Cuando llegamos al restaurante Derek tomo mi mano con toda naturalidad mientras sonreía al mozo que nos recibió en el interior para indicarnos nuestra mesa. Desde la distancia logré divisar a mis padres y solo dos acompañantes más, Samuel y Meredith. Inmediatamente supe que la cena sería un caos total si alguno de nuestros otros hermanos no se presentaba, si Filiph y Diana venían entonces sería mejor ya que ellos tenían alma de mediadores siendo ellos los que terminaban las discusiones familiares cada vez que estás empezaban y generalmente Mer y yo éramos las protagonistas de las mismas.
-¿Estás bien?
Miré a Derek sorprendida de que hubiera notado mis nervios sin siquiera observarme.
-No me veas así pimpollo, es evidente que estás un tanto tensa, pero no sé el motivo exacto.
-Bien, es solo que veo a mis padres y a Meredith con su esposo, pero a nadie más.
-¿Y eso es malo?
-Siempre es necesario un mediador en las cenas a las que Meredith y yo asistimos.
-Supongo que no conservan la mejor relación entre ustedes.
-La verdad es que no, ella cometió un error y juro que intento perdonarla, pero es que no colabora e insiste en meter el dedo en la yaga y así le es imposible a cualquiera olvidar el tema.
-¿Y el resto lo sabe?
-Por supuesto que no. Nadie sabe que problema existe entre nosotras para estar discutiendo permanentemente, pero siempre se las ingenia para que yo quede mal parada.
-Eso no ocurrirá está noche.
Antes de lograr comprender a que se refería ya nos encontrábamos frente a la mesa e inmediatamente mi madre se puso de pie. Sus ojos verdes brillantes resaltaban por su cabello cobrizo, una tonalidad que abría amado heredar, pero lamentablemente había sacado el pelo castaño oscuro de mi padre y sus ojos platinos como Lucían.
-¡Helen cariño! Llegaste.
-Evidentemente ma’ estoy aquí.
-Ah no, no está noche señorita.
-¿Qué cosa?
-Estar noche tu sarcasmo e ironía no serán bienvenidos en la cena, solo tu y tú buena actitud.
-Disculpe que interrumpa Sra. Forks, pero debo decirle que ese carácter es lo que me atrae más de su hija.
-¡Oh muchacho llámame Maya ya formas parte de la familia.
-Su actitud debe ser lo único medianamente atrayente que posee.
-¡Meredith!
-Lo siento madre se me escapó.
Sonreí con dulzura lista para responder cuando Derek salió en mi defensa sorprendiéndome.
-Debo decir que el hecho de poseer dicho carácter es solo un complemento que acompaña a su belleza natural.
-No me digas.
-Supongo que tú eres mi cuñada. ¿Oh me equivoco?
-No, para nada. Soy Meredith.
-Un gusto Meredith y aunque admito que no hay otra cosa que me gustaría más que hablar toda la cena sobre lo hermosa y elegante que es mi prometida, soy consciente de que somos invitados y aún no me he presentado formalmente.
Meredith no tuvo ocasión de reprochar ya que Derek me tomo del brazo y se paró frente a mí padre quién lo imitó.
-Buenas noches Sr. Forks es un gusto al fin conocerlo en persona, si bien su hija me hizo una fiel descripción no es lo mismo que tenerlo en persona al igual que su encantadora y hermosa esposa. De hecho, Helen cariño si cuando llegues a su edad te ves así de espectacular tendré que asegurarme de mantenerme a tu lado 24/7 para que no te rapten.
Mi madre se sonrojó mientras cubría su rostro con una mano y con la otra arreglaba su pelo perfecto, mi padre por su parte solo se preocupo por ocultar el orgullo que mostró su rostro al escuchar semejante cumplido para su esposa e hija.
-Buenas noches Sr. Holand es un placer, mi nombre es Víctor Forks.
-El placer es todo mío señor.
-Tomen asiento por favor.
Derek corrió la silla para que me sentará y él se colocó en medio de Meredith y mi persona para evitar roces.
-¿Y bien? ¿Qué les gustaría cenar?
-Lo que pidan estará bien.
-Un hombre sin preocupaciones por la comida.
Mi padre llamo al mesero con un gesto y le indico que trajera el plato principal para todos. Mientras el mozo se iba mis ojos se encontraron con los de Samuel.
-¡Sam! Hola, lo siento con tanto ajetreo no logré saludarte.
-Len; ¿Cómo estás?
Derek frunció el seño y nos miró un tanto extrañado, pero no comprendía el motivo por el cuál estaba así.
-¿Len?
-Oh, si cuñado debes saber que mi querido esposo y mi hermana Helen tienen está atracción por los diminutivos a sus nombres.
-Oh, cómo una especie de apodo.
-Exactamente, así que si aún no has pensado en uno para ella entonces estás de suerte porque Samuel te ahorro el trabajo. Ahora puedes decirle “Len” aunque suene algo masculino.
-De hecho Meredith, ya tengo un apodo personal e íntimo con mi prometida y no es sobre su nombre. Aunque debo admitir que no me agradaría que otro hombre hiciera uso de el, pero también tengo plena confianza en Helen y se que ella jamás permitiría que otros labios lo pronunciarán.
Mi madre lanzó un suspiro de adolescente enamorada y mi padre se aclaró la garganta tratando de aligerar el ambiente que se palpaba tenso desde el inicio. Pero yo amaba el drama desde pequeña.
-Qué bien me conoces mi vida, por supuesto que tú eres el único digno de usar dicho apodo.
-Mamá; ¿No es todo un romántico?
-¡Oh ya lo creo que si cariño!
Meredith quebró con fuerza un palillo de queso y el ruido retumbó por el sitio.
-Por cierto Sam. ¿Dónde está Mina?
-Ah ella nos alcanzará pronto, viene en camino con Lucían.
-Eso es genial.
Mi madre comenzó a interrogar a Derek y mi padre no se le quedó atrás, entre los dos lo mantuvieron bastante ocupado sin dejarlo descansar hasta que llegó la comida. Un plato de pasta casera con salsa Caruso para cada uno.
-Mmm papá esto huele exquisito.
-Algo especial para mi niña especial y su prometido el cuál debo admitir es genial.
-Si hija. ¡Tu padre tiene razón! No pudiste haber elegido un hombre mejor la verdad.
-Pff, claro porque todos los hombres que ella elije son los correctos ¿Verdad? Entonces explíqueme alguno porque fue que ella terminó con Ar…
-¿En serio Meredith? ¿Estás segura de que realmente quieres que diga el motivo por el cuál termine con él?
Ella me desafío con la mirada, pero también podía leer perfectamente el temor brillando en ellos.
-Yo creo que no, al menos no aquí, no ahora y definitivamente no frente a los demás. De hecho, creo que ni ahora ni nunca. Si me disculpan, voy al baño un momento.
Antes de que alguien dijera algo yo ya estaba en pie y a mis espaldas escuché pasos que caminaban apresuradamente tras de mí.
<<Así que Meredith quiere hacer esto ahora.>>