—Mucho gusto, Soy Naharis, pertenezco a la legión del Marqués Naberius -se presenta una mujer de cabello lila y ojos rojo con naranja. Sus orejas eran puntiagudas y poseía unos cuernos en su cabeza. Su presencia inspiraba respeto.
—Ella es un demonio -le informa Patrick quien fue quien la llamó.
Él como siempre se encontraba fumando un cigarro. Algo que incomodaba a Edgar y siempre se mantenía alejado de él, aunque en ese momento se encontraba trabajando.
—Tratará de despertar tu poder en tu interior -continúa él.
En poco tiempo Patrick pasó de ser el brujo amargado, a ser un brujo talentoso, que conversó con los vecinos para que le apoyaran para ayudar a Leonardo.
—¿Cómo es eso? ¿Dolerá? -pregunta Leonardo preocupado. Con lo que sucedió con Boxer, ya podía esperar cualquier locura de su "maestro" Patrick.
—Sólo tienes que resistir.
—Sí dolerá ¿entonces?
—No seas llorón -le dice Naharis con una sonrisa de maldad.
—¡INTÉNTALO! -le grita Román desde su asiento.
—USTEDES SE ESTÁN DIVIRTIENDO CON LO QUE ME SUCEDE -le grita en repuesta Leonardo. Para ellos era fácil decirlo ya que el que ponía su vida en peligro era él.
Karina estaba sentada al lado de Maribel y conversaban entre ellas. 《Por lo menos ella está bien》 piensa él.
—ERES UN HOMBRE Y TE DA MIEDO UN POCO DE DOLOR. QUE COBARDE -le grita Luzmila seria. Ella es una mujer que Gregory convirtió en vampiro y ahora es su sirvienta, aunque él la trata como a una compañera.
Varios de los presentes sonreían o se reían, a pesar de que algunos no conocía《Y todos son seres sobrenaturales o mágicos》 Él los veía normal, pero Patrick era un brujo, Román era un mago, Maribel una bruja nigromante, Gregory, Luzmila y Boxer eran vampiros, Edgar un licantropo y Alex un hechicero.
Los que aún no conocía era al joven de cabello rubio al lado de Román, la mujer de grandes senos y ropa muy corta que lo observaba como si quiera comérselo y el hombre de cabello verde con cuernos (obviamente un demonio) que miraba de manera muy seria.
—¿Qué tengo que hacer? -pregunta Leonardo armándose de valentía. No quería verse débil frente a los presentes.
—Arrodillate y cierra los ojos -le ordena Naharis.
Leonardo se arrodilló. Naharis tocó su frente con su garra negra. Él vio su mente oscura y tuvo una sensación extraña recorrer su cuerpo, como si su sangre empezara a arder.
No podía despertarse, estaba hipnotizado. Su sangre ardió tanto que comenzó a gritar desesperadamente.
Leonardo sintió una mano en su hombro y el dolor fue desapareciendo. La mano se retiró. Abrió los ojos y vio la situación. Una confrontación entre Naharis y el chico rubio de ojos gris con verde, que poseía unas alas brillantes, un ángel.
—A ustedes les gusta involucrarse en lo que no le importa -se queja Naharis molesta.
—LO ESTABAS LASTIMANDO -le grita el ángel también enojado.
—Me dejé llevar un poco.
—¿Un poco? Le estabas destruyendo por dentro.
Todos se habían acercado. El hombre de cabello verde largo y ojos amarillo con verde, sostenía a Naharis quien miraba al ángel con mucho odio.
—No me mires así Asahi, tu mujer casi mata a este hombre -le reclama a Asahi, quien quita su mirada de él, porque sabía que su esposa se había sobrepasado.
Él también era un demonio al igual que Naharis.
—NAHARIS ESE NO ERA EL TRATO -le grita Patrick muy enfurecido. Su aprendiz casi muere dos veces durante ese corto tiempo- Si no fuera por Adrián podría estar muerto.
Naharis se dio de cuenta de lo grave que hizo —Lo siento, es que su poder está sellado.
—¿Sellado?
—Sí, intentaba romperlo, pero no pude.
—Primero romperías su cuerpo antes que el sello -contesta Adrián, el ángel.
—¿Qué? -Leonardo estaba en shock. Ya no quería despertar su magia. Era más peligroso de lo que imaginaba.
—Perdón Leo, no era mi intención. El ángelito aquí presente me detuvo a tiempo. No me di de cuenta de tu situación -se disculpa Naharis con arrepentimiento.
—Voy a morir intentando despertar mi magia.
—El problema es quien y por qué te pusieron un sello -dice Patrick. Ya le parecía raro que la magia de Leonardo no saliera con nada.
—Yo no recuerdo nada -responde Leonardo. Si hubiera sucedido algo raro, él estuviera enterado.
—Puede que haya sido cuando eras bebé. Sé que tu padre no heredó la magia, pero sabía que Eugenio era brujo y que tu también lo heredaste.
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Editado: 21.04.2022