¡Por fin!
Se escucho gritar a la señora Herga al ver la entrada del pueblo de Austr cerca. Después de la fuerte tormenta de hace unas horas nuestro protagonista, Simón O' Sullivan, por fin ha llegado a Austr con el objetivo de obtener el libro de un peligroso hechicero, el cual en las manos equivocadas podría causar bastantes inconvenientes para el viaje de Simón.
-Parece que tuviste razón hechicero. -Dijo el señor Herga- Si deseas, como recompensa podrías quedarte esta noche con nosotros, tenemos un cuarto de invitados libre.
-Estoy bien señor, gracias. -Respondió Simón agradecido- Una vez tenga el libro en mi posesión continuare mi camino.
-Bueno, en ese caso pondremos a nuestros sirvientes a ayudarte una vez lleguemos a nuestro hogar. -Dijo el señor Herga.
-No, esta bien. Creo que puedo hacerlo solo, gracias. -Dijo Simón pensando en los sirvientes.
-Si tu lo dices. Creo que dinero sera suficiente pago entonces. -Dijo el señor Herga como si el dinero no le doliera.
-¡Papa! -Grito su hija, Cristal , saltando hacia la espalda de su padre- ¡Vamos a correr!
-Pero si estas sucia, Cristal. -Dijo Simón viendo sus pies enlodados.
-Shh- Dijo Cristal.
-Ni lo intentes, Simón. Ya se subió.
El señor Herga la acomodo y salio corriendo con ella en la espalda.
-Vaya familia, al menos no son arrogantes -Dijo Simón mientras caminaba.
El detuvo su camino, una sensación extraña proviniendo del pueblo hizo que se sintiera nervioso.
-¿Q-que es esta presión?, ¿acaso sera el libro? -Pensó Simón algo asustado- No, no puede ser tan fuerte, al menos no por si solo.
-¡No te quedes atrás, Simón! -Le grito Cristal.
Simón continuo con su camino, esperando lo peor.
(...)
La entrada de este pueblo era mas sofisticada, hecha de una madera mas fina y brillante, las casas por igual lucían mas extravagantes y grandes; cercano a las casas de mas alta clase de otros pueblos. Esperaría que los habitantes fueran igual pero... ¿al parecer eran muy trabajadores?. Caminaban en ropas elegantes pero los veías trabajar, de tal manera que no pareciese que se preocupasen por sus ropas.
-¡Ni si quieran se han dado cuenta de que llegamos! -Pensó Simón sorprendido.
-¡Damas y caballeros! -Grito el conductor detrás de nosotros, llamando la atención de todos y haciendo detener a los que trabajaban- ¡El señor y señora Herga han llegado!
Hubo unos segundos de silencio por parte de todos.
-Si desean vivir la misma experiencia, ademas tener un viaje cómodo y seguro, comuníquense con Fast transportation. Recibimos tanto cartas como llamadas por la nueva vía de comunicación telefónica. -Dijo el conductor ¿haciendo promoción?.
-Uh... que... Ulises. -Dijo un señor que cargaba una bolsa de cemento, que de repente soltó y grito- ¡Ulises Herga, por fin llegaste!.
De la nada, todos los del pueblo se agitaron un poco y fueron a saludar al señor Herga, parecía como si hubieran despertado de un trance.
-¡Ulises! ¡Eliza! ¡Por fin llegaron! -Se escucho decir una señora viaje acercándose.
-¡Ah! ¡permiso! -Grito la señora Herga tratando de pasar por la gente- ¡Quiero bañarme, permiso!.
-Ha ha ha -Rió el señor Herga.
-¡Cristis! -Gritaron niñas acercándose a Cristal. La cual las recibió y salto de emoción junto a ellas.
Se escucho algunas personas preguntarle porque tardaron tanto en llegar, a lo que el señor Herga empezó a contarles la historia de lo que les paso en el pueblo de Noror, y la tormenta de hace unas horas. En donde una palabra resalto mas que las demás.
-¿¡Un hechicero!? -Dijeron en conjunto los habitantes del pueblo.
-Justo como lo escucharon. -Dijo el señor Herga- Un hechicero nos salvo la vida 2 veces.
-¿En serio? -Dijo una señora flaca con un tono de superioridad- Creo que tu imaginación esta llegando a puntos preocupantes, Ulises. Tal vez el pasar de tu padre te este afectando.
-¡Pero si digo la verdad, señora Laurez! -Dijo el Señor Herga, y señalando a Simón continuo- Y esta justo aquí. Vamos, salúdalos Simón.
-¡Oh! Uhm... Hola. -Dijo Simón incomodo.
-¡Imposible! ¡absurdo! ¡nos esta tomando el pelo! -Dijeron muchos a la vez.
-Puedo demostrárselos. -Dijo el señor Herga- Si no te importa, por supuesto.
Simón lo miro con algo de incomodidad, la verdad no esperaba mostrar su magia a un publico tan grande y, a simple vista, adinerado. A el no le importo demostrar sus habilidades pero normalmente el es que decide hacerlo, no alguien mas.
-¿Un poco? -Dijo el señor Herga.
Simón suspiro, y grito -Vant- lanzando un torrente de agua hacia el aire. Luego dándole forma de una esfera grito -Iss- haciendo que se solidificara en el aire.
-¡Wow! -Dijeron los espectadores observando hacia arriba.
-Esperen...- Dijo Simón creando tensión en el publico.
Entonces, la esfera de hielo empezó a caer, todo el publico la seguía. ¡Iba a caer arriba de Simón!
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Editado: 21.11.2018