso? —dije regresando la vista a mi libro cerrado— se supone que este es un lugar público ó ¿Piensas prohibirme la entrada?

—Si sigues viniendo sin consumir una gota de café, creeme que soy capaz de hacerlo.

No pudo evitar reír. Siempre me decía lo mismo pero nunca cumplia con la amenaza. Joel era de esas personas que aparentaba ser amargados, pero en realidad no era más que un cursi y amoroso ser.

—No me gusta mucho el café, pero me gusta el lugar.

—Ash, por lo menos consume agua. No bromeo con lo de echarte, Gina.

—¿Cómo está Julia? — Dije cambiando el tema.

—Enojada, ahora es mi culpa que las mujeres no sean discretas.

Su amigo llevaba un año casado con su novia y ahora esposa, Julia. La conocía a la perfección y se podía imaginar los conflictos y peleas que pudieran tener los dos. Todas terminaban en una reconciliación llena de cariño y afecto en exceso por parte de ambos. Se amaban, yo amaba la relación que tenían porque lograban ponerme de muy buen humor.

—Quizás esté en sus días.

—Estoy empezando a creer que si. Te tengo que dejar, este lugar no funciona solo.

Cuando Joel estuvo fuera de mi campo de visión, retome el libro que recién comenzaba a  leer, que me había recomendado un muy buen amigo. Me encontraba muy concentrada en la lectura, tanto que no note cuando un chico se sentó del otro lado de mi mesa, causandome un susto y como efecto secundario, que cerrara mi libro con un poco de fuerza. Era mi segundo susto en menos de media hora, algo andaba mal en mi.

—¿Un Americano? —preguntó el chico desconocido, entrecerré mis ojos analizandolo mientras aquel chico con lindos hoyuelos me daba una sonrisa.

—Prefiero el Caramel Macchiato —le respondí sonriendo.

—El café americano es él mejor que existe, simplemente no te puede no gustar —dijo el intruso con un tono que me causó mucha molestia.

—¿Cómo puede ser el mejor que existe si es un café que no se puede disfrutar por su concentrado aroma y sabor?

—¿Cómo puedes tú disfrutar de un café que pierde su esencia al ser mezclado con otros productos que lo hacen perder su auténtico sabor?

Me pregunté cómo había entrado en esa discusión de qué tipo de café era mejor. ¡Era absurdo!

—Supongo que todos tenemos gustos diferentes.

Traté de retomar su lectura pero no pude ignorar la presencia de aquél de quién no conocía nombre, y me sentí incomoda.

Me alarmó un poco cuando aquél sujeto pidió dos cafés a la mesa, un Americano y un Caramel macchiato.

¡¿Acaso pensaba quedarse en mi mesa?!

Estuvo a punto de negarme ante el atrevimiento de pedir un café sin mu permiso.

—Que interesante libro —interrumpió el desconocido—, tuve el placer de leerlo, y debo admitir que su autor es todo un genio, una eminencia en el mundo de la literatura.

Jin miró su libro, había leído un poco más de la mitad del el. La temática era buena, pero lo que hacía interesante al libro era que su autor trabajaba bajo anónimo con el nombre de RM, haciendo más interesante sus grandes obras. Una bobada para mi.

—Es bueno, pero no lo suficiente, he leído mejores.

El chico de piel morena, bella sonrisa y lindos hoyuelos, río con gracia frente a mis narices y no entendía el por qué.

—Aún no lo terminas —dijo  bebiendo de su taza con una sonrisa—. No puedes dar juicio completo de un libro si no lo has terminado.

—Tienes razón, pero sí puedo decir que da muchos rodeos para llegar a un final que ya todos conocemos. Cliché.



#44476 en Novela romántica

En el texto hay: amor, cafe

Editado: 23.03.2019

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