Capítulo 20

   Karina se despertó muy temprano. Los rayos del sol se reflejaban a través de las ventanas. No pudo seguir durmiendo así que se levantó. Tomó su celular y revisó las redes sociales.

  Después de unos minutos salió de su habitación. Eran las ocho de la mañana y Leonardo no se había despertado aún.

  Estaba aburrida. Se puso a ver a su alrededor y el calendario que estaba colgado en la pared le llamó la atención. El 19 de octubre tenía marcado un círculo azul.

《¿Será algún cumpleaños? Ahora que lo pienso no sé cuando cumple él》

 Leonardo se despierta y camina bostezando. Le tomó mucho trabajo dormirse, por culpa de todas las preocupaciones que invadian su mente.

—¿Qué sucede el 19 de octubre? -le pregunta Karina cerca de la pared.

 Leonardo no comprendió la pregunta —Nada, que yo sepa.

—Aquí en el calendario está marcado ese día.

—Este era el apartamento de mi tío y sus cosas.

  Eran las diez de la mañana. El sonido del timbre sonó. Leonardo abrió y allí estaba Konogi vestida con un vestido corto azul claro y con un gran escote que mostraba sus grandes senos. Ella siempre vestía muy exuberante.

—Hola -dice Leonardo incómodo. 

—Hola, cariño ¿Podemos hablar?

  Ella le hizo señas para que saliera al pasillo.

—Me ha dado curiosidad ese misterio que posees. Tengo el presentimiento de que algo buscas y quiero saber que es -dice ella acariciando se pecho. 

—Lo siento, pero no tengo nada que contarte -se encontraba muy nervioso.

—¿Seguro? Yo no le diré a nadie. Tu secreto está a salvo conmigo y podemos tener otros secretos, más personales, más íntimos -ella decía eso lamiendose los labios para provocarlo.

—No... tiene nada que ver... contigo.

—Entonces no te cuesta nada comentarmelo ¿Verdad?

  Konogi tenía el encanto de seducir a los hombres y el aura que desprendía los súcubos podía hacer caer a muchos hombres.

—Yo... -él se encontraba muy nervioso. No se podía negar que Konogi era una mujer muy hermosa y con un cuerpo muy voluptuoso.

—Si me lo cuentas yo puedo ser cariñosa contigo.

—¿Cariñosa?

—Muy cariñosa -insiste ella pegándose más a su cuerpo.

—Él no tiene que decirte nada, perra chismosa -interrumpe Karina molesta quien había salido del apartamento.

—¿Perra chismosa? ¿Una licantropo me dice perra a mí? -se enfurece Konogi apartándose de Leonardo.

—Leonardo entra al apartamento -Karina le ordena a él con autoridad.

—¿Qué?

—¡ENTRA!

 Leonardo entró. No entendía porqué ella se encontraba tan molesta, pero no pensaba llevarle la contraria. Sentía el ambiente tenso y le asustaba que sucedería entre ellas.

—¿Qué sucede? ¿Celosa? -le pregunta Konogi con una sonrisa de triunfo.

—Yo no estoy celosa.

—Yo soy una mujer y sé muy bien sobre esto.

—No sé de que hablas -responde Karina con disgusto. 《¿Por qué yo estaría celosa de Leonardo?》

—¿No sabes o no quieres darte de cuenta?

—Dejate de tonterías.

—Tus sentimientos hacía él -dice Konogi lentamente con sinceridad. Para ella era más que obvio que entre Karina y Leonardo existía sentimientos.

—Yo no tengo... -Karina se encontraba incómoda. No sabía como responderle.

—Soy una súcubo, puedo sentir esas cosas. Estás muy enamorada de él, por eso te alteraste tanto, por tus celos.

—Dices eso para molestarme. ¡Alejáte de Leonardo!

  Karina entró al apartamento cerrando la puerta con fuerza. Estaba furiosa. No creía lo que Konogi decía  《¿Yo, enamorada de Leonardo?》

—¿Está todo... bien? -preguntó Leonardo aterrado por el rostro de furia de Karina.

—Sí -contestó con sequedad.

—Estás roja  ¿Te pasó algo? 

  Leonardo se acercó y Karina se puso más roja. Las palabras de Konogi bailaban en su mente 《¿Amor?  No puede ser eso》

—Nada, sólo me alteré. Es peligroso que mucha gente sepa lo que investigamos -responde disimulando lo que sentía y pensaba.

—No le dije nada.

—Pero como te encantó que ella te tocara y se te insinuara.

—Yo... no se lo pedí -se excusa Leonardo.

—Pero tampoco te reusaste.

—No sabía que hacer -él estaba nervioso. Intentaba explicar, pero las palabras se le trababan.