Un Destino Junto A Ti

Prólogo

     Era su primera temporada, su primer baile y había escogido, entre la docena de vestidos que su padre el Vizconde de Stangate le mandó a hacer, el vestido que la modista le aseguro sería el más adecuado.

    Era de color lila con hermosas flores moradas que adornaban simétricamente la amplia falda. Era ajustado desde el escote de corazón hasta la cintura, remarcando su esbelta cintura. Además, llevaba un antifaz que le cubría medio rostro, debido a que el baile era de disfraces.

    Su larga cabellera, de color castaño, la cual le llegaba a la cintura y estaba cortada de forma desgrafilada, lo llevaba recogido en un elegante moño que dejaba suelto uno que otro mechón.

    Su piel era tersa, suave y de un blanco impecable. Y sus ojos, de un verde intenso y achicados.

    Realmente se sentía hermosa esa noche. Y es que se había esmerado por verse hermosa para Blake, el hombre que amaba. Lo único que lamentó y le incomodaba era darse cuenta de que Lady Green iba vestida y peinada de una forma exactamente igual al de ella.

    Por un momento pensó en marcharse, pero su gran amiga Anissa la convenció de que esa era una tontería y no tenía porque hacerlo. Le aseguro además que su amado como familia del prometido no permitiría que la echarán de allí. Así que al final optó por quedarse.

    Después de un rato, en un momento que aprovechó para descansar de tantas invitaciones a bailar, Ashley lo visualizo a lo lejos junto a dos caballeros más.

    Se veía realmente guapo. Vestido totalmente de etiqueta y de un color negro azulado que le sentaba de maravilla. Con el cabello perfectamente peinado hacia atrás.

    Llevaba puesto el antifaz en el rostro, pero aún así ella lo reconoció. Siempre podía sentir y percibir su presencia.

-¿Ashley? ¿Me estas escuchando?

-¿Perdón?-se disculpó avergonzada volviéndose hacia su amiga.

    No sabía en que momento se distrajo al punto de no escucharla. O mejor dicho si, justo en el momento en que lo había visto.

    Anissa miró irritada en la dirección que su amiga se perdió hacia sólo unos segundos. Y pudo visualizar a tres caballeros altos, fornidos y apuestos. A pesar de que los tres llevaban antifaz, supo de quienes se trataban, era imposible no notarlos.

    Blake, Dave y su primo Ryan, los tres, miembros de la familia Kennedy.

-¿No me digas qué...

    Ashley asintió. Y Anissa los observo nuevamente. Por fin sabría cual de los Kennedy le había robado el corazón a su amiga.

    Blake Kennedy quedaba totalmente descartado por ser el prometido y anfitrión del baile. Lo que significaba que sólo quedaban Lord Ryan, un joven realmente apuesto y encantador, pero que huía de las responsabilidades, quizás por ser tan sólo un niño.

    Frunció el ceño. ¿Cuantos años tenía Lord Ryan? ¿Era acaso mayor que su amiga?

    Pero también estaba allí Lord Dave, un hombre serio que realmente intimidaba. Sin embargo, seguía siendo tan atractivo y apuesto como todos los miembros de su familia. De hecho, Lord Dave y el anfitrion de la fiesta, siendo hermanos compartian un parecido innegable.

    Sin darles tiempo a reacionar, Dave Kennedy echo a andar hacia ellas.

-Ahí viene.-anunció a su distraída amiga.

-¿Qué?

    A Ashley no le dio tiempo de reaccionar. Pues en sólo unos segundos un apuesto caballero estaba frente a sí.

    Era alto y fornido, tanto que la intimidaba. De piel blanca pudo distinguir entre las luces del salón. Su cabello era de color caoba, con unos ojos color marrón claro, ambos semejantes al del hombre que amaba. Pero que la miraban fijamente y con una seriedad que le helaba la sangre.

-Buenas noches mi Lady.

    Lo miró hipnotizada por unos instantes. Ese hombre era verdaderamente parecido a Blake, debía ser parte de su familia.

-Buenas noches Lord Kennedy.-saludo Anissa.

    Pero este no se limitó si quiera a mirarla. Tenía todo su atención centrada en ella. Quería descubrir que era lo que su hermano había visto en ella para desafiar la sociedad en la que vivían y sobre todo a su padre.

-¿Me permite el honor de bailar esta pieza?-le pregunto dirigiéndose únicamente a ella.

-¿Disculpe?-pregunto Anissa indignada ante tan evidente falta de educación y caballerosidad.

-No. No la disculpo.

-Es usted un patán.

-¿Perdón?-la miró por primera vez con su porte serio, sin si quiera inmutarse ante la acusación de su amiga.-Y supongo que usted es una dama, ¿no?

    Anissa abrió la boca para replicar pero este no la dejo.

-Si lo fuera, si conociera las reglas de la sociedad, entonces sabría cual es su lugar ante los hombres.

-¿Milord?

    Él respondió a su llamado ladeando la cabeza en su dirección. La miro, la miro y la miro, como si pudiese dilucidar con ello algún enigma.

-¿Me permite?-pregunto extendiendo su mano hacia ella.

    Sintió un repentino deseo de salir corriendo y huir de él. Como si de un león a punto de atrapar su presa se tratara, y ella fuese esa presa. Pero no era correcto, y si quería evitar cualquier escándalo entonces tendria que ser educada y amable.

    Con atisbos de dudas aceptó su invitación, tomando su mano y dirigiéndose junto a él a la pista de baile, donde durante unos segundos que le parecieron eternos, ninguno dijo nada, sólo permanecieron allí moviéndose al compás de la musica.

-Es usted realmente hermosa.

    Ella ladeo la cabeza para mirarlo directamente a los ojos.  Su comentario no era un halago, o eso le pareció, estaba segura que lo había dicho más para sí mismo que para ella.

-Gracias Milord.

-No me agradezca.-respondió con frialdad.

    Tembló sin poder evitarlo. Él realmente la intimidaba e incomodaba al mismo tiempo.

    Estaba allí con ella, bailando un vals y sin embargo le parecía que odiaba eso, odiaba el vals, la odiaba a ella, odiaba la situación, pero entonces...¿por qué?




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