Capitulo V

Marcela veía que toda su familia estaba reunida y feliz, bueno casi toda, faltaba Andrés que se resistía a pasar una noche buena con ellos, porque era tan terco y no ver de lo que él se estaba perdiendo, ella había intentado de mil maneras para que se diera cuenta, pero nada.

-¿En que esta pensando señora Gonzales?- escucho de pronto y cuando se dio vuela para ver quien era.

-¿Andrés?- dijo Marcela, toda sorprendida no podía creer que él estaba ahí, frente a sus ojos, ¿estaba soñado?

-Perdóname cariño, se que he sido un tonto al no darme cuenta que soy un egoísta contigo y con mi hijo, me hundí en propio rencor y resentimiento. No me di cuenta que estaba actuando igual como lo hicieron mis padres con migo cuando yo era niño, perdóname sí cielo.

Marcela no dijo nada, no podía creer lo que estaba viendo y escuchando, ¿Cómo así cambio de opinión?, NO! Esto tiene que ser un sueño, pensó. De pronto empezó a piñizcarse, a darse unos galones de cabello, necesitaba sentir un poco de dolor para darse cuanta de que no estaba soñando.

-Andrés al percatarse de los gentos de su esposa sonrió y le dijo. Pero cariño que estas haciendo, estoy aquí contigo, en vivo y en directo y a todo color, ¿A caso no le ves?

-Si lo veo, no estoy ciega, solo que estoy muy sorprendida al verte aquí, nada más. ¿Pero que haces aquí, no tenias que estas trabajando?

-No cariño, ahora lo que más me importa es estar con ustedes, con mi familia, el trabajo puede esperar y ahora di que me perdonas. Que perdonas a este tonto que no se dio cuenta lo afortunado que es por tenerte a ti y a mi hijo- y abrazándola agregó- te prometo que desde hoy en adelante estaré siempre con ustedes.

-No se que fue lo que te a echo cambiar de opinión pero por supuesto que te perdono- y después de darle un beso a su esposo lo abrazo tan fuerte, como si su vida dependiera de ese abrazo, ella no quería separarse de él, lo amaba muchísimo.

-Papá, papá, que bueno que llegaste- dijo Sebastián, lanzándose a los brazos de su padre- lo sabía, lo sabía…

-Sabias que hijo-le pregunto su mamá

-Sabia que mi deseo se iba a cumplir, pedí que mi papá este con nosotros en este día y se me cumplió

-Pero hijo no estaré solo este día, sino este y muchos más- y acercándose a su oído, murmuró- no solo a ti se te cumplió tú deseo hijo, a mi también se me cumplió el mío- Los dos sonrieron y abrazaron a su hijo.

Después se reunieron con los demás miembros de su familia y pasar una gran cena navideña, en ese entorno solo se respiraba paz y amor pues toda la familia estaba por fin reunida, en esta ocasión nadie se sintió solo o excluido, simplemente era un ambiente cálido y por fin Andrés no volvió a sentir eso soledad que por años induro su corazón y su razón, pues su deseo de navidad se había cumplido, tenia consigo su familia que tanto había anhelado y esta oportunidad no la volvería desaprovechar nunca más.

Fin…