Tres días después de haber hablado con su padre, Isabelle recibió una carta junto a un clavel, soltó una risa irónica al ver que el remitente de esa nota no se había tomado la molestia de averiguar qué flores le gustaban; de pequeña odio los claveles y el hecho que le hayan regalado uno, lo considero como una ofensa, no se sorprendió cuando leyó en el sobre el nombre de quien provenía, definitivamente el descaro si existía y tenía como nombre William, dejo el clavel en una de sus gavetas de la mesa de cama y se dirigió a su balcón destapando curiosamente el sobre.
Lady Isabelle
Me seria grato poder reivindicarme contigo, sé que la primera vez que nos vimos las cosas no fueron como los dos esperábamos, le suplico y me perdone, me porte como un canalla, no debí menospreciarla ni mucho menos ofenderla de esa manera, solo espero que me permitas acompañarte mientras damos un corto paseo por Hyde Park y explicarte las razones del porque actué de esa manera tan impulsiva, con respeto.
Alexander Neville
¡Alexander!
¿Que pretendía ese hombre al firmar la carta con ese nombre? no tenía suficiente con haberla humillado ese día como para que ahora se lo recordara con un "Alexander", definitivamente era un canalla y un imbécil, pero obviamente no podía negarse a escuchar que clase de patraña mal elaborada estaba por decirle.
- ¡Si supieras que cavas tu tumba, Alexander! - dijo en voz alta llevándose de inmediato las manos a su boca, menos mal estaba sola, así no tenía que dar explicaciones a nadie sobre cómo se había expresado, se acercó a su escritorio tomo una hoja y una pluma sentándose a redactar su amable y directo mensaje.
Lord Neville
Nada me gustaría más que saber las razones por las que actuó tan precipitadamente ocasionándome un muy mal momento, así que acepto su visita, pero le digo de antemano que esta sea únicamente dentro de la comodidad de mi casa, no me gustaría verme envuelta en otro comentario sin fundamentos al dar un paseo con usted en el exterior.
LI
- ¡De cuando acá esa mujer no quería chismes! - pensó arrugando el papel y tirándolo al cesto de la basura con evidente enojo.
En ese momento se sintió frustrado, no lo había rechazado abiertamente, pero, era casi lo mismo, que de malo había con que salieran juntos a dar un simple paseo, ¿acaso no era común en los cortejos? Su expresión paso a ser sombría analizando la situación ¿quizás estuviera esperando el cortejo de alguien más?
- ¡no, sobre mi cadáver! - gritó dejando a su amigo que recién ingresaba al recinto algo estupefacto.
-Por Dios hombre, que te sucede - pregunto con curiosidad Carlos adentrándose a la biblioteca, su amigo bajo la guardia al verlo y negó con su cabeza.
-No entiendo a las mujeres, de verdad que no - lo invito a sentarse. - ¿Tomas algo?
-No gracias, ¿ha pasado algo acaso? - indago, era inusual que su amigo se enfadara por algo sin importancia.
-no, solo que le pedí a Isabelle que saliera conmigo a dar un paseo por Hyde Park - al escuchar ese nombre Carlos se retorció en su puesto sin que William se diese cuenta.
-¿Tan mala fue la respuesta? - pregunto rápido para ocultar su ansiedad.
-No fue del todo mala, solo que... me ofendió con su respuesta - hizo un gesto de indignación y de inmediato Carlos frunció el ceño aún más confundido -La muy descarada no quiere salir conmigo en público, dice que para evitar habladurías - Carlos soltó una gran carcajada ocasionando una mirada de reprobación por parte del duque, pero le causo mucha gracia la manera como que ella quería hacerlo enfadar y sí que lo estaba logrando. -Por favor Carlos te estoy hablando en serio, donde ves la gracia.
-Lo siento William, pero sabes que la embarraste con ella y hasta el fondo ¿Qué pretendes? Que se tire a tus brazos y te diga si a todo lo que le propongas - William le dio una mirada como de "si eso espero" - ¡por Dios! Eso no va a pasar, la engañaste al decirle que regresarías por ella, además cuando se vuelven a encontrar la desprecias sin tomarte la molestia de hablar con ella primero, de darte las razones y saber por qué estaban prometidos, ¿nunca pensaste que eso no era culpa de ella? que ella al igual que tu podría estar esperando a otra persona. - dicho esto Carlos guardo silencio y observo a William que solo lo miraba sin expresión alguna, ¿cómo podía este hombre hacerlo cambiar de humor tan rápido?
-seguramente no es como dices - aseguro William haciendo que Carlos se enojara con él. -lo siento, pero tu sabes como son las mujeres.
-¡MALDITA SEA WILLIAM, TOMATE LA MOLESTIA DE CONOCERLA UN POCO Y HAY SI SACA TUS CONCLUSIONES!- Tomo aire para calmarse y no golpear a su amigo. -¡ella no es como las demas, entiendelo!
-cálmate Carlos, no veo por qué te disgustas. - retrocedio su cabeza ante aquel comentario, era mejor hacer lo que pensaba antes que todo se enrredara aun mas en su cabeza.
-sabes que, mejor me voy - tomo su abrigo y salió del despacho, pero antes de cerrar la puerta se giró. - solo venia para decirte que me iré por unas semanas, adiós.
No quería pelear con su amigo, pero le molestaba que fuera tan cabeza dura y no se diera cuenta lo que tenía al frente, William tenía que solucionar solo, sus dudas y problemas, aunque quisiera él no lo ayudaría, su corazón y cordura no podrían soportar ver como cortejaba a la primera mujer que él había amado, le partía el alma dejársela a él, pero no podía traicionar a Emma, esa pequeña tenía mucho para vivir y aunque él contaba ya con unos recursos nada de eso solventarían sus tratamientos y así los costeara, también estaba el resto de su vida, no podía dejar que la sociedad los consumiera a ella y a William solo por estar enamorado de Isabelle, la amaba no había duda, pero también los amaba a ellos, a quienes consideraba su familia.
William no lo vio irse, solo sintió que la puerta se cerraba, de inmediato lanzo lo que había sobre el escritorio al suelo, sentía rabia, impotencia, su pecho quemaba, no, dolía, ¡maldita sea! ¿Por qué dolía? Y si quizás... Carlos tuviera razón y ella no tenía la culpa de nada, hecho sus pensamientos atrás y recordó cuando el abogado la presento.