Un nuevo día comenzó y recordé todo lo que pasó con Leondre la noche pasada, él me había invitado a cenar y yo acepté. No sabía qué ponerme, tenía muchos vestidos pero ninguno era para la ocasión, así que decidí ponerme el vestido que usé el día que iba a cenar con Leondre (cuando no llegó); incluso él me dijo que iríamos al mismo restaurante y que esa vez si estaría. El concierto de Bars and Melody ya era en un día y Leondre me recalcó que no tenía ensayos y que ya había apartado esa noche para mí.
—Mamá, hoy cenaré con Leondre y estoy demasiado contenta por eso —dije con una sonrisa.
—Eso es una gran noticia, Emma —sonrió—, de todos modos no llegues tarde porque no me gusta que estés en la calle muy noche.
—Está bien, mamá —reí—, pero ahora estoy pensando si esta noche me pedirá que sea su novia —dije.
—Yo digo que sí, ambos ya saben lo que sienten y lo que son, creo que ya es hora que se den la oportunidad de estar juntos, se lo merece —dijo mi mamá.
—¿Le digo que sí? —pregunté.
—¿Entonces para qué preguntas si te pedirá? —preguntó.
Reí.
—Perdón, estoy muy nerviosa, ya no sé lo que digo —dije.
—Ay, Emma, tú siempre —rio.
Subí a mi habitación y Leo me siguió. Puse el vestido en mi cama y sonreí, era uno de mis favoritos.
—¿Crees que me pida, Leo? —pregunté.
El nombre que le puse era el mejor, por una parte pensar tanto no valió la pena pero por otra parte era lo mejor, ya que estaba a gusto con el nombre y además significaba mucho para mí porque lo hacía en honor a Leondre.
Me sentía muy nerviosa por lo que podría pasar esa noche, no quería hacerme ninguna expectativa porque tenía miedo que no se cumpliera, de todos modos esperaba que fuera lo que pensaba. Es que quería hacer oficial la relación con Leondre, quería que se acabara el sufrimiento de querer estar con él, estuve mucho tiempo pensando si era lo correcto y estaba decidida. Tenía mucha seguridad de lo que pensaba, estaba segura de querer estar con él y entregarle mi corazón, estaba segura de que él me hacía la persona más feliz y no iba a soltar eso por nada. Quería luchar por lo que quería y estaba dispuesta a hacerlo.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el tono de llamada de mi celular, era Alexis.
—Hola —saludé cortantemente.
—Te juro que es importante —dijo rápidamente.
Rio.
—Habla —dije.
—Iré a México después del concierto, mi mamá me acaba de hablar para decirme que mi tío está en el hospital y está grave, quieren que esté con ellos y no podré cuidar a tu perrito esos días y tampoco acompañarte por los instrumentos para el estudio —dijo.
—Alexis, no te preocupes por eso, no es importante que lo cuides y que me acompañes a comprar los instrumentos, yo veré eso —dije.
—En verdad quería acompañarte y también cuidar a tu perrito, sé que significa mucho para ti.
—En serio, Alexis, no te preocupes, además Leo ya está grande —dije.
—¿Quién es Leo? —preguntó.
Ahí recordé que Alexis no sabía del nuevo nombre de mi perrito.
—Es cierto, no te conté nada —dije—, Leo es el nuevo nombre de mi perrito.
—Me encanta ese nombre, es la abreviación de Leondre, ¿lo hiciste por mí? —preguntó Alexis.
Solté una carcajada.
—No —reí.
Alexis rio.
—Da igual, al menos ya lo llamaremos por su nombre y no como perrito —dijo.
—La verdad sí, tampoco me gustaba —dije.
—En fin, al parecer estaré de vuelta en una semana, al menos podré verte mañana.
—Cuentas conmigo para lo que sea, sabes que puedo ir a México si lo necesitas.
—No, tienes planes y no quiero arruinarlos, mañana es el concierto y podré verte, además tienes cosas que hacer —dijo.
—Está bien, de todos modos iré si lo necesitas.
—No creo necesitarlo pero lo tomaré en cuenta.
Reí.
—Por ahora ya debo irme, arreglaré algunas cosas —dijo.
—Todo estará bien, no lo olvides —animé.
—Gracias, Emma —dijo.
Nos despedimos y colgamos.
—Ay, Alexis —pensé.
Agarré mi laptop y me senté en mi cama, la abrí y comencé a revisar algunos correos. En ese momento me llegó un correo del mánager de Alan Walker y rápidamente lo abrí.
—«Buenas tardes, señorita Emma, le envío este correo para decirle que ya tenemos el hotel donde se hospedará con su mánager; también le envío esto para notificarle que las grabaciones serán todo el día, si terminamos antes podremos empezar a grabar las escenas para el video oficial. Muchas gracias por aceptar la colaboración, le mando un cordial saludo» —leí.
Nos enviamos unos cuantos mensajes y el mánager de Alan me dijo que grabaríamos todo en Oslo, la capital de Noruega, era muy conocida por tener demasiadas áreas verdes y varios museos.
Extrañaba subir canciones a mi canal de YouTube, no podía hacerlo porque no había firmado contrato con la disquera y no podía grabar nada de canciones por eso. Tenía que desprenderme de la anterior disquera y eso sería posible después de la colaboración con Alan.
Me dirigí a la habitación donde sería el estudio y Leo me siguió, solo que me detuve en la entrada porque él no podía pasar.
—Leo, no puedes pasar porque habrán muchos cables e instrumentos —dije.
Leo ladró y se acostó en la entrada, yo sonreí y lo acaricié.
La habitación era grande y quería aprovechar ese espacio para poner muchas cosas, instrumentos, sillones, luces, micrófonos con su escudo anti ruido, altavoces, interfaces gama para el audio, paneles en la pared para evitar el eco, tripiés, una computadora especial para eso, entre más cosas. Eran demasiadas cosas y de alguna manera eso me desesperaba.
—Cielos, es demasiado —pensé.
Salí de ahí y me dirigí a mi habitación con Leo siguiéndome.
—¡Emma, a comer! —exclamó mi mamá desde la planta baja.
Bajé corriendo con Leo y nos dirigimos al comedor.