Capítulo 33

   Leonardo y Karina regresaron al apartamento. Él estaba emocionado, por fin había invocado a su propio espíritu familiar. Ya se sentía más como un brujo de verdad.

  Azur caminaba a su lado y por alguna razón los demás espíritus familiares los siguieron, Naim el zorro de Patrick, Beilla la tigresa de Román y hasta Katia la cobaya de Maribel fue convencida (obligada) por Naim.

—¿Por qué están todos los espíritus familiares aquí? -le susurra Karina a Leonardo.

—Dijeron que vinieron a animar a Azur en su práctica.

—¡Empecemos! -dice Naim.

  Se encontraba sobre el mesón de la cocina al igual que todos los demás espíritus familiares.

—¿Por qué eres el que da órdenes? -pregunta Leonardo, señalándolo con el dedo.

—Porque soy el que más experiencia tiene y punto -replica él con autoridad.

—Igualito de mandón que su amo.

—Leo, utiliza algo de poder de Azur -ordena Naim.

—¿Cómo?

—Conectándote con él. Y tu Azur transfierele tu poder.

  Leonardo y Azur se miraron por un buen rato. No tenían idea de lo que quería Naim.

—¡Hagan algo! -los regaña Naim.

—Es que no sabemos como hacerlo -responde Azur.

—Es muy pronto para eso. Deben conocerse mejor -comenta Beilla, recordando la vez que fue invocada por Román. Todo le parecía extraño y le daba miedo.

—Tienes razón. Deben familiarizarse antes -contesta Naim pensando.

—Lo principal es que Leonardo aprenda a controlar su magia -dice Karina.

—Sí, yo quiero ver -se emociona Azur.

  Leonardo saca su varita y apunta a la mesa que se encuentra en medio de la sala  y la eleva por unos centímetros del suelo.

—¿Eso es todo? -pregunta Naim.

—No te imaginas lo que me costó llegar hacer eso. Controlar la magia no es tan fácil. Intentar concentrar todo en un sólo sitio para utilizarla, la varita me ayuda en ese sentido. Apenas voy iniciando -contesta Leonardo irritado- También he aprendido otras cosas. 

—¡Queremos ver! -dice Beilla.

—Hasta ustedes me tratan como si fuera un espectáculo.

—Eso es lo que haces.

—Practico mi magia. No estoy para entretenerlos -se queja Leonardo cruzando sus brazos.

—¿Y por qué ustedes no le muestran a Azur lo que hace un espíritu familiar? -pregunta Karina.

—Buena idea, aunque nuestro poder suele estar combinado con nuestro mago o brujo, también tenemos nuestros propios poderes -dice Beilla con orgullo.

—Empezaré yo -informa Naim.

  Naim salta del mesón y se transforma en un gran zorro con enormes colmillos y múltiples colas, parecido a un zorro de fantasía.

—¿Yo puedo hacer eso? -pregunta Azur asombrado.

—Necesitas un gran control de tu poder. No es una transformación fácil de hacer -responde Naim volviendo a su forma de zorrito- Es tu turno Beilla.

  Ella se concentra y lanza una bola de fuego por la boca. 

—También podemos usar algunas técnicas mágicas sin necesidad de nuestro amo.

—Katia, es tu turno -le dice Naim.

—¿Yo?

—Muestra tu poder ¡Supera tu timidez! -la anima Leonardo y lo demás lo imitan.

—¡Tú puedes! -dice Beilla.

  Katia se baja del mesón de la cocina con lentitud y respira. Estaba nerviosa ya que había tantas personas que la observaban. Su pequeño cuerpo cambió a una chica rubia de baja estatura parecida a Maribel.

—Yo te he visto ¿Tú eres la hermana de Maribel?  -dice Naim recordando una vez que vio a lo lejos a esa chica con Maribel, que ella después comentó que era su hermana.

—No, Maribel... quería que la acompañara al cine así que me hizo pasar como su hermana -dice Katia en voz baja.

—No sabía que podían transformarse en personas -comenta Leonardo.

—Yo tampoco -dice Beilla.

—Román todavía es un mago de nivel medio. No podrías transformarte en humano hasta que él no aumente de nivel -les contesta Naim.

—Todo culpa de Román. Ya no practica su magia y además tiene un trabajo común. Yo quiero transformarme en persona -contesta Beilla enojada.

—No todos quieren llegar a ser poderosos y más cuando debes esconderlo de los demás.

***