Un Encuentro con el Destino

Capítulo 3

Bueno en todo caso lo de la ventana no era una buena idea pues no se si era por solo pensar en saltar por ahí o por el viento helado pero ya sentía mi cuerpo medio tieso, la enfermera amablemente cerró la ventana y luego me ayudó a volver a la cama, la pobre se veía tan preocupada que no puedo ni imaginar la cara que hubiera puesto si le contaba lo que planeaba hacer.

La enfermera tomó control de mi estado y luego llamó al doctor, a pesar de que saldría esa tarde mi brazo seguía lleno de mangueritas que sentía que cuando me las quitaran iba a quedar con agujeros por todos lados y... claro también que dolía un tantito nada más pero bueno, finalmente llegó el doctor y decidió que era hora de retirarlas, la verdad es que el doctor era muy guapo...por fin descubrí el rostro tras de la voz grave que escuche antes, ¡¡¡aahh!!!... en serio era tan guapo creo que me enamoré a primera vista.

Cuando terminó, el hermoso doctor me miró fijamente y me sonrió por un momento, de inmediato sentí que nuestras almas se conectaron... bueno o al menos la mía sí lo hizo.

- Parece que ya se encuentra bien, pero es mejor que se quede hasta mañana para asegurarnos, además hay una persona que desea verla y vendrá mañana - fue lo que dijo el doctor. Cuando mencionó lo último me preocupé y mucho. Pero… ¿Quién? ¿Quién desearía visitarme a mi? Pues mi familia no era ¿conocidos? No lo creo, no se si ya se los dije pero soy bastante antisocial; así que me quedaba una sola opción, el poste con el que me choque.... o no, no puede ser debo salir de aquí....

El doctor terminó la revisión y se fue deseando que tuviera una pronta recuperación, también dijo que debía mantener reposo, no caminar mucho pues aunque no era tan grave era una herida en la cabeza y no debía sobreesforzarme demasiado en cualquier caso me pidió que lo llamara si llegaba a sentirme mal, aunque ciertamente esa no era la causa de mi angustia. Al ver mi cara de preocupación, la enfermera sonrió amablemente y dijo que si tenía calor, podía pasar por la cafetería que se encontraba en el primer piso y tomar un refresco antes de acostarme, de inmediato estuve de acuerdo ya que tenía una nueva idea para escapar.

Ella misma me acompañó hasta el ascensor. De verdad no me esperaba eso, por otro lado esta vez mi plan era perfecto e ir a la cafetería me beneficiaba mucho

Al llegar al primer piso, me dirigí a la cafetería y pedí un café en lugar de un refresco, después de todo era gratis, pues de lo contrario no hubiese pedido absolutamente nada, sorprendentemente para ser mi primera vez en un hospital no estaba nada mal.

Mientras terminaba mi bebida exploré el lugar cuidadosamente en busca del mejor medio de escape...; no es que quisiera irme sin pagar y robarle al hospital, no…solamente quería conseguir el dinero antes para pagarles, de lo contrario tendría que limpiar baños o tal vez lavar sábanas para reponer los gastos y eso me llevaría una eternidad, aunque en el último de los casos era mucho mejor que ir a la cárcel.

La entrada principal del hospital era vigilada por dos grandes y fornidos guardias de seguridad y estaba convencida de que no sería fácil distraerlos, pero mientras deliberaba sobre que hacer pude notar que en la parte lateral había una pequeña puerta y al contrario de la otra no tenía vigilancia. Me escabullí disimuladamente como una súper espía y finalmente logré salir, caminaba muy rápido para alejarme lo más que podía… pero de pronto…

- ¡Señorita espere un momento! - escuché la voz de una mujer detrás de mí, sin embargo no me detuve y aceleré aún más el paso, seguro me llevarían a prisión; desesperada corrí y corrí lo más rápido que pude para que no me atraparan, seguro que si hubiese sido una maratón… pues yo la ganaba por lo rápido que iba, de eso estoy segura; ¡¡Uhf!! de repente, sentí un dolor agudo en el pecho, mi corazón quería salirse del pecho y mi respiración se entrecortaba, avanzaba con dificultad y…finalmente… Oh las enfermeras que me perseguían me alcanzaron. Yo estaba totalmente agotada y respiraba con dificultad, ahora apoyada en las enfermeras volvía lentamente al hospital, sí, volvía luego de haber corrido cinco cuadras al tratar de escapar; cuando llegamos finalmente me desmaye nuevamente por el cansancio, bueno creo que con eso gané tiempo pero… qué excusa podía poner, ¿Ejercicio tal vez? ¿ Y si les decía que practicaba para una maratón? algo era seguro, esta vez no tenía salvación, estaba perdidaaa…




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